No había visto aún “What is a women”, un documental estadounidense sobre cuestiones de género y transgénero, producido por The Daily Wire y dirigido por Justin Folk. Lo presenta el comentarista político Matt Walsh, quien comienza exponiendo la problemática de entender a la mujer en una cultura que no sólo niega las diferencias entre niños y niñas o considera que no son importantes, sino que defiende que la identidad masculina o femenina la decide cada cual según lo que siente.

Con esta inquietud, el periodista acude a una terapeuta familiar para consultarle lo siguiente: “Si te identificas con ser mujer, ¿entonces lo eres?”. La profesional le responde que sí, pero que aún vivimos según imperativos de género impuestos, es decir, que desde el momento en que una bebé es “asignada” femenina, es obligada a usar determinada ropa, entretenerse con ciertos juegos, viendo condicionada su vida por las expectativas sociales. La pregunta que le lanza entonces el periodista es sobre quién asigna este ser femenino: “¿Los doctores? ¿Y en qué se basan?”. “Básicamente, en los genitales. Y ahora sabemos que el sexo y el género son mucho más que binario”, asegura la terapeuta. “Si es así, ¿cómo puedo saber que no soy una mujer?”, insiste el presentador. Al no obtener respuesta, le sugiere la cuestión que centra el reportaje: “Mi madre me dio a luz y es una mujer; mi esposa es una mujer. ¿Qué es una mujer?”. “Yo no soy una mujer y no puedo responder”, replica la psicóloga.

La escena parece un sketch de los hermanos Marx, pues, sin entrar en el argumentario de la entrevistada, resulta surrealista ser incapaz de definir las categorías con las que uno trabaja. Es como si a un veterinario le preguntas qué es un caballo y alega que no puede responder al ser una persona y no un equino. El documental continúa con el periodista compartiendo el interrogante “¿qué es una mujer?” en diferentes ciudades y países con personas en la calle, políticos, deportistas, médicos o académicos. Ninguno sabe dar una respuesta.

¿Qué es una mujer? ¿Por qué es tan difícil de contestar? ¿O no lo es, ya que se trata de una pregunta sencilla? Una mujer es una persona del sexo femenino que ha llegado a la edad adulta. Lejos de enfrascarme en polémicas sobre las teorías de género (el documental ha traído cola), lo que más me llama la atención de este programa es que la gente no quiera ni siquiera acudir a esta definición natural. ¿Qué está pasando para que no se pueda reconocer a una mujer, como se reconoce un olivo o una paloma? Pues que la sociedad anda fanatizada o lobotomizada, por una ideología u otra, y ha perdido la perspectiva de la realidad, que no depende de lo que se quiere o no se quiere: las personas y las cosas son lo que son.

“La modernidad es la sinceridad, hacer lo que hay dentro de cada uno”, leía esta mañana en una entrevista en ABC a unos bailarines que presentan su nuevo espectáculo de danza. Una frase que “suena bonito”, pero que es ilógica y reveladora de la contradicción que ha traído la modernidad. Entiendo que estos artistas se refieren al modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos, y ciertamente la sinceridad implica actuar en conformidad con lo que se piensa o se siente. Pero el término está asociado a la verdad (quien es sincero, dice la verdad) y no a la liquidez emocional. Hoy se niega sin ambages que existe la verdad. Si ya no hay verdad, no puede haber sinceridad; es de cajón.

Por cierto. Recomiendo el documental, pero sólo a quienes estén dispuestos a quitarse las lentes de colores políticos y apartar fobias ideológicas (a uno y otro lado) para verlo.