Felicidad, sentido y hedonismo (Gloria Bernabé, Paraula)
Noticia publicada el
domingo, 15 de octubre de 2023
La edición de 2022 de la Encuesta Social General (GSS), el barómetro social más importante de Estados Unidos, ha revelado que las mujeres y hombres más felices están casados y con hijos. Sin embargo, este dato contrasta con otros estudios encontrados, concretamente en Europa, en los que se indica que las mujeres solteras y sin hijos son las más felices. Existen numerosas claves para interpretar bien estos datos, la más fundamental sería el concepto de felicidad que tienen las personas; la investigación sobre la felicidad en psicología ha diferenciado, entre felicidad hedónica (basada en el logro del placer y evitación del dolor) y la felicidad eudaimónica (basada en la autorrealización y el sentido de plenitud).
Aunque se reconoce que todas las personas necesitamos ambos tipos de felicidad, la investigación apunta a que la búsqueda de significado predice en mayor medida el bienestar que la exclusiva búsqueda de placer. Es evidente que el matrimonio y los hijos aportan vínculos estables y un espacio privilegiado para el desarrollo de la afectividad y un sentido de la vida que nos lleva a una mayor plenitud. Sin embargo, un peligro al que se ven sometidas muchas familias es a la sobrecarga de rol; por ejemplo, las madres, además de ese rol, tienen otros muchos más; son esposas, nueras, cuñadas, hijas…, además de otros roles sociales y laborales.
Cuando la sociedad deposita numerosas demandas en la familia, ésta va a tener que responder a los diversos roles con los recursos con los que cuenta (psicológicos, sociales, económicos…) y, en muchos casos, la sobrecarga no permitirá el disfrute de los hijos ni tampoco la búsqueda del placer, por lo que su felicidad se verá comprometida.
Por otro lado, la soltería puede correr el peligro contrario, que ante la ausencia de una fuente de sentido tan importante como la familia, se caiga en el vacío o en la búsqueda exclusiva de una felicidad hedónica, no llegando a conseguir que la vida sea tan significativa, y por tanto, tan plena. Por todo ello, cabe plantearse una serie de cuestiones: ¿puede la sociedad actual ayudar más a las familias en su cometido de criar y educar a sus hijos?, ¿puede la investigación revelar qué fuentes de sentido proporcionan una mayor felicidad?, ¿para qué tipo de felicidad estamos educando a las generaciones actuales? La respuesta ante la búsqueda de la felicidad se perfila a través de la significatividad, resaltando los términos de “implicación” (en el amor, en la familia, en las relaciones con los demás, en el trabajo…etc.) y “crecimiento” (personal, espiritual/religioso…etc.) en la consecución de una vida más plena y llena de sentido.