Jeff Bezos y la eterna juventud (Carola Minguet, Religión Confidencial)

Jeff Bezos y la eterna juventud (Carola Minguet, Religión Confidencial)

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Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, anda detrás de una compañía, Altos Labs, que ha sacudido el mundo de la ciencia. El objetivo es revertir los estragos del envejecimiento que llevan a la discapacidad y la muerte. “Evitar la muerte es algo en lo que hay que trabajar”, apunta el magnate en una carta dirigida a los accionistas de Amazon, según recoge un reportaje publicado recientemente por la revista XL Semanal. Altos Labs se habría gestado durante la pandemia y reúne a los biólogos y genetistas del planeta en la vanguardia de la reprogramación celular.

¿Por qué envejecemos y morimos? La respuesta biológica reconoce que se trata de un proceso regulado por la selección natural y la teoría más aceptada es la del soma desechable, que sostiene que la muerte es un producto de la evolución (es útil para la especie; de lo contrario, se reduciría la diversidad genética). Según esta perspectiva, si fuera mejor vivir para siempre, la evolución hubiera apostado por mecanismos de autorreparación celular. Y no lo ha hecho. Si conseguimos enmendarla, ¿no nos estaremos pasando de listos?, se pregunta el periodista que firma el reportaje.

A mí me surge otra pregunta: ¿Para qué este empeño? Es probable que el equipo de investigadores logre maquillar nuestra vulnerabilidad alargando los años de vida, en su búsqueda del elixir de la eterna juventud (que, por cierto, no resulta nada novedosa). Pero, aunque sea a los ciento cincuenta años, todos vamos a tener que afrontar el miedo a la soledad, al dolor y responder ante el hecho irreversible de la muerte. Y no sabemos el día ni la hora.

Me ha venido a la cabeza mi buen profesor de Literatura durante el bachillerato, que, entre otros textos, nos invitaba a leer novelas rusas que luego comentábamos en clase para abordar el sentido de la vida y el sentido de la muerte (van aparejados, es imposible desligarlos). Una de ellas fue La muerte de Iván Ilich, de Lev Tolstói, donde el autor enfrenta al protagonista a este último trance para que pueda llegar a un descubrimiento fundamental: que su vida no había sido lo que debía, pero aún estaba a tiempo de remediarlo.

El hombre precisa de una referencia trascendente para evitar la mentira, pero no la muerte, que nos rodea a lo largo de toda nuestra existencia hasta que nos visita personalmente. Y no necesita tanto que su biografía sea larga como que tenga sentido.

Quién soy. Para qué vivo. Propongo a los precursores de esta nueva start-up que se reúnan y planteen estas cuestiones. No estaría de más -cuentan con presupuesto de sobra- que fichen a algún filósofo en sus filas (hace unos días, en un foro, la catedrática de Ética de la Universitat de València Adela Cortina apeló a que ciencia y humanidades trabajen juntas). Es verdad que muchos de los que se denominan así se han convertido en meros instructores de teorías, pero aún quedan… Si no, que acudan a la biblioteca; que buceen en siglos de historia y pensamiento, la naturaleza humana no ha cambiado y tenemos valiosos despertadores de la realidad… ¿Amazon no comenzó siendo una librería?

 

Carola Minguet es responsable de Comunicación.

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