La vuelta al cole ha estado protagonizada por el caso Almendralejo, también llamado de los falsos desnudos. Ya hay más de 30 denuncias y 15 identificaciones de menores, de los que, al menos, cinco tienen 14 años. Los jóvenes tomaron fotos de sus compañeras de colegio, y sin su consentimiento, utilizaron una app de Inteligencia Artificial para transformar esas imágenes en cuerpos desnudos, que posteriormente difundieron. En tertulias de televisión y otros medios son frecuentes estos días las reflexiones sobre qué hacer para que esto no vuelva a suceder o cuáles son los factores relacionados, de modo que permítanme aportar mi pequeña reflexión.

Partiendo modelo de persona basado en la visión personalista de san Juan Pablo II y en conexión con el legado del neurólogo y psiquiatra, Víctor Frankl -superviviente de Auschwitz hablamos de aproximarnos a la realidad humana contemplando todas sus dimensiones: la física, la emocional, la espiritual, la social y la cognitiva.

Todos tenemos la certeza de que somos mucho más que un cuerpo. Y el cuerpo es mucho más que sólo la dimensión física de nuestro ser. Cuando recibimos a una persona, llamémosle María, no pensamos “Ya ha llegado el cuerpo de María”, pensamos: “Ha llegado María”. Y el cuerpo expresa toda su persona: personalidad, miedos, fortalezas, inquietudes, deseos…

Nuestros niños y jóvenes viven en una sociedad hipersexualizada en la que el cuerpo de la mujer se sigue utilizando como reclamo en campañas publicitarias de todo tipo y como objeto de placer con libre acceso en plataformas como PornHub. En España, la edad media del primer contacto con la pornografía está entre los 9 y los 11 años. Se produce de forma accidental en un 18-30% de los casos, lo que quiere decir que les asalta una imagen en el ordenador haciendo un trabajo para el colegio, por ejemplo.

La educación afectivo sexual en España sigue siendo una asignatura pendiente, y así lo demuestran quienes defienden que el caso Almendralejo era tan sólo una “broma”. Las políticas y los medios promueven desde hace una década las prácticas sexuales basadas casi exclusivamente en la obtención de placer, donde lo importante es la satisfacción de uno mismo en torno a la genitalidad. Y así nos va.

Es urgente ofrecer a nuestros niños y jóvenes una formación integral, donde aprendan no sólo cómo es su cuerpo, también cómo expresa su persona, cómo se relaciona con los demás, qué papel juegan las emociones... Necesitamos aprender que somos mucho más que un cuerpo. El daño que han sufrido estas menores con la difusión de las imágenes afecta a toda su persona.

María Fernández Mora, fundadora de la asociación Declic, en el Discurso al Senado francés el pasado junio (2022), ya resumió las principales consecuencias del acceso precoz e ilimitado a pornografía: aumento de la violencia, impacto de la sexualidad, adicción y psicopatología. En España hace tiempo que investigadores y clínicos están trabajando en visibilizar la gravedad de la situación, reclamando una ley que regule el acceso a pornografía aplicando filtros de acceso