Comunicado de la Catedra Caridad Santo Tomás de Villanueva de la UCV ante la guerra en Ucrania
“¡Que callen las armas!”
Noticia publicada el
viernes, 4 de marzo de 2022
“Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría” (Sab 7, 7)
Valencia, 4 de marzo de 2022. La Cátedra de Teología de la Caridad de la UCV ante la guerra que ha provocado Rusia en Ucrania quiere hacer una reflexión al tiempo que pide por la Paz.
El Papa Francisco ha hecho un nuevo llamamiento por la Paz en Ucrania: “¡Que callen las armas!”.
El Papa ha pedido que roguemos a Dios con más intensidad: “Estamos conmocionados por esta guerra: ¡Que callen las armas! Dios está con los que hacen la paz, no con los que usan la violencia”.
Esta necesidad que brota de lo más profundo del ser humano, parte de los interrogantes de sentido que han sido asaltados por este tema bélico, por ello surge espontáneamente una oración del corazón del hombre, que necesita restablecer lo que él no puede y pide a Dios una conciencia universal que nos haga descubrir la opción por el bien desde nuestra libertad.
Paz en la Tierra a través de todos los hombres de buena voluntad.
Al invadir un territorio soberano, Rusia quiere anexionar a una nación que democráticamente quiere ser ella misma, seguir teniendo sus signos de identidad propios y mantener su libertad. Casi todas las naciones del mundo están contra esta decisión de Rusia.
En los últimos días, la Unión Europea ha clamado a favor de Ucrania y ha condenado la agresión rusa. Lo mismo termina de hacer China, aunque sea de una manera más discreta.
El armamento nuclear que Rusia tiene tras de sí y que ciertas declaraciones han hecho ver que podría ser en algún momento utilizado han hecho temblar a la Tierra. Esta terrible agresión psicológica es suficiente para que no sólo alcemos nuestra voz contra la guerra, sino que nos planteemos de nuevo el tema del desarme nuclear que distintas naciones tienen en su haber. Algunas naciones no suscriben los acuerdos internacionales sobre la no proliferación de armas nucleares rompiendo el equilibrio mundial.
El fantasma de las armas nucleares de nuevo, viene a nuestras mentes representando terror y miedo e, incluso, frustración de, no sólo no poder hacer nada para que este fantasma no aparezca de forma recurrente, sino que nos incapacita para tener una visión nítida de la forma de responder ante ello.
Deberíamos promover una sensibilidad para la desescalada nuclear y hacerlo con la objetividad y rigor que merece este tema esencial: pensamiento, tecnología y estructura necesaria, para que nadie se aprovechara de quedarse en la retaguardia con estos arsenales para seguir imponiendo sus criterios ante la comunidad internacional. Argumentos que no suelen ir precedidos por la razón cuando se intenta, como es el caso, someter a una nación soberana y, por ello, es un tema que ha de contar, para adentrarnos en él, con los conocimientos politológicos, geoestratégicos, armamentísticos y los consensos necesarios entre naciones.
Queremos hacer constar que los ejércitos de las naciones democráticas son embajadores de la paz porque ellos van delante, arriesgando sus vidas, cuando hay algún conflicto y, por ello, tienen nuestra admiración y respeto.
El pueblo ucraniano está ejerciendo la legítima defensa militar, que no es sólo un derecho sino un deber de no dejar morir a los suyos inocentes, y la responsabilidad moral del conflicto es sólo del invasor. Negar esta obligación de los ucranianos y no ayudarles sería una perversión moral.
La Cátedra de Teología de la Caridad Santo Tomás de Villanueva sugiere que todas estas dimensiones que estamos enumerando pudieran ser presentadas en un altísimo organismo internacional y se eleve un ruego a las naciones que tienen en su poder este tipo de armas letales universales, que busquen soluciones serias para que la amenaza del terror nuclear y la posibilidad de la destrucción universal desaparezca, ya que conlleva la pérdida de personas, patrimonio y medio ambiente con las consecuencias físicas, psicológicas y de pobreza que dejarían a aquellos que aún siguieran viviendo.
Paz a los hombres de buena voluntad
Para que la Tierra tenga armonía y concordia, ayudemos a crear una sensibilidad con la que todo hombre, creyente o no, ame la paz, pudiendo experimentarla y, desde su corazón y razón, expandirla a todo el universo.
Recemos por la Paz.
En muchos lugares del mundo se está rezando porque se ponga fin a la guerra, incluso personas que dicen no tener fe, se postran unidas a sus hermanos pidiendo a Dios la paz. Para que la libertad humana se muestre favorable a este don y tarea de construir y no destruir, de servicio y comunión.
Recemos por la Paz.
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Nota sobre las imágenes: