La Universidad Católica de Valencia ha celebrado el I Congreso Internacional de Políticas Educativas entre Europa e Iberoamérica, en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). El simposio ha reunido a expertos e investigadores para reflexionar sobre las políticas educativas desarrolladas en ambos continentes, concretamente en el contexto de la formación docente y la educación digital. Una de las razones principales es que la pandemia provocada por el coronavirus evidenció tanto el compromiso docente de las instituciones como la brecha digital en muchos países.

En la inauguración ha participado el rector de la UCV, José Manuel Pagán, que ha incidido en que, si bien la apuesta por la innovación educativa es parte “irrenunciable” de toda cultura universitaria, debe ser entendida en su dimensión más “completa”, esto es, “con la mirada puesta en el estudiante, que debe situarse siempre en el centro de nuestra actividad”. Así, ha advertido tanto de un inadecuado uso de la tecnología como de un “pensamiento superficial”, que “está en las antípodas de la forma de pensar que debe brindar la universidad a sus estudiantes”.

Asimismo, Pagán ha recordado que, más allá de excelentes profesionales, “nuestra misión como universidad es formar personas, ciudadanos libres y responsables, comprometidos con el bien común”, y ha advertido de que nos encontramos con una generación de jóvenes que presentan niveles “preocupantes” de desesperanza, soledad, ansiedad e incluso depresión. En este contexto, “la universidad debe ser un espacio y un tiempo donde el joven pueda ganar confianza y lanzarse a por ello. Y en este proceso el papel del profesor es fundamental”.

El rector ha manifestado igualmente su convicción de que la educación es la “única salida para superar las brechas sociales, la polarización política y la desconfianza generalizada”, y ha agradecido que organismos supranacionales como la OEI se involucren en este reto: “Es necesaria la aplicación de políticas integradoras. Para ello, nadie es prescindible. Todos las organizaciones, entidades y administraciones son necesarias”, ha subrayado.

Mariano Jabonero: “Somos parte de una cultura común”

Por su parte, el secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, ha puesto en valor durante su intervención la historia, valores, lenguas, derechos e instituciones compartidas: “Somos parte, parte de una cultura común y eso hace que trabajemos muy bien conjuntamente, de un modo especialmente eficaz en el ámbito educativo”. No obstante, “es un empeño que tenemos que mejorar y ampliar”.

Jabonero ha descrito el panorama actual de la educación iberoamericana tras haber superado el periodo crítico que supuso el coronavirus. “Antes de la pandemia, ya se registraba una expansión del sistema de educación superior en la región mayor que el promedio mundial”, a la par que una “escasa internacionalización y movilidad académica", ha subrayado. Por otra parte, previamente a la crisis, en materia de matrículas en titulaciones virtuales el crecimiento fue de un 89%, siendo tan sólo el 17,5% del total de la oferta académica, y estas cifras crecieron exponencialmente después de la pandemia. Esto ha llevado también al incremento de “otros perfiles de alumnos”, y a la deserción de “entre el 10 y el 25 % de los estudiantes más vulnerables de la región”, ha alertado.

En cuanto al futuro de la educación superior, el secretario general de la OEI ha aseverado que está condicionado a la adaptación de las universidades a una “verdadera transformación digital” y al desarrollo de algunas medidas, entre las que destaca la generación de indicadores de calidad relevantes para la región, la promoción del avance de las políticas y estrategias para la ciencia abierta o el potenciamiento de la calidad de las revistas regionales y su multilingüismo.

Asimismo, ha abogado por la reducción de la brecha digital en las universidades y para que los programas educativos sean redefinidos a partir del mundo digital, sin abandonar la integralidad y la calidad y por el establecimiento de un modelo que pondere las particularidades de la evaluación de la educación a distancia.

Impulsar una educación inclusiva y de calidad

En la mesa de apertura ha intervenido el director general de Universidades, José Antonio Pérez, para reconocer que, a través de la educación, “tenemos la oportunidad de forjar un futuro compartido basado en el respeto, la comprensión y la colaboración” entre Europa e Iberoamérica, así como de “impulsar una educación inclusiva y de calidad”.

Por ello ha valorado este congreso, en el que se pretende buscar soluciones innovadoras y sostenibles. “La educación es la llave maestra que puede abrir las puertas del conocimiento, la igualdad y el progreso. Debemos garantizar que todas las personas, todos los ciudadanos, en cada rincón de nuestras regiones, tengan acceso a una educación de calidad que impulse su potencial y contribuya al bienestar de nuestras sociedades”, ha asegurado.

El director general se ha referido al contexto internacional convulso por la guerra en Ucrania y en Tierra Santa y ha citado a Nelson Mandela para reseñar la importancia de la colaboración entre los continentes: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. Pues hagamos referencia a esta herramienta y formemos a nuestros ciudadanos en los valores de equidad y justicia”.

“Incidimos en la vida de las personas”

La apertura del congreso también ha contado con la decana de la Facultad de Magisterio y Ciencias de la Educación de la UCV, Ángela Serrano, que ha reconocido que la práctica docente está en una etapa de “transición funcional”, en el sentido de estar cambiando la forma de llegar a los alumnos. En su opinión, esta innovación debe ir acompañada de un análisis reflexivo sobre la labor del docente, pues “incide en la vida de las personas. El docente, cuando se cree esto, es un profesional completo”.

Serrano también ha recordado que educadores y alumnos conforman una comunidad y que un docente formado en las universidades actuales “debería ofrecer puntos de vista críticos que permitan valorar lo que se gana y lo que se pierde con cada innovación educativa, porque no todas las innovaciones educativas nos hacen crecer”.

“La educación del siglo XXI habría de contar con docentes dispuestos y capaces para trabajar en un constructivismo continuo, con diversos métodos, con nuevos recursos, pero también enseñar a sus alumnos pensamientos, valores, sentimientos de dignidad y reconocimiento de la misma”, ha asegurado la decana.

Finalmente, el director del congreso, Carlos Novella, ha puesto en valor la educación “como un motor que requiere de la participación de ingenieros de diferentes culturas, procedencias y disciplinas académicas en un mundo globalizado que precisa de un carácter internacional para comprender y elaborar políticas que hagan de la educación una esperanza de cambio”.

Partiendo de esta premisa ha nacido este primer Congreso Internacional de Políticas Educativas entre Europa e Iberoamérica, cuya singularidad radica en contribuir al vínculo “que nos une histórica y culturalmente por muchas razones. No podemos entender Europa sin América y tampoco América sin Europa. El talento de ambas regiones debe ponerse en común para hacer mejor la vida de casi 1.420.000.000 de personas entre ambas regiones. Este es un gran compromiso”, ha explicado.

A lo largo de dos sesiones se han reunido miembros del equipo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) como Mónica Gomariz, directora del Instituto Iberoamericano de Formación y Aprendizaje para la Cooperación; Ana Capilla, directora general de Educación Superior y Ciencia, y Claudia Limón, miembro del Consejo Asesor para reflexionar sobre la formación docente, la medición de la calidad educativa virtual o la movilidad internacional.