La edición génica basada en CRISPR “tiene el potencial de curar enfermedades infecciosas como el sida”, afirman expertos

Observatorio de Bioética

La edición génica basada en CRISPR “tiene el potencial de curar enfermedades infecciosas como el sida”, afirman expertos

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La edición génica basada en CRISPR “tiene el potencial de curar enfermedades infecciosas como el sida”, afirman expertos

El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado una jornada sobre las posibilidades y riesgos que plantea la actual investigación genética. Entre los expertos que se han dado cita en el encuentro se ha encontrado Juan Roberto Rodríguez Madoz, biólogo que desarrolla su labor profesional en el Programa de Hemato-Oncología de Cima, el centro de investigación de la Clínica Universidad de Navarra. Rodríguez Madoz, que ha disertado en torno a los avances en la aplicación terapéutica de sistemas de edición génica basados en CRISPR, ha afirmado que esta técnica “tiene el potencial de curar enfermedades infecciosas, como el sida, por ejemplo”.

“También se podrá llegar a erradicar o prevenir una enfermedad gracias a este tipo de edición genética, pero hay que tener en cuenta una serie de barreras éticas. Que la tecnología nos permita modificar células para evitar el contagio de un virus no es óbice para que lo hagamos de forma regulada. Cuando entramos en la línea germinal tenemos que tener mucho cuidado”, ha aducido.

En opinión de Rodríguez Madoz, el ser humano tiene el “deber” de desarrollar medicamentos que permitan la curación de las enfermedades, pero, a la vez, “no tiene la potestad de modificar el genoma como le venga en gana”. En primer lugar, porque esta tecnología es “científicamente joven” y aún se precisa más “experiencia” con ella “para ver qué sucede a largo plazo con la edición de células”. La única forma de obtener ese conocimiento es “desarrollar terapias seguras en el laboratorio y seguir tratando a los pacientes”.

“Necesitamos a expertos formados en bioética que realmente guíen a los médicos y a los investigadores para poder aplicar las terapias de edición genética de la mejor forma posible. Además, la formación bioética es concomitante con el desarrollo tecnológico. No pueden ir por separado, tienen que ir de la mano. Si investigamos para desarrollar tratamientos que curen a las personas, debemos tener en cuenta precisamente que nuestros avances se aplicarán a seres humanos”, ha aseverado.

El acompañamiento ético a la aplicación de los sistemas de edición génica basados en CRISPR es todavía más importante, ha señalado este biólogo, considerando la “gran velocidad” a la que estos evolucionan: “Hablamos de una tecnología de hace cuatro días que se ha desarrollado en un tiempo récord. En tan sólo una década ya tenemos productos aprobados por la Agencia del Medicamento de Estados Unidos; están ya en la práctica clínica y ofrecen soluciones terapéuticas a pacientes que no las tendrían de otra forma”.

“Existe el riesgo de que ciertas modificaciones del genoma puedan generar errores que se pasen después de generación en generación”

También sobre edición génica ha reflexionado otro de los participantes en la jornada, el catedrático emérito de Genética Nicolás Jouve, que ha advertido, como Rodríguez Madoz, sobre la problemática de introducir modificaciones en la línea germinal, “la que produce los gametos”, o en embriones “que todavía no la han desarrollado” y, por tanto, pueden generar cambios en el tejido germinal futuro de ese nuevo individuo. Dado que la seguridad no es absoluta todavía, existe un riesgo de que esas modificaciones del genoma puedan generar errores que se pasen después de generación en generación, así que debemos ser prudentes”.

“Existe otro uso no correcto de la edición genética que se sale de la corrección de enfermedades y habla del ‘mejoramiento’ humano. Es decir, que nazcan personas físicamente o fisiológicamente mejor dotados, que sean más longevos... Esto son los planteamientos que defienden los transhumanistas, que le han echado el ojo a la tecnología. Y van muy en serio a por ello”, ha expuesto.

Jouve ha remarcado que las ideas transhumanistas chocan, por otro lado, con una “incuestionable” realidad: “No se sabe bien aún qué base genética tienen los factores de comportamiento del ser humano. Las terapias multigénicas no son posibles aún y, por ejemplo, en la inteligencia de una persona hay múltiples genes implicados”.

“Junto a esa razón técnica, por llamarla de alguna manera, debemos ser conscientes de la gran fuerza de la influencia ambiental en los factores de comportamiento del ser humano. Siguiendo el ejemplo anterior, una persona no es sólo constitutivamente inteligente, sino que, a base de trabajo y esfuerzo, desarrolla sus potencialidades intelectuales. En mi opinión es mejor potenciar esa vía para el mejoramiento humano que no cambiar unos genes que ni siquiera sabemos bien cuáles son”, ha indicado.

Jouve ha subrayado que, en la actualidad, “todos los proyectos que tienen que ver con la modificación del genoma están muy vigilados a nivel mundial. Se ha escapado alguno, como vimos con las dos niñas nacidas en China que fueron manipuladas en su fase embrionaria. Sabemos que a una de ellas se le corrigió la potencial enfermedad que podía desarrollar, pero no sabemos si eso afectó a otra región del genoma, y no lo sabremos hasta que ambas crezcan y se desarrollen. Esa actuación fue de una imprudencia tremenda”.

Sobre los usos adecuados de esta tecnología, el catedrático emérito de la Universidad de Alcalá de Henares ha querido llamar la atención sobre las posibilidades que ofrece la terapia genética en enfermedades monogénicas, que modifican un solo gen: “Ahí tenemos la inmunoterapia como técnica contra el cáncer, que ataca a las células tumorales reforzando a las células del sistema inmunitario. Creo sinceramente que es la tecnología del futuro en el tratamiento oncológico”.

Un encuentro a nivel nacional

En el congreso han intervenido también expertos de la talla del catedrático Luis Franco, miembro de número de la Real Academia de Ciencias de España y de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana, que ha hablado sobre ética y epigenética; o del catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia Vicente Bellver, presidente del Comité de Bioética de la Comunidad Valenciana, que se ha ocupado de la edición genética heredable en humanos.

Por otra parte, la investigadora principal en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) Núria Monserrat, ha pronunciado la conferencia Descifrando el potencial de los mini-órganos humanos en el laboratorio a través de la ética y la bioingeniería; el jurista Federico de Montalvo, expresidente del Comité de Bioética de España, ha analizado la regulación legal de la edición genética; e Iñigo de Miguel, del Grupo de investigación de la cátedra de Derecho y Genoma Humano de la Universidad del País Vasco, se ha preguntado “qué debería asustarnos de la edición genética”.

La jornada de la Universidad Católica de Valencia ha sido inaugurada por su rector, José Manuel Pagán, y por el director del Observatorio de Bioética, Julio Tudela.

Pueden verse todas las intervenciones en el siguiente enlace

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