Siete alumnos de Enfermería realizan un proyecto de cooperación en la Amazonia peruana

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Siete alumnos de Enfermería realizan un proyecto de cooperación en la Amazonia peruana

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Siete alumnos de Enfermería realizan un proyecto de cooperación en la Amazonia peruana

Siete estudiantes de cuarto curso del Grado en Enfermería de la Universidad Católica de Valencia (UCV) han llevado a cabo un proyecto de cooperación internacional al desarrollo en Requena (Perú) durante los meses de enero y febrero: ‘Promoción de la salud mediante educación para la salud’.

Además del citado proyecto, los alumnos de la UCV han prestado asistencia sanitaria en el centro de atención primaria que Cáritas Pastoral tiene en la localidad amazónica de Requena, como parte de sus prácticas curriculares de Enfermería, durante los 33 días que ha durado su misión.

Los siete estudiantes no han enfrentado a solas estos proyectos de cooperación coordinados por el Vicariato Apostólico de Requena, cuyo obispo es el valenciano Juan Oliver, e impulsados por el Vicerrectorado para los Alumnos y Acción Social; han contado con la coordinación directa de la profesora del Grado en Enfermería Mayte Murillo, que subraya varios aspectos de la labor de la UCV: junto al diagnóstico de salud de la comunidad, asistencia sanitaria y promoción de la salud, los cooperantes valencianos han realizado también un servicio de atención domiciliaria, participando en un proyecto de atención y valoración de las personas mayores de los poblados periféricos de Requena. 

“Lo más interesante fue la ruta por el río Tapiche en el pequeño barco que el Vicariato utiliza para atender a las diferentes comunidades aisladas que viven a lo largo de la ribera. Paramos en todos los caseríos con tres objetivos: intervenciones de educación para la salud, campañas sanitarias gratuitas y actividades pastorales, entre las que se bautizaron a más de cuarenta niños. Fue un auténtico regalo que el obispo confiara en nosotros para esa misión”, relata Murillo.

PARTO GEMELAR A LA ORILLA DEL RÍO TAPICHE

Hay una palabra clave que incluyen en el relato de su aventura tanto estudiantes como profesora sobre su labor en Requena: creatividad. Murillo explica que esta población sita en plena Amazonia es un lugar “sin apenas recursos sanitarios”, en el que necesitan “mucha formación e información en cuestiones de salud”. Así, el estudiante español de Enfermería está “acostumbrado” a tener muchos recursos sanitarios a su disposición al desarrollar su labor profesional, por lo que los alumnos de la UCV han realizado “un gran esfuerzo por adaptarse a las circunstancias, siendo muy creativos a todos los niveles”.

Paula Expósito (Valencia), una de las alumnas participantes, asegura que su labor enfermera en Perú ha supuesto un “enorme” aprendizaje profesional que le ha hecho valorar “mucho más” su profesión, seguramente por la razón que arguye otra de las cooperantes de la UCV, Alba Climent (Alcoi): “La escasez de recursos me ha enseñado a sacarme las castañas del fuego”.

Byron Gualán (Pobla de Farnals) aduce, en la misma línea, que los conocimientos profesionales adquiridos en Requena le servirán “para toda la vida”: “Creo que no somos conscientes de cuánto hemos aprendido allí. Hemos de valorar los recursos enfermeros que tenemos en España”.

“El aprendizaje personal ha sido también muy grande. Allí te encuentras cara a cara con tus emociones, a lo mejor pasas por todas ellas en un mismo día; muy contenta por la mañana y luego muy triste por la tarde porque te has despedido de un paciente paliativo y es muy posible que fallezca y no lo veas nunca más. El trabajo mental de aprender cuándo y con quién sacar tus emociones es bastante arduo”, cuenta Paula.

De entre los recuerdos imborrables que se ha traído de Perú, esta alumna valenciana, destaca el momento en que atendió un parto gemelar: “Fue un día muy duro. Nunca había atendido un parto y no estaba previsto que lo hiciese allí, pero estábamos visitando a un niño muy enfermo que conocimos en la selva y me pidieron con urgencia que acudiese al quirófano. Pasé de llorar de tristeza por ese niño a llorar de felicidad por estar trayendo al mundo a esos dos bebés. Fue muy emocionante; la obstetra y la enfermera me dejaron hacerlo todo, como cortar el cordón umbilical o hacer el Apgar”.

“Me fui con la maleta llena de medicación y de cosas para dar a las personas de allí y me volví con la maleta vacía pero llena de historias, aprendizajes, nuevas destrezas y, sobre todo, lecciones de vida que me han empujado a proponerme nuevas metas”, asevera Paula.

EXPERIENCIAS QUE TRANSFORMAN VIDAS

La primera semana supone un “choque importante” para el estudiante, según explica Murillo, que lleva varios años coordinando esta aventura amazónica: “Causa impotencia descubrir las injusticias de este mundo, encontrarse con una realidad tan pobre, en la que muchas personas viven en condiciones muy duras. Algunos alumnos se sienten muy mal por no haber valorado todo lo que tienen en España. Este mes en Perú es toda una experiencia de transformación de vida para ellos, vuelven mucho más maduros a nivel personal y profesional”.

Natalia Sánchez (Alcoi), que se lanzó a participar en esta misión impulsada por la experiencia de una amiga que ya lo había vivido y siguiendo el ejemplo de sus abuelos, voluntarios habituales en Lourdes, remarca haberse dado cuenta en Perú de que la enfermería es “una profesión apasionante que llena a la persona”.

“Ha sido una experiencia dura y gratificante, gracias a la que he podido crecer espiritualmente. He visto una forma de ayudar a otros que no había visto aquí, y hay personas de las que me acuerdo todos los días, como la enfermera de la posta, Amerita, o el hermano (así les pedía el obispo Oliver que se dirigieran a él), que fueron un gran apoyo. Recuerdo especialmente a un anciano al que dábamos asistencia higiénica, emocional y espiritual; no tenía nada, le habían robado absolutamente todo y la familia lo trataba bastante mal”, asegura Natalia.

La estudiante Jennifer Samper (Valencia) sabía que el choque entre la realidad española y la de Perú iba a ser “fuerte” para ella, pero aun así dio el paso de cooperar al otro lado del Atlántico: “Soy bastante sensible. Mi madre es dominicana y me contaba muchas cosas sobre la pobreza de su país de origen, así quería conocer en primera persona un lugar como Requena y aportar mi granito de arena, a pesar de los riesgos que corría”.

Del mismo modo, Jennifer señala que en Requena existe una situación que ellos no podían cambiar: “Fueron días mucho más intensos de lo que esperaba, y me han servido para conocerme a mí misma. Descubres tus reacciones y te das cuenta de que puedes superar tus límites, aunque me encontré con situaciones complicadas. Mayte me dijo una frase que me ayudó en esos momentos y que me quedo para siempre: las enfermeras no nos preocupamos, sino que nos ocupamos de los pacientes. Gracias a eso aprendí a ser ingeniosa, abandonar mis prejuicios y actuar”.

EL DESCUBRIMIENTO DE LA FAMILIA

Los siete estudiantes se sienten muy agradecidos a las personas que les han ayudado allí, como expone Byron: “Las personas que trabajan en la posta, como la enfermera Merita son muy trabajadoras y aprendimos mucho con ellas, además de darnos mucho cariño; y Maite, que fue una madre para nosotros”.

En ese sentido, Murillo aduce que en estos proyectos de cooperación como el de Requena "se da una relación muy estrecha entre docentes y estudiantes", pues comparten todo el día juntos: "Se da la posibilidad de aconsejar y enseñar ‘in situ’ a tus alumnos con tu propio ejemplo. Les ayudas a que no se sientan solos, en un lugar endémico con dengue, malaria y otras enfermedades infecciosas a las que se arriesgan. Acabas siendo no solo su profesora, sino su enfermera, confidente e, incluso, amiga”.

Alba subraya, por su parte, que estos 33 días de cooperación internacional le han servido para darse cuenta de todo lo que tiene en España, “más allá de lo material”, y remarca la inexistencia en la zona de Requena de un “vínculo familiar” como el español. Lo mismo relata Paula, que ha aprendido a “valorar” la unidad familiar: “Aquí no valoramos cosas como llegar casa y que tu padre o tu hermano te den un beso al llegar a casa y allí no ves esas cosas”.

De su experiencia como cooperante en Perú, Alba se queda con la labor de atención domiciliaria: “Estar con las personas mayores y que te digan que son felices en ese momento porque tú has ido a verles me hizo sentir muy orgullosa. No íbamos para hacer una cura, sino para estar con gente que hacía mucho tiempo que estaba sola”.

“Con lo que nos sobró de la compra de material sanitario que llevamos a Perú, compramos comida que llevamos a algunos ancianos. Cuando se lo llevé a uno de ellos, con el que más relación había tenido, sus lágrimas de alegría me llegaron al alma. Creo que en Requena, donde viven con lo mínimo y son felices, todos hemos crecido como personas. Allí la gente te ofrece hasta su comida, sin tener ellos nada. Su humanidad te hace ser más humano y eso para mi profesión es fundamental”, resalta Alberto Martínez (Valencia).

DESEO CONFIRMARME, SEÑOR OBISPO

Para Alberto la estancia en Perú ha significado algo más que un cambio personal o profesional. Sus vivencias allí le condujeron a tomar la decisión de pedir la Confirmación al obispo Oliver. Así, este estudiante de Ruzafa recibió el sacramento en plena selva amazónica a través de la imposición de manos del prelado valenciano, con Murillo y Merita como madrinas.

De igual modo, los estudiantes de la UCV resaltan la labor de la Iglesia a través del Vicariato Apostólico, como indica Paula: “El trabajo del obispo y de la gente de Cáritas es enorme. Allí muchas cosas salen adelante gracias a ellos, y creo que no se valora suficiente el servicio que prestan”.

Para Alberto la Iglesia hace “una labor diaria increíble, en lo sanitario y lo educativo” y, sin ella, Requena no habría mejorado hasta el punto en que se encuentra ahora; mientras que Jennifer hace hincapié en que Cáritas financia “todas las medicinas” que se recetan en la zona, incluso el traslado en barco de los casos graves “en viajes de cuatro horas hasta Iquitos”. Quizás Alba es la más contundente en su exposición de la situación: “El vicariato con su hospital de Cáritas saca a flote a Requena”.

La personalidad y carácter de cada uno de los alumnos de Enfermería de la UCV y los distintos matices con que cada uno relata sus vivencias en esos 33 días en la Amazonia peruana, no obstante, no impiden que todos ellos, los siete, respondan afirmativamente cuando se les pregunta si repetirían la experiencia.

“Mil veces sí” –asegura Paula- “Perú necesita manos dispuestas a todo y para todo. Toda ayuda siempre será poca allí”. Además, esta futura enfermera tiene otra razón de peso para volver a Requena: "Tengo a una ahijada de bautismo en un caserío de allí y he de volver a verla”.

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