Carmen Álvarez: “España se ha apartado de su identidad y misión como nación cristiana”

Presentación de 'Jeremías', de Karol Wojtyla

Carmen Álvarez: “España se ha apartado de su identidad y misión como nación cristiana”

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Carmen Álvarez: “España se ha apartado de su identidad y misión como nación cristiana”

Karol Wojtyła no contaba aún con veinte años cuando había escrito ya un corpus de textos literarios, fundamentalmente poesía y teatro, en los que se pueden advertir las raíces hispanas del primer pensamiento del futuro filósofo y papa. Estas obras, apenas conocidas y estudiadas, lograron reunirse en lengua polaca en el año 2020. Ahora, gracias al trabajo de la profesora Carmen Álvarez Alonso, se están traduciendo por primera vez al español.

Álvarez es también la responsable de la edición y estudio preliminar de Jeremías. Drama nacional en tres partes (Didaskalos, 2023), el primer volumen de una colección, que ha presentado en la Universidad Católica de Valencia (UCV), invitada por el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II. Una pieza teatral de gran valor, no solo porque saca a la luz un periodo de la vida de Karol Wojtyła apenas conocido sino también por la gran actualidad de los temas que trata. Escrita en 1940, durante la ocupación alemana de Polonia, en la obra se plantea la cuestión central de la identidad nacional y el destino de la patria.

Carmen, ¿cómo ha encontrado este tesoro?

A raíz de la tesis doctoral en filosofía que estoy elaborando sobre la obra literaria juvenil de Karol Wojtyła descubrí que las fuentes documentales estaban todas en polaco y que prácticamente no se conocían fuera de su país. Comprendí entonces que había que traducirlas y darlas a conocer, pues constituyen un legado de gran valor. Los estudiosos de Wojtyła teníamos como referencia una traducción italiana que se publicó hace más de veinte años, pero creo que en esta edición española hemos logrado corregir errores de traducción y de interpretación.

Entiendo que este proceso ha supuesto un trabajo arduo de recopilación y traducción. ¿Cuál ha sido la mayor dificultad que ha encontrado? 

Hasta prácticamente el año 2020, centenario del nacimiento de Karol Wojtyła, no se lograron fijar los textos originales, pues de una misma composición se conservaban distintas versiones. Con motivo de esa efeméride, en la diócesis de Cracovia se hizo una búsqueda en bibliotecas y archivos, así como una labor de cotejo de manuscritos y de crítica textual muy importante para fijar esos textos originales. El trabajo de un gran equipo de estudiosos dio como fruto la publicación de tres volúmenes que recogen en su lengua original polaca toda esta obra literaria juvenil. Es la obra que estamos traduciendo al español.

Y ha comenzado con este drama, titulado Jeremías, presentado en la UCV. ¿Qué plantea en su obra el joven Wojtyła?

Wojtyła escribe su obra en los primeros meses del año 1940, cuando Polonia acaba de ser invadida por Rusia y Alemania, y se pregunta sobre las causas de la caída de la nación. La obra busca consolar y sostener al pueblo polaco en uno de los períodos más oscuros y difíciles de su historia, y ofrecer claves que ayuden a encontrar un sentido a esa situación. ¿Por qué ha caído Polonia? Uno de los protagonistas del drama, el predicador de la corte Pedro Skarga, encarnará la respuesta a esta pregunta. Fue un gran personaje de la historia de Polonia, que, en el momento de mayor esplendor y apogeo de la nación, llegó a anunciar su caída. Polonia, efectivamente, desapareció del mapa europeo en el siglo XVIII, durante la época de las particiones. El acto central del drama contiene los discursos de Skarga denunciando la corrupción religiosa, moral y ética de las clases dirigentes que está en la raíz de la caída de la nación. Una de las tesis centrales de la obra será que una nación saborea su fracaso histórico y cultural cuando se aparta de su identidad cristiana y construye su identidad nacional al margen del orden moral querido por Dios. A su vez, el drama plantea también la cuestión del hombre situado ante la historia y el destino de su propia nación, es decir, cómo la identidad nacional está unida a la propia identidad personal.

El otro protagonista del drama, el hetman Żółkiewski, encarna la respuesta a la pregunta: ¿qué puedo yo hacer para cambiar el destino y la historia de mi nación? Escuchando la predicación de Skarga, el general se siente interiormente llamado a defender con su vida la verdad de la nación y de la patria. Acabará muriendo solo y abandonado en el campo de batalla, traicionado por los suyos. Los diálogos entre estos dos personajes ponen de manifiesto el camino interior que cada uno realiza para llegar a entregar su vida al servicio de la verdad de la nación.

Un tema, unos interrogantes, muy actuales, por cierto…

Así es. Karol Wojtyła se pregunta por qué ha caído Polonia, recorre la historia de su nación y establece un paralelismo entre el predicador Pedro Skarga y el profeta Jeremías, que, en un momento de esplendor del pueblo de Israel, anunció también su caída y su destrucción, porque se estaba apartando de su identidad de pueblo elegido y estaba siendo infiel a la Alianza con Dios.

La obra Jeremías plantea que la patria no es una categoría política, ideológica o deportiva, sino algo que pertenece a las raíces de mi propia identidad personal. En nuestro origen está Dios, está la familia y está la patria que nos ha generado en el seno de una historia y de una tradición cultural. El drama teatral aborda también otros temas de suma actualidad como la cuestión de la libertad personal y la libertad nacional, el papel de la cultura para conformar la identidad de una nación, la cuestión de la providencia y el actuar de Dios en la historia de los pueblos y naciones, el significado y el sentido de la historia (que camina inexorablemente hacia el final, que es la victoria de Cristo…).

Ciertamente, es una cuestión de una actualidad tremenda. Incluso me parece providencial que se haya publicado ahora, en el momento que estamos viviendo en España, en Europa y en Occidente.

¿A qué se refiere?

Durante la ocupación, Polonia sufrió una campaña de "despolonización" feroz por parte de los pueblos invasores, que buscaban borrar todo rastro de la cultura cristiana y eslava con el fin de dominar y subyugar al pueblo polaco. Era un modo de borrar y anular su identidad nacional para implantar otra identidad ajena a la tradición y a la historia de Polonia. Creo que también nosotros estamos atravesando una crisis nacional grande, de profundas raíces morales y religiosas, y una campaña de "desespañolización" muy agresiva, que está borrando las raíces cristianas de nuestra cultura y, por tanto, está apartando a España de su identidad y de su misión como nación cristiana.

Por lo tanto, el teatro de Karol Wojtyła es universal y atemporal.

Sí. Se equivocaría quien pensara que Karol Wojtyła escribió su obra de teatro solo para resolver la cuestión polaca. A través de sus personajes, Wojtyła busca dialogar con el hombre de cualquier nación y época histórica. Cuando reflexiono sobre la identidad de mi nación, al final llego a las preguntas fundamentales: ¿quién soy yo? ¿quién es el hombre? El drama interior del hombre está ya en el centro de esta obra y llegará a ser también el centro del pensamiento y del magisterio de Juan Pablo II.

Justamente le quería preguntar por esto. Su idea es sacar una colección de seis volúmenes que recojan sus primeras poesías, dos obras de teatro, algunas cartas y también un manuscrito inédito. ¿Podemos encontrar en este corpus ideas puntales de su magisterio? 

Sí, por supuesto. Por ejemplo, tiene un poema dedicado a la figura de Verónica del Nuevo Testamento que, cuando se lee, se entiende por qué después escribió la Mulieris dignitatem. Por otra parte, la tesis central de su primera encíclica, Redemptor hominis, acerca del hombre salvado y redimido en Cristo, es también la idea central que articula el drama teatral de Job, escrito en los primeros meses de 1940.

También está presente en la obra Jeremías su idea de la belleza y de la palabra, sin las cuales no se entiende al joven polaco, pero tampoco al futuro filósofo y papa. ¿Cree que se reconoce lo suficiente su faceta de actor, poeta, dramaturgo, amante de la pintura y de la música, o se percibe como algo anecdótico? 

Creo que esa faceta es aún poco conocida y ha sido poco estudiada, sobre todo en los años de su juventud. Los biógrafos no destacan suficientemente esos años en los que se dedicó de modo apasionado al teatro, la música, la pintura, la poesía, la literatura… que, por otra parte, fueron decisivos para que el joven Wojtyła descubriera su vocación sacerdotal. La poesía y el teatro depositaron en él la semilla del sacerdocio.

¿Por qué?

Por su forma de concebir la misión del poeta y del actor: como alguien que está al servicio de la palabra. El servicio del poeta y del actor es un servicio a la verdad, es decir, tienen la misión de hacer llegar al pueblo la verdad que viene de Dios, a través de la palabra y de las expresiones propias de la belleza. Tal como expresa en sus poemas y en sus dramas de teatro, para Wojtyła esa Palabra con mayúsculas siempre es Cristo. La Palabra es Cristo y, por eso, es una Palabra que transforma. De este modo de entender la figura del poeta y su misión a la figura y misión del sacerdote hay un paso muy sutil, suave y fácil.

Entonces, a la vista de estas obras quizás haya que reformular algunos datos que ofrecen los biógrafos de Juan Pablo II, pues se están descubriendo cuestiones que antes no sabíamos, ¿no es así? 

Sí, por ejemplo, tiene poesías que descubren a un místico, pero con una mística muy moderna, muy sencilla y asequible. Muestran a un joven de apenas 20 años, espiritualmente muy maduro, algo impropio de su edad. Sus poesías religiosas son profundas y muy bellas, muy eucarísticas y cristológicas, en absoluto ñoñas... Su poesía es profundamente original y muy personal. 

Otro valor muy importante que sale a la luz en Jeremías es la influencia de los autores del Siglo de Oro español en el primer pensamiento de Karol Wojtyła. ¿Qué destacaría al respecto?

Pues, de una manera muy sorprendente, se advierte ya la huella de san Juan de la Cruz en esta obra de teatro, Jeremías, que fue escrita en torno a febrero-marzo de 1940, y en el drama de Job, escrito un par de meses antes. Pero está también presente en todos los poemas que escribió en la primavera y en el otoño del año 1939. 

Esta cronología es fundamental porque todos los biógrafos coinciden en afirmar que Karol Wojtyła conoció a san Juan de la Cruz de la mano de un laico, Jan Leopold Tyranowski, que fue quien le introdujo en la doctrina del santo carmelita. Los autores afirman que ambos se conocieron en marzo de 1940, pero estas obras poéticas y teatrales de juventud son anteriores a esa fecha. Por tanto, en contra de todos los biógrafos, sostengo la tesis de que el acercamiento a la doctrina y a la simbólica poética de san Juan de la Cruz por parte de Karol Wojtyła es muy temprano y anterior a su encuentro con Tyranowski.

¿Y de dónde le viene a Wojtyła este conocimiento de san Juan de la Cruz?

De los años que estudió en la Universidad Jaguelónica de Cracovia e incluso ya antes, pues frecuentó a menudo el Carmelo de Wadowice y los dos monasterios carmelitas de Cracovia. Cuando terminó los estudios de Secundaria, se trasladó a Cracovia en septiembre de 1938 para comenzar sus estudios de polonística en la Universidad Jaguelónica. Existía allí una cátedra de hispanismo polaco, fundada en 1892, que, además de ofrecer cursos de español, promovía el estudio de los grandes autores de la literatura española, sobre todo del Siglo de Oro. Es muy probable que el estudiante Karol Wojtyła frecuentara esos cursos, en los que pudo familiarizarse con autores como Calderón de la Barca, Cervantes, san Juan de la Cruz... e, incluso, Gustavo Adolfo Bécquer. Todos ellos están presentes de diverso modo en su obra Jeremías. El famoso verso de Bécquer, “volverán las oscuras golondrinas”, aparece sutilmente evocado en una de sus primeras poesías, y en Jeremías hay ecos de sus Leyendas.

El análisis interno de estas poesías y obras de teatro de juventud está sacando a la luz este dato que nadie imaginaba acerca de la influencia tan temprana de san Juan de la Cruz en el pensamiento y en el hacer literario del joven Karol Wojtyła. El místico español es uno de los autores que más ha conformado su pensamiento más maduro. Muchas de las categorías antropológicas que él utilizará después, están tomadas del carmelita español.

Por tanto, otra aportación de esta obra y de la colección que se está preparando es la constatación de las raíces hispanas en la cosmovisión de Juan Pablo II. Es impresionante.

Sí, y no podemos obviar la primicia de que esta obra se publique ahora en España, con el deseo de que, desde aquí, pueda difundirse a otros países de Hispanoamérica. Jeremías está teniendo una acogida muy grande. Muchos obispos se han apuntado a la presentación del libro en numerosas diócesis de España y están sorprendidos por el descubrimiento de este tesoro literario, que muestra con tanta belleza el vínculo profundo que siempre unió a Karol Wojtyła con nuestra patria, nuestra cultura y nuestra literatura.

 

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