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La Universidad Católica de Valencia (UCV) ha concedido la Medalla de Oro al cardenal Antonio Cañizares por su servicio a la universidad desde sus diversas responsabilidades a lo largo de los años en el seno de la Iglesia, especialmente durante su periodo como gran canciller de la UCV; así como a la Real Archicofradía de Nuestra Señora de los Inocentes Mártires y Desamparados de Valencia, en el año del centenario de la Coronación de la Mare de Déu dels Desamparats.

El gran canciller de la UCV y arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, ha señalado en su discurso que la medalla de oro al emérito Antonio Cañizares es un “merecido” reconocimiento: “Don Antonio ha sido obispo de la Iglesia convencido a lo largo de toda su trayectoria de la importancia de las instituciones universitarias para la vida de la Iglesia en la época actual”. 

“La Iglesia necesita de este tipo de instituciones, en su seno nacieron. Hoy vemos muchas veces a las universidades públicas muy alejadas de la visión cristiana de las realidades humanas. Por eso, las universidades de la Iglesia deben dialogar con la cultura actual pero también aportar su visión. San Juan Pablo II, de hecho, decía que «si no se evangeliza la cultura, la evangelización no ha llegado al núcleo del ser humano». Don Antonio es un gran convencido de esto”, ha remarcado.

Sobre el cardenal Cañizares, el rector de la UCV, José Manuel Pagán, ha subrayado en su intervención en el acto el reconocimiento de esta universidad valenciana “a su servicio a la Iglesia” y, “de forma especial”, a la propia Universidad Católica de Valencia: “Sabedor de todo el bien que puede hacer a la persona y a la sociedad, don Antonio ha cuidado y se ha involucrado, con tanta humildad como determinación, en nuestra Universidad, sobre todo durante estos últimos ocho años”.

“Durante ese tiempo hemos constatado de manera directa, hasta límites sorprendentes, su actividad sinfín, incansable, sin mala cara ante la fatiga o la enfermedad; hemos visto cómo se ha gastado y desgastado como pastor de la Iglesia que peregrina en Valencia y también por su querida Universidad Católica, a la que ha transmitido su pasión por la verdad, una verdad que promueve y defiende «no para condenar a nadie, sino para que los hombres renazcan a la verdadera esperanza y se salven por la verdad», como tantas veces nos recordaba”, ha aseverado.

Benavent: “La Archicofradía muestra hacia dónde debe encaminarse la formación de los alumnos”

Respecto de la medalla de oro a la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados, Benavent ha indicado que esta institución, “aunque no se dedique a la tarea académica, a lo largo de sus más de seis siglos de historia ha enseñado dos cosas al mundo universitario. En primer lugar, nos ha dado una lección de vida: hacia dónde debe encaminarse la formación que los alumnos reciben, pues no sólo ha de ser intelectual; también hay que prepararlos para la vida”. 

“La segunda lección de la Archicofradía consiste en que han puesto a María, sede y trono de la sabiduría de la fe, en el corazón de todos los valencianos. Ella fue quien ofreció al mundo aquel que es «el camino, la verdad y la vida»”, ha aducido.

Por su parte, el rector ha hecho énfasis en “la triple dimensión religiosa, caritativa y cultural” de la labor que realiza la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados dentro de la sociedad valenciana. En concreto, Pagán ha destacado acciones sociales como “la ayuda a mujeres embarazadas, a través de Provida Valencia, y su convencimiento de la dignidad inviolable de la vida que hay en su seno”; la asistencia, “a través de Villa Teresita, a mujeres víctimas de violencias como la trata de personas o la prostitución”; y “la ayuda de MAIDES a enfermos mentales en situación de pobreza y exclusión social, hijos predilectos del Padre que necesitan de una dedicación especial”.

Para Pagán “la Archicofradía une en una misma virtud de la caridad los preceptos fundamentales de amar a Dios y amar al prójimo”.

Distinciones para la comunidad universitaria: “La misión es amar a los jóvenes a través de la educación”

En el acto, que ha tenido lugar en la Beneficencia, la UCV ha distinguido también a los profesores y personal de administración y servicio que han cumplido 15 y 25 años de trabajo en la UCV y quienes han accedido a su jubilación en este último año. Además, se han concedido los Premios Extraordinarios de Grado a distintos estudiantes. A todos ellos, el gran canciller ha recordado que “la universidad, y toda institución eclesial, la construimos entre todos; los que nos han precedido y los que la formáis ahora. Ese espíritu de entrega es el que se precisa para realizar nuestra misión al servicio del ser humano”.

A los recipiendarios de las distinciones y al conjunto de la comunidad universitaria el rector ha dedicado también unas palabras: “Es necesario que todos los que formamos la Universidad, cualquiera que sea nuestra responsabilidad, tomemos conciencia de nuestra misión como institución y que la hagamos nuestra, cada uno. Me refiero a la necesidad de generar esperanza a través de la educación; propósito que solo se consigue si ponemos en el centro de nuestra actividad al joven que llega a nuestras aulas; un joven en el que hay que creer y al que hay que acoger y amar, conscientes y convencidos de su dignidad y de su valor absoluto en cuanto persona, creada a imagen de Dios”.

En ese sentido, Pagán ha añadido que la Universidad Católica de Valencia está llamada a ser “una comunidad de personas en torno a una misión, a un propósito que no es otro que amar a los jóvenes a través de la educación”.

Una institución histórica valenciana y un valenciano que ha hecho historia

El año 1410 se fundó en Valencia, con privilegio real, el Hospital de los Santos Inocentes. El propósito de la fundación era el de asistir a las personas dementes y desamparadas de Valencia. La junta rectora de este hospital promovió la creación de una cofradía que colaborara con los fines caritativos de la institución en agosto del 1414.

El cardenal Antonio Cañizares (Utiel, 15 de octubre de 1945) es académico de la Real Academia de la Historia y ocupó el cargo de prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de 2008 a 2014. Desde agosto de 2014 a diciembre de 2022 ha sido arzobispo de Valencia y gran canciller de la Universidad Católica de Valencia. Fue también como arzobispo de Toledo, el primado de España.