Instituto de Estudios Europeos
Calvo-Sotelo: “No descartemos un proyecto europeo para adultos similar al Erasmus”
Noticia publicada el
miércoles, 9 de noviembre de 2022
Tres años se acaban de cumplir de la victoria en las urnas del PSOE de Pedro Sánchez; triunfo opacado por la desconfianza generalizada de la ciudadanía hacia su clase política y pronto sacudido por el estallido de una pandemia apenas cuatro meses después. Quizás no cabía otra posibilidad para este trienio, tras un embarazo iniciado con la declaración unilateral de independencia del Parlamento separatista catalán, la rotura de aguas de la moción de censura a Rajoy y un parto gubernamental en segundo ‘round’.
La legislatura resultante ha sido seguramente la más convulsa de la historia posterior a la dictadura franquista, merced al ecosistema parlamentario más diverso que han visto los españoles desde la Segunda República. Tras las múltiples disputas de un inédito gobierno bicolor, el indulto a los dirigentes golpistas del 10-O, las más que controvertidas leyes de la eutanasia, aborto, transexualidad y memoria democrática, y el derrocamiento por combustión interna del líder de la oposición queda por delante la última etapa hasta las elecciones de 2023.
Se intensificarán los conflictos de la ‘sitcom’ parlamentaria, proceso habitual del periodo preelectoral, con incendiarias acusaciones cruzadas, muchas de ellas relativas a la contribución de los distintos bandos a la estabilidad del régimen democrático surgido de la Constitución de 1978. Afilan ya todos sus espadas; quienes cuestionan el sistema poniendo en tela de juicio la legitimidad de la Transición, quienes quieren llevarlo al taller para reparar ciertas averías, quienes no quieren hacerlo y quienes creen que gran parte de los problemas llegan desde Bruselas.
En medio de este escenario se cumple el décimo aniversario del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad Católica de Valencia (UCV). Lugar de encuentro de europeístas desde su creación, el Instituto ha decidido en este inicio de curso contar en uno de sus primeros actos con alguien muy cualificado para analizar la salud del régimen político patrio y sus conexiones continentales, por su extraordinaria formación y por los puestos de responsabilidad que ha ocupado; pero también por el legado familiar que le precede: Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín (1957, Madrid).
Hijo del homónimo presidente del Gobierno entre 1981 y 1982 y sobrino nieto de José Calvo Sotelo, líder de la oposición asesinado poco antes del inicio de la Guerra Civil, ha sido, entre otras cosas, letrado mayor del Consejo de Estado y juez del Tribunal General de la UE, además de profesor universitario. Europeísta convencido y español orgulloso, Calvo-Sotelo se pronuncia con decisión y concisión sobre algunas de las cuestiones más candentes de la actualidad política.
- Hay quienes apuntan a que España se encuentra en un proceso pseudoconstituyente, iniciado con la legislatura de Rodríguez Zapatero -en concreto desde la creación de la ley de Memoria Histórica- y continuado con la presidencia de Pedro Sánchez y su ley de Memoria Democrática. ¿Está usted de acuerdo?
- Uno de los principios de la Transición fue la no utilización del pasado como arma política. En esa línea iba Adolfo Suárez cuando dijo que la España constitucional se construía preguntando a la gente adónde quería ir, no de dónde venía. La legislación sobre la memoria debería inexcusablemente respetar ese principio.
- Los nacidos en los ‘ochentaytantos’ no vivimos la Transición, pero teníamos una idea al respecto bastante positiva, aunque los más interesados conociésemos algunas posiciones disruptivas frente a la generalizada. Las nuevas generaciones ven aquellos años como la Prehistoria y están muy expuestos a revisionismos torticeros de acontecimientos históricos como este. Dígales, ¿la Transición fue una mentira o un triunfo?
- La Transición española y la Constitución de 1978 que surge de ella fueron un éxito internacionalmente reconocido y un modelo para los procesos democráticos que tuvieron lugar en América y en la Europa del Este en los años subsiguientes. En la España contemporánea no hay otro período histórico que pueda suscitar la adhesión casi unánime de los españoles. Sería un disparate socavar ese fundamento político indispensable de nuestra convivencia.
- ¿Cree que entonces se cometieron errores políticos que hoy nos pesan? Unos dicen que el sistema autonómico, otros que el sistema de voto que ha favorecido a los nacionalistas; otros creen, al contrario, que era necesaria aún más independencia de las regiones; o que la monarquía era un error entonces y lo sigue siendo ahora… ¿Cuál es su opinión?
- El sistema autonómico ha sido objeto de ataques muy injustos. Muchos españoles estarían dispuestos a defender el funcionamiento de su propia comunidad autónoma, al menos en determinados aspectos, pero faltan voces que defiendan el sistema en su conjunto, que, a mi juicio, ha dado un buen resultado. En todo caso, no creo que pueda plantearse seriamente volver a los gobernadores civiles y las comisiones provinciales de servicios técnicos, si es que alguien se acuerda de lo que eran.
- ¿Qué cree que diría su padre sobre la España de hoy? ¿Nos daría la enhorabuena a los españoles de 2022 o nos llamaría a capítulo para corregir el rumbo en algunas cuestiones?
- Mi padre siempre estuvo orgulloso de su contribución a la consolidación definitiva del orden constitucional instaurado en 1978 y también a la plena integración de España en Europa y en el mundo occidental, a través, entre otras cosas, de la adhesión de España a la OTAN, de la que se acaba de celebrar el cuarenta aniversario. Afortunadamente, nada de eso está en verdadero peligro hoy, pero sí hay cambios de rumbo que nos ayudarían a mejorar.
- Y a usted, ¿le duele España por algún sitio?
- El dolor de España es inevitable si se tiene una vocación europeísta, como es mi caso. Pero es verdad que cada vez duele menos, porque nos hemos aproximado mucho al ideal europeo.
- Complete la frase: “La solución para Cataluña es…”
- Después de tanta turbulencia y tanta división social, Cataluña necesita varios años de funcionamiento ordinario de sus instituciones autonómicas, de modo que el cuerpo social recupere el hábito y el gusto de una convivencia normal. Solo después podrán abordarse los problemas de fondo.
- En el seno de los países que forman parte de la UE hay cada vez más voces políticas que reclaman la recuperación de la soberanía de los Estados miembros en algunos asuntos; otras que piden cambios en la configuración de la Unión para sentirse cómodos… El Reino Unido ha dicho que Europa es más un problema que una solución tanto en lo político como en lo económico y se han ido. ¿Usted qué opina? ¿España está bien como está o debemos fomentar algún tipo de cambio en Bruselas?
- Para ganar en el largo plazo, la Unión Europea necesita conseguir que los pueblos que la componen se conozcan mejor. A mí me gusta mucho citar una frase del poeta belga Émile Verhaeren: “Europeos, admiraos los unos a los otros”. En este sentido, el programa Erasmus resulta muy útil. Comprendo que sería difícil, pero no habría que descartar la organización de algún proyecto para adultos que estuviera inspirado en los mismos principios. En esta cuestión, España queda muy bien, porque manda y recibe muchos estudiantes en el marco del programa Erasmus.
- Además de jurista y juez, usted es y ha sido profesor universitario. Siendo la educación una de las bases de la prosperidad futura de un país estamos frente a una nueva ley educativa que la Real Sociedad Española de Física, por ejemplo, ha tildado de «desastre» en ciertos contenidos, mientras que la Real Academia de la Historia ha pedido a Educación que retire algunos apartados. Por no hablar del nivel de exigencia para pasar de curso. ¿Estamos preparando bien para el futuro a la generación en edad escolar?
- Ciertamente, los programas educativos oficiales tienen sus carencias, pero hay un problema previo, y es que las familias españolas tienden a subcontratar íntegramente la educación, y esa no es buena fórmula. Muchas cosas mejorarían si se cuidaran más las conversaciones en familia y no se contestaran con bromas e ironías las preguntas de los hijos. La preparación de los viajes también es importante. Tengo la sensación de que muchos niños creen que España es una cinta de asfalto, puntuada por gasolineras, y que termina en una playa. Me gustaría añadir que esa subcontratación íntegra se da también a veces en lo que hace a la formación religiosa, y los resultados tampoco son óptimos.
- Si no me equivoco, ha cumplido usted ya los 65 años. No sé si ha decidido jubilarse o no, pero, aunque no fuera así, ¿le gustaría jubilarse de algo? ¿A quién cree que habría que jubilar ya en España?
- La jubilación me vendrá impuesta por determinación legal y ni un minuto antes. Y más allá de esa fecha espero seguir con mis tareas de articulista y profesor. No solo no quiero que se jubile nadie, sino que me gustaría animar a todos a no soltar el remo.