Capacidad de la doctrina social de la iglesia para investigar sobre la pandemia de la COVID-19

David Guillem-Tatay. Profesor de Moral Social y Deontología de la Universidad Católica de Valencia

Capacidad de la doctrina social de la iglesia para investigar sobre la pandemia de la COVID-19

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Capacidad de la doctrina social de la iglesia para investigar sobre la pandemia de la COVID-19

13 abril 2021

 

INTRODUCCIÓN

            La actual pandemia, que es nuestro objeto de investigación, puede ser analizada sistemáticamente desde varias disciplinas científicas.

En el presente artículo vamos a intentar alcanzar el siguiente objetivo de investigación, que consideramos básico, el cual consiste en averiguar si la Doctrina Social de la Iglesia (en adelante, DSI) es apta para investigar sobre la actual pandemia.

            Es básico porque si la respuesta es negativa no tiene sentido continuar con la investigación.

            Si es positiva, como veremos que así lo es, la investigación sería más que necesaria.

            Es decir, la DSI, por su naturaleza, principios, método y objetivos, ¿tiene capacidad suficiente para investigar sobre el SARS-COV2, sobre la COVID19, sobre la actual pandemia?

            Si la tiene, ¿es absoluta o limitada? ¿Hasta dónde puede investigar y hasta dónde no?

El objeto de investigación ha requerido emplear un tipo de metodología cualitativa basada en la observación indirecta, la cual ha comenzado siendo no-sistematizada para acabar caracterizándose como sistematizada. Este tipo de investigación corresponde a la posición material de la observación según las terminologías y clasificaciones –relacionándolas- de Köning y Duverger.

El material que se ha empleado para la obtención de los datos de la presente investigación ha sido un grupo concreto de documentos escritos en los que los hechos sociales han quedado reflejados y a partir de los cuales se han obtenido los datos.

Además, el análisis de los datos y de la información obtenida, por ser también conforme con ese método, con las preguntas de investigación y los objetivos previstos, es el resultado de aplicar una técnica mixta descriptiva, explicativa y exploratoria-confirmatoria, técnica que no ha estado exenta de un sustrato hermenéutico crítico.

            Los Objetivos Específicos coinciden con los apartados del presente artículo.

 

INVESTIGACIÓN CUANTITATIVA Y CUALITATIVA

La investigación cuantitativa, fundamentalmente desde el giro copernicano (siglo XVI) y la primacía de las ciencias naturales, se realiza sobre todo en laboratorios, en los que las mediciones adquieren una importancia capital y los resultados son presentados habitualmente en cálculos porcentuales

Busca, pues, la explicación, la predicción y la solución: en definitiva, resolver el problema de investigación.

La investigación en ciencias sociales, por su parte y desde Max Weber (principios del siglo XX), tiene como finalidad conocer para interpretar, comprender y, si se puede, responder al hecho social problemático que se investiga, no para que el conocimiento sea aplicado (aunque a veces sí ocurre). Es decir, en las acciones sociales no hay leyes ni generalizaciones (o, mejor, son menos importantes), entre otras razones por la potencialidad de intervención que el ser humano posee.

            En definitiva, las particularidades de una metodología más cualitativa para las ciencias sociales han destacado la importancia del lenguaje y de la interpretación de los hechos humanos. Los de la cuantitativa buscan la formulación de teorías, la contrastación empírica y la medición objetiva de fenómenos.

Hoy, y desde Paul Ricoeur, no existe una distinción tan tajante. Como dice Domingo (2018, p. 36), “a este autor no le convence esta separación tan radical entre los dos saberes (…)”, apostando por su complementariedad, proponiéndonos, pues, “explicar más para comprender mejor” (p. 37)

            Y para ello, la operación de observar es “la que se presenta como antecedente temporal y epistemológico del resto de las operaciones metodológicas y técnicas sobre las cuales habrá de construirse el conocimiento científico. La observación sería, al mismo tiempo, la fuente y el procedimiento de obtención de la base empírica, del apoyo material y sustantivo de la ciencia”. (Castro Nogueira, et al, 2005, p. 95)

            Según el RAE, observar es examinar atentamente. Es un acto cotidiano que nace de nuestra naturaleza biológica y de nuestras características sensitivas. Si bien es cierto que el sentido de la vista es importantísimo para la observación (lo cual es una obviedad), no lo es menos que los demás sentidos también son importantes para esa operación. Esa operación sensitiva está dirigida por nuestro cerebro y contribuye a crear la imagen de un mundo humano, es decir, un mundo a la medida del hombre.

            Pues bien, nuestra hipótesis es que la DS trata de analizar los hechos sociales actuales, y la pandemia es el hecho social por excelencia, multidisciplinar e interdisciplinarmente, incluyendo el examen ético o, mejor, teológico moral, con la ayuda imprescindible del Magisterio Eclesiástico y a la luz del Evangelio.

            Partiendo de esa hipótesis, la DSI es apta, pero no absolutamente, para investigar, analizar sistemáticamente y responder al hecho social actual por antonomasia, que es la pandemia.

            Después de este análisis descriptivo y explicativo, comprobemos (análisis exploratorio/confirmatorio) si tales hipótesis son ciertas contrastando las características que contienen las ciencias, y que han sido ya abordadas, con las de la DSI.

 

LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ES UNA DISCIPLINA CIENTÍFICA

La pandemia ocasionada por el SARS-COV2 y la COVID19, como hemos dicho, puede ser investigada y analizada desde varias disciplinas científicas, toda vez que la misma, como realidad social poliédrica que es, puede ser abordada desde el Derecho, la Economía, las Ciencias de la Salud, etc.

La pregunta que nos surge es, pues, si la Doctrina Social de la Iglesia es apta para analizar e investigar la actual pandemia.

Para responderla empezaremos por averiguar qué es la Doctrina Social de la Iglesia y, a tal fin, escogemos la Constitución Gaudium et spes (1965).

            Partiendo, pues, de la misma:

Para cumplir esta misión [se refiere a estar junto a los que sufren] es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas. Es necesario por ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le caracteriza. He aquí algunos rasgos fundamentales del mundo moderno. (n. 4)

            En esa definición podemos comprobar que los rasgos que tienen las ciencias, sobre todo las ciencias sociales, y que hemos visto, se dan en la DSI:

1) Una de las misiones de la Iglesia es estar junto a los que sufren.

Como se ha podido comprobar, la Iglesia ha estado y sigue estando al lado y junto a los que han sufrido y sufren la pandemia. Por no alargarnos, confróntese la página web de la Conferencia Episcopal[1].

2) Para cumplir esa misión no lo ha hecho desde la improvisación y la asistematicidad.

Como dice la definición de la Gaudium et Spes, la Iglesia ha escrutado a fondo, es decir, ha observado y examinado atentamente (recordemos las definiciones del RAE y de Castro Nogueira, et al sobre la observación) el hecho social que tiene delante.

Ese análisis es multidisciplinar, desde luego que incluya también el estudio ético teológico, pero no sólo, ya que si no se describe bien, en toda su amplitud, holísticamente, el hecho social, puede correrse el riesgo de no responderse adecuadamente.

Así, Gutiérrez García (2001, p. 39), al hablar de las fuentes de la DSI, afirma: “Como complemento hay que añadir el necesario recurso, que la DSI tiene que practicar, a las ciencias sociales. En todos sus niveles y áreas, la DSI necesita mantener un continuado contacto vivo, cordial, crítico, con las ciencias que tratan del hombre, en especial las sociales, y singularmente la antropología. Para comprender con exactitud las realidades temporales siempre complejas, y para estimular con acierto la acción social, no siempre carente de dificultades”.

Precisamente por esto último, cuando es necesario, la DSI necesita relacionarse con las ciencias de la salud e, incluso, empíricas, cuando el hecho social a investigar así lo requiere, como es el caso de la actual pandemia.

3) Los signos de la época.

            Los signos de la época, o de los tiempos como dirá en otro número, son los rasgos de una sociedad en un momento temporal concreto, que identifican y caracterizan esa sociedad.

            Es evidente y que da fuera de toda duda que la pandemia es el signo de nuestra época por antonomasia.

4) Ese análisis es necesario para conocer y comprender el mundo en que vivimos.

            Como hemos visto supra, conocer y comprender son los rasgos distintivos de las ciencias sociales, por lo que la DSI se encuadra en las mismas, con sus propios principios, métodos y objetivos.

5) A la luz del Evangelio.

            Como hemos anticipado, la DSI es ciencia social, pero tiene sus propias características. Su multidisciplinariedad no impide su naturaleza, propiamente teológico moral. Es más, su naturaleza está abierta a esa multidisciplinariedad.

            De ahí los materiales o fuentes con los que cuenta para realizar su investigación: la Sagrada Escritura, la Tradición, los escritos de los Santos Padres en materia social, el Magisterio Elesiástico, fundamentalmente el llamado Magisterio social, y la aportación de los teólogos especialistas en la materia.

Así pues, el estudio y, en su caso, respuesta consiguiente se hace desde una propuesta social. Concretamente la que ofrece la Iglesia a través sobre todo de su Magisterio social, ya que no la hace partiendo de cero: mala crítica y mala respuesta se haría si se parte de la nada, primero porque metodológicamente no es válido y segundo porque en tal caso ni la Iglesia ni nadie tendría nada que ofrecer.

6) Y, de este modo, responder más adecuadamente a los problemas que existen.

Esos problemas son o pueden ser varios: hechos sociales, valores (disvalores), opiniones, ideas, creencias…

Y esa respuesta es característica de las ciencias sociales, aunque, insistimos, ha de ser fundamentalmente ético teológica.

            Como dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n 71), “la Iglesia no puede permanecer indiferente ante las vicisitudes sociales: «es tarea de la Iglesia anunciar siempre y en todas partes los principios morales acerca del orden social, así como pronunciar un juicio sobre cualquier realidad humana, en cuanto lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas»”.

 

CONCLUSIONES

            Ahora estamos en disposición de realizar las siguientes conclusiones:

1. La Doctrina Social de la Iglesia es apta para investigar sobre la actual pandemia.

2. Porque, teniendo su propia naturaleza, principios, método y objetivos, puede enmarcarse dentro de las ciencias sociales.

3. De hecho, como hemos podido comprobar, las características propias de las ciencias sociales se dan en la DSI, aunque no la agotan.

4. Desde Paul Ricoeur, las ciencias son multidisciplinares e interdisciplinares. Son, pues, complementarias. La DSI necesita también de otras ciencias para investigar.

5. La investigación de la DSI tiende, desde lo acabado de decir, a la comprensión holística del hecho social por excelencia hoy que es la pandemia. Esa comprensión exige acudir a las otras ciencias, o a las ciencias necesarias según la naturaleza del hecho social a investigar.

 6. Pero para responder adecuadamente a la misma, no para resolverla: esta última finalidad correspondería a las ciencias biomédicas (investigación en laboratorios, ensayos clínicos,…), no a las sociales, ni, por tanto, a la DSI.

7. Esa investigación para comprender y responder se hace desde la perspectiva eclesial, que es propuesta social, a la luz del Evangelio y con la ayuda imprescindible e ineludible del Magisterio Eclesiástico.

 

BIBLIOGRAFÍA

Castro Nogueira, L., Castro Nogueira, M. A., & Morales Navarro, J. (2005). Metodología de las ciencias sociales. Editorial Tecnos: Madrid.

Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Recuperado de:

http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html#Derecho%20y%20deber%20de%20la%20Iglesia

Conferencia Episcopal Española. La Iglesia ante la crisis del coronavirus. Recuperado de: https://iglesiasolidaria.es/

 Domingo, A. (2018). Ética de la investigación. Editorial Herder: Barcelona.

García Ferrando, M., et al. (1986). El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación. Alianza Editorial: Madrid.

Gutiérrez García, JL. (2001). Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Editorial Ariel: Barcelona.

San Pablo VI. (1965). Constitución Gaudium et spes. Recuperado de:

http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html

 

[1] En concreto, https://iglesiasolidaria.es/

 

 

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