La exalcaldesa de Valencia Clementina Ródenas ha participado hoy en el curso de verano de la Universidad Católica de Valencia (UCV) Empresarios valencianos: pasado, presente y futuro (II) con una conferencia sobre la figura de José Campo Pérez, el marqués de Campo. En la misma, Ródenas ha asegurado que este prominente empresario fue “una persona deslumbrante, al que en Valencia no se le ha dado todo el crédito que merece”.

“El estudio de su figura es apasionante porque era un hombre sobresaliente, por su capacidad en las finanzas; en concreto, por las innovaciones que planteó, en contraste con la ortodoxia bancaria y monetaria de la época”, ha indicado.

Ródenas ha resaltado también la figura del marqués de Campo “por su capacidad para crear un equipo de enorme poder que concentró con figuras relevantes. En el Grupo Campo se encontraba toda la gente que en Valencia suponía un capital humano e intelectual considerable”.

“Campo estaba al nivel de de otros burgueses reconocidísimos como Manuel Girona (Barcelona), Claudio López Bru (Santander), José de Salamanca (Madrid), o los Larios y los Heredia en Andalucía”, ha indicado.

“EXISTIÓ UNA BURGUESÍA VALENCIANA EN EL XIX, AUNQUE NO FUESE INDUSTRIAL”

En el debate sobre si la burguesía de la que formó parte este prominente empresario valenciano era “apolítica” y “acéfala”, Ródenas opina que se trató de una burguesía “muy relacionada con los negocios, con la política (muchos de ellos detentaron cargos políticos, incluido Campo).

“Esto se contrapone a la idea de que no existió una burguesía en Valencia, por mantener el arquetipo de burguesía industrial como la única frente a otro tipo de burguesía existente en el XIX, como en Francia o Italia: la aristocracia financiera, en relación con el comercio y el sector agrario”, ha aseverado.

En ese sentido, Ródenas ha calificado de “típico” al empresario valenciano desde mediados hasta finales del XIX: “El tipo de inversiones que realiza son aquellas en las que los dividendos son mayores. Esto ha generado una interpretación poco lógica sobre por qué no se invirtió el dinero en la industria, en lugar de en servicios públicos o ferrocarriles. Pero es un planteamiento erróneo”.

Así, en opinión de Ródenas, “es la propia dinámica del proceso de crecimiento económico el que marca, de alguna manera, el tipo de inversiones que pueden hacerse por parte del empresario. En cualquier caso, a finales del XIX todo el crecimiento y auge del sector agrocomercial, y el ‘boom’ de la exportación produjo un crecimiento industrial importante, una especie de malla de pequeña y mediana empresa”.

En la jornada de clausura del curso de empresarios valencianos ha participado también con una conferencia Enrique Orihuel, consejero delegado de Betelgeux.