Discurso íntegro del Cardenal y Gran Canciller de la UCV, Antonio Cañizares, en el Acto de Apertura de Curso
Noticia publicada el
martes, 4 de septiembre de 2018
Mis primeras palabras en este acto de apertura de un nuevo curso, 2018-2019, en la UCV, quiero y deben ser de saludo, felicitación y agradecimiento a nuestro Rector, D. José Manuel Pagán, que hace tan solo unos meses tomó posesión de su cargo. Un servicio más y de más empeño a la UCV, de los muchos que ha prestado ya a la UCV desde su creación de la que se va a cumplir quince años, en este curso. Agradezco y felicito por su encomiable labor al frente del Rectorado a Dña. Asun Gandia, que pidió ser relevada en su momento. Agradezco también a Dña.Paquita Arocas por el servicio prestado, una vez más, al frente de la Secretaría General, en cuyo puesto le ha sucedido D. Ignacio Orrico, a quien agradezco también su generosidad al aceptar este nombramiento. Agradezco igualmente a D. José Luis Sánchez por su labor innegable al servicio de esta nuestra UCV, se ha desvivido por ella, desde ante ames ya de su creación, sobre todo en su tarea universitaria y pastoral como Capellán Mayor al servicio de la Capellanía universitaria que ahora deja y pone en manos de un colaborador de la Capellanía, D. Vicente Ferrer, como nuevo Capellán Mayor, a quien agradezco su disponibilidad para aceptar esta tarea pastoral, tan fundamental en la UCV como uno de sus pilares básicos en que ésta se sustenta: D. Vicente, asumes una labor evangelizadora y educadora de largo alcance, básica y central, totalmente universitaria: coordina, fortalece, impulsa y pon en ello todo tu ardor sacerdotal, como lo estás poniendo en tu parroquia de Los Santos Mártires Valencianos del siglo XX, Dios te acompaña y te acompañamos todos ante este reto de la UCV que ponemos en tus manos. Otros relevos se han producido o se van a producir próximamente. A todos ellos mi más sincero agradecimiento y mis mejores deseos con mi apoyo seguro.
En mis palabras al comenzar el curso, como Arzobispo y Gran Canciller de la Universidad, como horizonte y marco en el que hemos de movemos, quiero recordar algunas ideas que en otra ocasión he escrito o he dicho: estamos en una nueva etapa y ante una nueva situación: no sólo un nuevo curso y unos cambios con su novedad inherente, sino más allá, una nueva etapa y situación o situaciones nuevas en la sociedad, y en la misma Iglesia, en ellas la UCV ha de aparecer como lo que es y expresarse con verdad y libertad, en conformidad a lo que es. No puede estar ausente, ensimismada en sí misma, autoreferenciada o como si nada ocurriera o nada le afectase: ha de hacerse presente como Universidad Católica. "Universidad Católica" es un solo sustantivo; ni “católica” es un mero adjetivo calificador, ni "universidad" es un mero medio o una estructura para fines ajenos como si los confesionales lo fueran.
La UCV se ha dado a sí misma un Ideario o identidad. Su Ideario o identidad y su Proyecto quieren fundarse en fundamentos sólidos, orientación y perspectivas claras y unitarias conforme a la Const. Apost. Ex Corde Ecclesiae. Seguir, en todo. Esta Cons.Apost. como también en lo que nos atañe - y es mucho- la Const. Ap. Gaudium de Veritate del Papa Francisco son clave en estos momentos y para su futuro, en ellas debe inspirarse y a ellas debe atenerse. La UCV quiere llegar a ser una Universidad de excelencia, que así sea reconocida universalmente, en los rankings universitarios, lo cual entraña, según veo las cosas, una Universidad de máxima calidad y una Universidad con total identidad: no hay calidad sin identidad, la primera nota o item evaluatorio de nuestra Universidad es su identidad: identidad que no es otra que una Universidad que, en cuanto tal y sin disminuir un ápice su carácter estrictamente universitario, al contrario, tiene como finalidad llevar a cabo una nueva evangelización en el campo de In Universidad y de la cultura, es decir llevar a cabo la obra de “renovación de la humanidad con hombres y mujeres nuevos conforme a la novedad del Evangelio" (Pablo VI), enseñar y aprender el arte de vivir (Benedicto XVI) que vemos en el Evangelio vivo, Jesús, el Hijo de Dios y Hombre Nuevo, introducir la savia del Evangelio en la comunidad universitaria y así en la sociedad, para que surja una sociedad nueva en sus criterios inspiradores de su conducta y comportamientos, en su pensamiento y modos de acción, y modificarlos si están en contraste con el Evangelio o confirmarlos si son conformes a la recta razón y al Evangelio, como pretendió el Concilio Vaticano II, contribuir desde su campo especifico a que haya una fe que se hace cultura, un cultura nueva según los criterios del Evangelio, teniendo muy presente el pensamiento de San Juan Pablo II en la UNESCO: "una fe que no se hace cultura no es una fe suficientemente pensada, suficientemente vivida". A esto está llamada nuestra Universidad: a ser un factor señero de Evangelización de la Cultura y de educación en Valencia, en España, en Europa.
Esto indica que tiene una tarea educativa fundamental y no sólo académica e investigadora: ha de educar, formar laicos, jóvenes, -no olvidemos a la juventud ni al Sínodo universal sobre ellos, ni la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá a finales del enero próximo-, jóvenes y adultos que estén en la vida pública y privada conforme al pensamiento cristiano, lo cual significa, como obra de. Iglesia que es, no olvidar su naturaleza evangelizadora; por eso ha de ofrecer, sin imposiciones y en libertad, la manera propia de Iglesia de ser Universidad, que del corazón de ella ha nacido, y así ayudar a pensar en cristiano las grandes cuestiones de la vida y del mundo: de Dios, del hombre y del mundo. Ha de ser una Universidad de pensamiento, que se atreva a pensar, que no tenga miedo a la razón, sino que la ejercite al máximo, sólida, bien fundada, libre, que busca, transmite y se apoya en la verdad, con capacidad para ser una verdadera comunidad educativa. Evangelización y educación son dos fines y dos dimensiones inseparables en la UCV, y no se entiende una sin la otra.
Desde aquí ha de verse todo el conjunto de la UVC, todo lo que constituye el campo propio de la vida universitaria en cuanto ayuntamiento de profesores y alumnos, (y padres de familia, Iglesia y sociedad, personal de administración y servicios) planes de estudio, instalaciones y medios, aportación a la Iglesia y a la sociedad. Por esto, desde aquí quiero y debo suscribir, apoyar y subrayar, en virtud de la responsabilidad máxima y última que me compete, como Gran Canciller-Arzobispo de Valencia, las palabras que nos ha dirigido nuestro Sr. Rector.
Apoyo decididamente, porque lo necesita perentoriamente nuestra Universidad, el Proyecto de nuevas instalaciones, de un nuevo Campus Universitario. En este punto me es muy grato comunicar a la comunidad universitaria y a todos que se han dado ya muchos pasos: se ha elegido el lugar, se ha pensado muy seriamente el proyecto que contará no solo con el espacio para buena parte de sus estudios o titulaciones, despachos para profesores, aulas de investigación y departamentales, el ágora de alumnos y el areópago de profesores y alumnos, ... , en definitiva el ámbito y el hábitat de la UCV; se han hecho ya los estudios pertinentes y técnicos, incluidos los económicos, un proyecto que dará comienzo próximamente, en el que tengo máximo interés para el bien de nuestra UCV y para que ésta sea lo que aspiramos ser: un proyecto que en anteriores ocasiones ya he manifestado como necesario y urgente y que espero que sea concluido para su uso en un plazo razonable pero rápido, por eso digo “razonable". También me es grato dar a conocer la colaboración con la diócesis en un '"Centro Cultural de la Iglesia" en Valencia, un gran areópago o ateneo, que haga realidad su proyección en la sociedad y en la cultura sin ninguna autorreferencialidad como le corresponde; e igualmente apoyo decididamente las obras que habrán de llevarse a cabo en la sede de la Facultad de Teología y que pronto se emprenderán, a donde se trasladarán, en su día, los estudios de Derecho Canónico, Ciencias Religiosas Superiores, Filosofía, los estudios sobre la Familia del Instituto Juan Pablo II y la sede del Gobierno Central de la UCV. Insto a la Universidad que estos Proyectos sean agilizados y se lleven a cabo en el espacio menor posible de tiempo porque los necesita para ser lo que está llamada a ser. Así se visibilizará más aún que ambas instituciones son diócesis y que ambas, colaborando juntas, salen beneficiadas mutuamente.
En el próximo mes de octubre se incorporan a nuestra diócesis la comunidad de Religiosas "lesu Communio", que serán una gran ayuda y un gran estímulo a la nueva evangelización de Valencia, en general, sino de manera muy panicular a la Universidad: ellas, como saben, ocuparán el Monasterio de las Salesas en Godella. que se ubica junto a las vallas de los espacios de la UCV, la antigua EDETANIA. También colaborarán y serán un gran estímulo en la pastoral universitaria, las monjas de Claraval, en el Convento de "Corpus Christi'', al lado mismo de la UCV, de la Facultad de ADE, y la ayuda valiosa de las religiosas del Hogar de la Madre, ubicadas en el convento de la Trinidad, lugar también muy adecuado para trabajar en la pastoral universitaria. En este orden de cosas me es muy grato comunicarles que se abrirá la Parroquia Univcrsitaria "Santa Úrsula" en la sede "Santa Úrsula" y será regida por uno de los capellanes de la Capellanía Universitaria.
Aprovecho que está presente entre nosotros, presencia que agradezco de todo corazón y sinceramente, la Sra. Directora General de Universidades de la Comunidad Autónoma de Valencia, para pedir públicamente de los organismos universitarios competentes la aprobación, en justicia y por la gran necesidad existente en el mundo entero de la Titulación que se ocupará, en un enfoque interdisciplinar y multidisciplinar de los diversos aspectos implicados en el desarrollo humano integral y de los pueblos, de la ecología integral, expresión acuñada por el Papa Francisco como nombre propio del desarrollo -que inicialmente se presentó como "Ciencias del Desarrollo” que tanto está costando sin argumentos racionales ni legales en la negativa de su aprobación. Espero que cuando se presente a su aprobación el master ·'Historia del cristianismo", único en España, existente en otros países de nuestra área cultural, sea aprobado sin dificultad alguna. Las dificultades que supusieran un retraso en su puesta en marcha pido también públicamente y en la solemnidad de este acto la aprobación de este título cuya demora, como la anterior titulación Ciencias del Desarrollo, dañaría a esta Universidad y privaría a la sociedad de dos servicios y titulaciones necesarios y que entran dentro del bien común.
Me uno, además, a las reivindicaciones tan justas como las que ha expresado con fuerza y razón el Sr. Rector respecto a prácticas y becas y las apoyo, puesto lo que está sucediendo en estos puntos entrañan una discriminación flagrante e injusta, una cercenación de la autonomía universitaria y una agresión grave a derechos inalienables de alumnos, de padres, y de la Universidad, además de introducir un trato desigual e injusto con respecto a otras universidades.
Desde los primeros momentos como Arzobispo-Gran Canciller, concretamente en la primera reunión del Patronato de la Universidad, pedí que se elaborase y se me presentase el "Proyecto de la Universidad que queremos llevar adelante y que necesitamos", con qué estilo y peculiaridades, cuáles son nuestras fuerzas para implementar este Proyecto, sin el cual no podemos ni deberíamos seguir. Pedía y exigía, en definitiva, un Proyecto universitario católico, con su Ideario propio, conforme a lo que la Iglesia nos pide, nos demanda la sociedad en la situación en la que se halla y es posible dentro de la libertad de enseñanza universitaria y del marco jurídico vigente; lo cual había de concretarse en un ldearío, en un Proyecto universitario y una Planificación estratégica de la Universidad, así como en una Ordenación de unos Nuevos Estatutos y nuevos Reglamentos, que reflejen la identidad y la visión propia de nuestra Universidad, aprovechando y manteniendo todo lo que fuera posible y recomendable de los actuales. Todo esto se ha llevado a cabo felizmente. Nos toca desarrollarlo y cumplirlo todo.
También he de comunicar con gratitud y esperanza, que para llevar a cabo el mejoramiento en planificación y ordenamiento de nuestra UCV, a sugerencia de algunos miembros del Patronato, se ha llevado a cabo hace unos meses un estudio riguroso por parte de una empresa especializada, cuyas conclusiones contribuirán s in duda alguna al mejoramiento notable de la planificación, que habrá de ponerse en marcha este nuevo curso.
Es algo ciertamente urgente completar y perfilar una Planificación estratégica, redefinir tal vez funciones y tareas, aligerar y revisar títulos, aunar y atar o trabar bien el conjunto del edificio universitario que estamos construyendo. señalar bien las competencias, prioridades y peculiaridades de la UCV, renovar personas y equipos ... Muchas las tareas, tal vez, pero no hay tiempo que perder y nos apremian muchas cosas, sobre todo la responsabilidad que tenemos ante la Iglesia y la sociedad.
Elemento clave y fundamental de la Universidad Católica San Vicente Mártir son los profesores. La selección, admisión y nombramiento de profesores es vital para nuestra Universidad, tener conceptos claros y precisos para ello, sin permitirse concesiones, es fundamental. Habrá que elaborar, para saber a qué atenerse, un estatuto y reglamento del Profesorado, incluyendo un Estatuto propio de Eméritos, siempre bien y justamente remunerado; se necesite perfilar un Protocolo para la selección, admisión, permanencia y promoción del profesorado.
Como Universidad, necesitamos una gran calidad docente (no se trata de una Universidad más, ni de un Centro de nivel Superior para expedir títulos superiores. y. menos de una Academia); que nuestra docencia se distinga por su calidad científica, investigadora, y por su capacidad comunicativa y educadora, por sus métodos de enseñanza y de innovación, la aportación y uso de nuevas tecnologías en ella, teniendo siempre presente la verdad y enseñando la verdad, buscando incansablemente y con pasión la verdad, la objetividad de las ciencias y de los saberes, la utilización de la razón sin otro límite que la misma razón o lo que aconseja la recta razón, de atreverse a pensar, investigar, usar de la razón, buscar la verdad de Dios, del hombre, el mundo, de las cosas, de lo que acontece, como norte y pasión; y sobre todo buscar el bien de las personas, la persona misma, y la formación de las personas en calidad de sus conocimientos y de sus comportamientos, e inseparablemente el bien común y el desarrollo de los pueblos y de las gentes.
Nuestra Universidad ha de contar con profesores que sean no solo profesores que " profesan" su saber y lo transmiten, sino maestros, sabios, que formen en tomo a sí discípulos. Habrá que contar con los mejores profesores y maestros, buscarlos o si no formarlos, que estén justamente, bien, retribuidos, que sean reconocidos de verdad en su labor docente e investigadora, que adquieran el prestigio debido, y dedicados a su tarea. Nuestra Universidad requiere una auténtica y genuina política del profesorado en todos los órdenes, a ser posible con gran identidad católica, y en todo caso, óptimos y competentes profesores y maestros que, respetando enteramente la identidad de la UCV, contribuyan decididamente a una enseñanza universitaria de calidad y de excelencia en la medida de lo posible.
Si queremos un profesorado así, hay que retribuirlo y procurar que cuente con los medios necesarios para desarrollar adecuadamente su tarea docente e investigadora y su misión tutorial. No podemos olvidar en los profesores que ellos son educadores, pedagogos, es decir, acompañantes y guías de los alumnos, y que habrán de prestar atención muy específica a la tarea tutorial, que ha de ser una de las notas distintivas de nuestra Universidad cada alumno debe contar con un tutor, que le acompañe de cerca, lo oriente y guíe mientras esté en la Universidad: en esto hay que dar bastante pasos. También hay que dar bastantes pasos en el campo de la investigación, para el que habrá de elaborarse el Protocolo correspondiente y un Plan de investigación en el que habrán de tenerse en cuenta las obligaciones y responsabilidad de nuestra Universidad para con la Iglesia, la diócesis, la sociedad valenciana, española, europea y mundial, para el desarrollo justo de los pueblos. Tenemos necesidad apremiante también de profesores investigadores, y potenciar favorecer la investigación es objetivo a conseguir en breve· plazo de tiempo. Para eso habrá de diseñar y tener la Universidad Católica de Valencia Planes de investigación propios, conformes a la responsabilidad y misión de la UCV, a su compromiso con la sociedad y el desarrollo de los pueblos que agrupe a los profesores, que promueva tesis doctorales y tesinas de licenciatura, publicaciones propias y presencia en publicaciones ajenas en que se comuniquen los avances y resultados de sus investigaciones. En toda la tarea del profesorado, siempre teniendo en cuenta a los alumnos, la Iglesia y la sociedad, deberá cuidarse el tema de las prácticas: no podemos contentarnos con enseñanzas méramente teóricas incapaces de formar. Los profesores deberán recibir una ayuda y atención pastoral muy personal y directa que les mantenga en su fe y les estimule en su labor específica.
Una tarea que ha de cuidarse en la Universidad Católica de Valencia por medio de sus profesores, además de la docencia, investigación y atención tutorial es la presencia en la vida pública, particularmente a través de la participación en "observatorios" de facetas de la sociedad y de presencia en los medios de comunicación social: artículos en diferentes periódicos y revistas de divulgación firmados personalmente o en colaboración con otros, declaraciones colectivas, colaboración en tertulias radiofónicas o de TV, programas propios temáticos en TV o en Radio, y colaboración en el Centro Cultural de la Iglesia que se proyecta, al que antes aludí. No puede ser que ante todo lo que está ocurriendo en la Comunidad Valenciana, en España, en Europa y en el mundo entero, la Universidad Católica como tal o los profesores de UCV no salgan a la palestra iluminando con su ciencia, saber y razón la problemática emergente y ofrezca alguna orientación posible: hay que atreverse a pensar y decir, y tener la libertad y osadía de hacerlo, como el Papa Francisco está haciendo.
Por cierto, que lo que el Papa Francisco hace y dice no es sólo para él o para ciertos sectores de la Iglesia que tienen que ver con la clerecía; es para todos. También para las Universidades, para la nuestra. Lo que nos dijo en su Encíclica Laudato si, sobre la ecología integral, por ejemplo, ha de ser guía y orientación para nuestra Universidad, como también lo que está diciendo y haciendo a favor de los pobres como anuncio de la misericordia y llamada a ser misericordiosos, o lo que nos dijo en su Exhortación Apostólica sobre la familia "Amoris laetitia” o en "Gaudete et exultate " sobre la santidad. También otros textos pontificios son de gran importancia para nuestra Universidad y deberían ser tenidos muy en cuenta; por citar algunos: laborem exercens. Centessimus Annus, Fideles Christiani laici, Fides et Ratio, Veritatis Splendor, Mulieris Dignitatem, Evangelium Vitae, Familiaris Consortio, Ex corde Ecclesiae (de san Juan Pablo II), Caritas in Veritate, Spe salvi, Discurso en la Universidad de Ratisbona, Discurso no leído a la Universidad de la Sapienza, Discurso a los Profesores Universitario en el Encuentro de El Escorial (de Benedicto XVI ) o Evangelii Gaudium, lumen Fidei, laudato si (del papa Francisco). Si asimilamos y aplicamos estos textos, nuestra Universidad será lo que está llamada a ser y se destacará en los "ranking" de Universidades, como Universidad de calidad.
La gran riqueza de la Universidad, su gran capital, deben ser sus alumnos. Con ellos hay que tener un trato exquisito, una atención total, una dedicación a ellos sin reservas, una preocupación por su aprendizaje en todos los órdenes de cosas, un cuidado de verdadero esmero, proporcionarles la mejor calidad de enseñanza y educativa de acuerdo con los fines e identidad de la UCV, proporcionarles una atención pastoral y religiosa para el crecimiento de su propia vida, recibir atención tutorial, orientarles en sus estudios y en sus problemas y dificultades, proporcionarles las ayudas necesarias, también las económicas (recibir enseñanza gratuita , si reúne las condiciones para ello, de acuerdo con la política de ayudas de la Universidad), sensibilizarles a lo que pasa en nuestra sociedad y en el mundo, en la historia actual y pasada y ofrecerles criterios de discernimiento para situarse. Hay que exigirles que estudien y trabajen, que den todo lo que pueden dar de sí con el máximo rendimiento, estimularles y motivarles en los estudios y en la selección de los programas; hay que exigirles que observen las buenas formas y modales en relación con todos los miembros de la comunidad universitaria y el respeto a las instalaciones, proporcionarles las actividades extraescolares universitarias adecuadas, incluidas las de deporte, (que habrá que estimular mucho), culturales, asociativas, recibir formación integral por medio de otras ofertas no estrictamente académicas, que les ayuden a la plena realización de sus vidas, favorecer su formación en universidades de otros países y propiciarles el intercambio con otros alumnos de otras universidades, contar con los medios e instrumentos necesarios que requieran para su formación universitaria, contar con la ayuda médica y psicológica si fuese necesario, y la defensa y protección jurídica que, llegado el caso, requieran; fomentar entre ellos asociaciones estudiantiles y fomentar en todo momento su adhesión y afecto a la Universidad como su Universidad, crear lazos afectivos y efectivos con ellas. mediante, por ejemplo, la asociación de antiguos alumnos. Sea bienvenido, y sea potenciado todo lo que se haga a favor de los alumnos para su formación integral: la UCV debería distinguirse en el conjunto de las Universidades españolas por la atención personal primorosa a los alumnos y su cuidado y seguimiento personal de cada uno de ellos como persona y como grupo. Por ello la real y eficaz puesta en marcha de la tutoría, la creación del servicio específico a los estudiantes para acogida, inscripción y seguimiento de los alumnos. Es fundamental e imprescindible crear un clima de convivencia y responsabilidad de los alumnos entre sí, de los alumnos con los profesores y personal de servicio, de universalidad y apertura, de no exclusión de nadie, que, ese mismo clima sea de suyo educativo y universal. Por ello, y además, para mejorar y fortalecer esta atención a los alumnos y ese clima de convivencia y comunitario, como nota identitaria, habrá que estar muy en relación con los padres, con ellos, colaborar en su aprendizaje de ser personas.
No puedo ni quiero ni debo olvidar a las personas de Administración y Servicios, que tanta importancia y atención deben tener en la Universidad. Su labor es imprescindible y estrictamente universitaria. Son Universidad, son UCV, no una parte simplemente y apendicular de la Universidad. Están en el núcleo de la Universidad al que pertenecen la administración, la organización y ordenamiento -hasta la limpieza, decoro, alimentación- los servicios para poder desempeñarse las tareas académicas, sin estas personas, para quien muestro todo mi agradecimiento y solicitud, no sería posible la Universidad. Pero es que además, son también elemento integrante de la educación que imparte la Universidad: la atención de la UCV a estas personas, el trato que reciben, el servicio que prestan y cómo lo prestan su grado de integración en la universidad, etc, forma, educa, crea un estilo de ser y de vivir en sociedad del que no sólo o podemos prescindir por razones más o menos utilitarias sino que además y sobre todo nos están diciendo su inserción y sus relaciones que es nuestra Universidad y su identidad. Por eso pido que esto sea tenido muy en cuenta y se le dé el cauce operativo y valorativo que corresponda.
Finalmente, veo que es necesario que se impulse en la Universidad una realidad y sentido de unidad e integración: unidad en los fines y objetivos, en los métodos pedagógicos, en la investigación; unidad entre los diversos estamentos y órganos de la Universidad, unidad entre los diversos cargos directivos, unidad entre profesores y alumnos, de profesores entre sí y de alumnos entre sí, unidad e integración en y con la Iglesia diocesana, y, con y en la sociedad, unidad de los diversos "campus" y titulaciones. Que la Universidad aparezca y sea en verdad una realidad bien trabada y ahormada, que en su conjunto forme y se caracterice como una "piña": Que todos y todo, en el respeto a la diversidad y a la pluralidad, en el respeto a la libertad verdadera, sean uno, una cosa: la Universidad Católica "San Vicente Mártir", de Valencia. Sin esta unidad e integración de todos y todo, sin exclusión de nadie, salvo los casos de personas que alterasen el proyecto identitario universitario o la convivencia, no será posible crear o edificar la Universidad que pide la Iglesia y necesita Valencia, la diócesis de Valencia y las familias que piden esta enseñanza universitaria.
Estimo que este aspecto de la unidad es uno de los que más se deben cuidar en la UCV. La historia que ha precedido Y. algunas actitudes generadas indican que hay que dar pasos en la dirección que nos pide la naturaleza de la UCV: ser una institución eclesial que se caracteriza por el rasgo de la comunión: tener un mismo pensar y sentir, formar un todo en común, vivir en la comunión, y no debilitarla ni menos aún ponerla en trance de romperla. En este sentido habrían de tenerse muy presentes las palabras de san Pablo a los Colosenses 3, 12ss.:"Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, fa dulzura la comprensión: Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando' alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo”. En virtud de esta exhortación es preciso superar la tentación de protagonismos, de rivalidades, de unos por encima de otros, de banderías, de rumores, de murmuraciones, de críticas, habladurías y maledicencias, de "conspiraciones", entre los miembros de la Universidad. El equipo de gobierno y el de profesores han de ser modelo en todo momento para toda la Universidad; el superar posibles tensiones y diferencias debe ser una aspiración en cuantos conforman este "ayuntamiento" universitario, que diría el Rey Sabio; incluso habría que aspirar e ir a que en la Universidad se pudiese ver reflejado lo que es el auténtico estilo eclesial que es el de comunidad y fraternidad, donde caben todos con sus diferencias y originalidad, impera el diálogo, el compartir, el respeto de todos hacia todos, la corrección fraterna, la eliminación de las habladurías que tanto daño hacen y tan poco construyen, la aceptación del principio de autoridad, la no descalificación de nadie, el que nadie se sienta excluido, la cooperación de todos en el bien común y en la misión común que es hacer todos UNIVERSIDAD CATÓLICA sin olvidar, por lo demás, las palabras de Jesús: "Que todos sean uno, paro que el mundo crea" (Jn 17), ni tampoco olvidar que cuando se habla de unidad no se está diciendo uniformidad, al tiempo que se está afirmando fidelidad, obediencia, y búsqueda y consolidación de lo que nos precede, que no es otra cosa que fa identidad de esta Universidad que nos ha sido dada y hemos de edificar entre todos, todos juntos, en unidad por encima de todo. Este es un reto y una necesidad si se quiere seguir adelante: Un nuevo estilo en nuestra Universidad nos apremia. Y en esto el Gran Canciller, el Vice Gran Canciller, el Rector, en quienes recae la cohesión y la responsabilidad de la comunidad universitaria, debemos tener el máximo cuidado y prestar especial atención a su logro. Si esta unidad no se intenta y se busca y no nos esforzamos por lograrla habremos traicionado el pensamiento y deseo del Señor: ·'Que todos sean uno para que el mundo crea"', habremos también impedido el desarrollo y crecimiento de esta Universidad que tiene como identidad propia ser reflejo real de la Iglesia, -comunidad, fraternidad-, habremos privado a profesores y alumnos de la matriz educativa principal que es la comunidad universitaria -profesores, alumnos. padres-, y habremos impedido la obra propia de la evangelización de la cultura de la UCV por carecer de la unidad que la sustenta.
Una recomendación, que es exigencia, de la UCV es propiciar la unidad e interacción con las otras Universidades Católicas o de inspiración cristiana de España. En los momentos que estamos habrá que propiciar y conseguir esta unidad y acción conjuntada de estas Universidades. Es una responsabilidad muy grave que tenemos y no podemos demorar esa actuación conjuntada de todos. ¿Por qué no toma esta Universidad esta iniciativa? En este orden de cosas habrá de buscar la unidad o colaboración con otras Universidades Católicas o de inspiración cristiana en Valencia, en España, en el resto de los países, particularmente de Hispanoamérica.
Estoy muy contento de la UCV y doy gracias a Dios y a ustedes porque la están haciendo posible. Todos debemos estar contentos y dar gracias por esta empresa en la que embarcó a la diócesis valenciana su primer Canciller e impulsor D. Agustín García Gasco, y ya antes D. Miguel Roca Cabanellas, y que sólo Dios conoce sus frutos, visibles y palpables en los pocos años que lleva en vida y acción. Tenemos, yo el primero, una gran responsabilidad con este legado recibido que debemos acrecentar como en la parábola de los talentos: Dejémonos ayudar por Dios, que El ya nos ayuda.
Para finalizar mi intervención les ofrezco una gran noticia para esta Universidad: el quince de octubre, D.m., será investido a título póstumo, Doctor Honoris Causa, D. Adolfo Suárez González, a todos nos llena de gozo y nos dispone con gozo y gratitud este homenaje, debido, a quien tanto hizo por las Universidades Católicas, por la libertad, por la Concordia y reconciliación y unidad de nuestra sociedad española, que tanto tienen que ver por aquellos valores hondos por los que lucha, desde su fundación, esta Universidad, libre, de todos y para todos, con especial predilección por los pobres, por los discapacitados o los pueblos y personas necesitados de desarrollo integral, católica sin exclusión alguna. Al tributarle este homenaje a D. Adolfo Suárez, la UCV se siente estimulada y guiada hacia la meta, que debe alcanzar: estar al servicio de la concordia y de la libertad, la unidad y la esperanza, ser de todos y para todos, apuesta por la vida y la familia, por un futuro nuevo e ilusionante, inspirándose en principios que siempre le guiaron: los cristianos. ¡Cuánto tenemos que agradecerle en esta hora crítica que atravesamos, cuánto hemos de aprender de él, que tanto nos enseñó! ,qué gran maestro, qué gran doctor, qué sabiduría, qué sabio fue, y por eso ¡cuán merecido tiene el título que se le otorga y que honra a esta Universidad y a todas las Universidades españolas. No olvidéis estas fechas, por favor, octubre: Acto del Doctorado anunciado, aquí, en Valencia, Sínodo sobre juventud, en Roma (Instrumentum laboris), finales de enero: Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Rezad por el Papa Francisco: muy unidos a él. Felicitación a todos y buen curso, espléndido curso.
Antonio Cañizares Llovera