Educar para el amor (Ana Risco, Paraula)
Noticia publicada el
miércoles, 1 de junio de 2022
Un impacto notable han provocado las nuevas noticias sobre abusos sexuales a menores, suscitando inquietantes interrogantes: ¿aumentan los casos o lo que aumentan son las denuncias? ¿Se trata de casos excepcionales, o significa que esta realidad deja de ser incipiente? Nos saltan las alarmas ante tal irracionalidad y contundente locura… ¿Qué está pasando?
Con una mirada más profunda podemos intuir que estamos asistiendo a la confirmación de aquello que Chesterton sentenció: “Si suprimimos lo sobrenatural, lo que nos queda es lo antinatural”. Pero, ¿qué es lo sobrenatural? ¿Qué estamos suprimiendo?
Sobrenatural es aquello que nos trasciende y otorga sentido pleno a la naturaleza humana, lo que explica nuestra existencia racional y la condición de seres sociales. Sobrenatural es nuestro natural deseo de felicidad que apunta siempre a cotas más elevadas de autenticidad y el anhelo profundo de verdadera comunión con otro. Lo sobrenatural es, pues, nuestra vocación existencial al amor: no somos caos, sino sentido porque somos creados por amor y para amar.
Amor es nuestro origen y nuestro destino. Es verdad, belleza, bondad, la nobleza de la persona, la huella del Creador, su imagen y semejanza. Todo ello abarca nuestro auténtico deseo de amor. El amor nos humaniza; lo contrario, nos deshumaniza, hace perder el norte, el orden y la razón y desencadena la locura. El amor nos eleva y saca del encierro de las propias necesidades para vivir desde la lógica del don y no desde la del egoísmo o capricho. Sin amor, nos hacemos esclavos de nuestras tendencias y esclavizamos a los demás a nuestro interés.
Éxtasis y vértigo
Amor es libertad: no solo elegir, sino elegir lo bueno; también es voluntad, pero rectamente orientada; no es emoción irracional, sino el sentimiento iluminado por la razón; es éxtasis y vértigo; acogida y donación; cuerpo y espíritu; autodominio, ternura y fidelidad; es saber esperar con sentido; intimidad y efusión; respeto, pudor, presente y futuro; saber decir sí, saber decir no... Pero, paradójicamente, estas palabras no suelen tener cabida en los actuales programas llamados de “educación sexual”. Si se suprime el amor como sentido humano, la sexualidad pierde su significado como medio para la comunión y felicidad, aparece el caos y deshumaniza con enorme potencial destructivo. Se hace antinatural. Entonces, ¿no resulta lógico lo que hoy nos alarma?
Urge, por tanto, educar para el amor, en todo momento y contexto: en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación y en los espectáculos… No es cuestión de charlas, sino fundamentalmente, de relación interpersonal, de modelos apropiados y entorno saludable, de un ocio creativo y no pasivo, de “redes” constructivas, de grandes ideales que orienten la vida.
Despertemos a la realidad: necesitamos con urgencia “educar para el amor” para recuperar lo sobrenatural en nuestra humanidad.
Ana Risco es profesora de la Facultad de Magisterio y Ciencias de la Educación.