IV Congreso Internacional de Filosofía y Cine
El personalismo fílmico, un “canto a la esperanza” frente a un mundo “insostenible, dividido e insolidario”
Noticia publicada el
viernes, 28 de octubre de 2022
El IV Congreso Internacional de Filosofía y Cine de la Universidad Católica de Valencia (UCV), centrado en esta edición en la obra de John Ford, Roberto Rossellini y los hermanos Dardenne, ha resultado en la reivindicación de un cierto tipo de cine que es a la vez arte, producto de entretenimiento y motor de humanidad para el espectador. En palabras del director de este encuentro académico, el profesor José Alfredo Peris, "el personalismo fílmico es un canto a la esperanza en un mundo que el futuro tecnológico nos sugiere insostenible, dividido e insolidario".
Término acuñado por el grupo de investigación sobre filosofía y cine de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades, que dirige el propio Peris, “el sentido del personalismo fílmico es paralelo al personalismo filosófico”. En opinión de este experto, “del mismo modo que se ha desarrollado a lo largo del siglo XX una filosofía personalista centrada en la dignidad de la persona humana, algo parecido ha ocurrido en el medio cinematográfico. Si el personalismo hoy es una categoría que debe recuperarse es “porque en nuestro mundo la dignidad de la persona sigue estando amenazada”. Es por ello que "directores de distintos momentos y lugares han concebido que la misión propia y más excelente del arte cinematográfico era la de hacer presente en la pantalla argumentos y formas estilísticas que ensalzan que las personas somos seres relacionales, históricos, con capacidad de amar y de tejer vínculos matrimoniales, familiares y comunitarios, con una particular llamada a cuidar de los más frágiles y vulnerables de nuestros semejantes”, ha expuesto.
Peris se ha detenido en su conferencia en tres momentos del Hollywood clásico particularmente fecundos en la creación de películas de corte personalista, con autores como Ford, Capra, McCarey, Leisen, Borzage y La Cava, “especialmente sensibles a la crisis de civilización que acompañó a los años posteriores al Crack del 29, pero también a las nuevas posibilidades igualitarias y complementarias entre varón y mujer”. El segundo momento haría referencia al neorrealismo italiano de Roberto Rossellini o Vittorio de Sica, y del francés Robert Bresson, durante el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, “en el que se busca que la vida real de las personas sea capaz de conmover la conciencia del espectador y crear un sentido más solidario de la vida”. Finalmente, a raíz del impacto sobre el tejido social del “economicismo neoliberal”, el profesor de la UCV ha disertado en torno a la filmografía de los hermanos Dardenne y de Aki Kaurismäki, con sus advertencias “contra la cultura de la exclusión y del descarte” y su propuesta “de un modo ético de entender las relaciones humanas”.
Este ha sido el enfoque del Congreso, celebrado en la Sede Santa Úrsula, que ha reunido a investigadores centrados en el estudio de cineastas capaces de poner en práctica la capacidad del séptimo arte como vehículo de transmisión de la dignidad humana.
Una mirada “encarnada” de la realidad
La conferencia inaugural ha corrido a cargo de Elise Domenach, de la Ecole Normale Superieure de Lyon, que ha reconocido el cine de los hermanos Dardenne como medio filosófico para responder al escepticismo. A continuación, Enrique Fuster, de la Pontificia Università della Santa Croce de Roma, ha reparado en la “mirada encarnada” de Rosellini, que defendió que “el neorrealismo era ante todo una posición moral, un punto de vista honesto, imparcial y objetivo ante los acontecimientos. Lo determinante, decía, estaba en la mirada encarnada, tierna, pura, hacia la realidad, y no dudaba en identificar su neorrealismo con la expresión amor al prójimo”, ha afirmado. Así, en su conferencia han salido a relucir palabras clave como espera, hombre, mundo, inocencia, instinto, esencialidad, mostrando así que el cine es una vía adecuada para pensar sobre la búsqueda de la verdad, la autenticidad y la representación del ser humano.
Hasta la fecha, los comentarios críticos sobre las películas han tendido principalmente a leer la obra de los Dardenne en dos líneas: el enfoque dominante utiliza la obra de Emmanuel Levinas como punto de contacto filosófico para iluminar la dimensión ética de sus películas y el segundo considera las perspectivas políticas. En ambos ha ahondado Catherine Wheatley, de la King’s College London, quien ha reparado también en su relación con la era postsecular.
“La realidad y la ficción están siempre conectadas”
Finalmente, Javier Marco y Belén Sánchez Arévalo, director y guionista de Josefina (2021), han reivindicado la influencia de los hermanos Dardenne en el modo de contar historias. “La realidad y la ficción están siempre conectadas. El cine no puede evitar ser un reflejo de la sociedad de cada momento; un ejemplo es cómo la llegada del teléfono móvil alteró la forma de contar historias. El cine lo creamos personas y al final nos nutrimos de lo que nos rodea. Y si con los personajes y el momento de su vida que hemos elegido contar se logra, además, hacer una reflexión sobre un tema social concreto, el cine cumple una doble función: entretener y conectar al espectador con otras realidades que pueden no ser las suyas, pero con las que puede lograr empatizar”, han señalado.
El encuentro, que ha clausurado Ginés Marco, decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades, ha contado también con las profesoras de la Universidad de Navarra, Ruth Gutiérrez, y de la Universidad San Pablo CEU, Ana Lanuza, y con la periodista Belén Ester Casas, quienes han ofrecido algunas reflexiones sobre la amistad, la debilidad, la maternidad y la femineidad. En este sentido, en sus ponencias se ha resaltado “la dimensión unificadora y civilizadora" de las mujeres, especialmente de las madres, ofreciendo una visión esencialmente positiva e inspiradora del ámbito familiar y comunitario.
Otros participantes han sido los profesores David García-Ramos, de la UCV; Julen Carreño, de la Fundación Universitaria San Pablo CEU de Sevilla; Pablo Echart y Lourdes Esquerda, de la Universidad de Navarra; Pablo Alzola, de la Universidad Rey Juan Carlos; Carmen Sofía Brenes, de la Universidad Finis Terrae; y el director del Centro de Estudios Culturales La Torre del Virrey, Antonio Lastra.