III Congreso de Filosofía y Cine
Elise Domenach: “Hollywood debe aprender que el cine tiene una responsabilidad en la educación de la gente”
Noticia publicada el
martes, 2 de noviembre de 2021
La Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado la segunda y última jornada de su tercer Congreso de Filosofía y Cine en el Campus de Valencia-Santa Úrsula. Han clausurado el encuentro el decano de la Facultad, Ginés Marco, y su director, el profesor José Alfredo Peris, investigador principal (IP) del proyecto sobre filosofía y cine de la UCV.
Entre los participantes en la jornada se ha encontrado la profesora de la Escuela Normal Superior de Lyon (Francia) Elise Domenach. En su intervención, Domenach ha analizado el cine y la filosofía en la obra de Stanley Cavell, aseverando que la actual industria de Hollywood podría aprender del filósofo norteamericano su idea de que “las películas tienen una responsabilidad en la educación de la gente”.
“A Cavell le gusta que el cine sea un arte popular y no sólo para las élites; considera, de hecho, que su manera de hablarle a las masas, su capacidad para llegar a todo el mundo, es lo que lo distingue del resto de artes. Precisamente por esa particularidad, Cavell opina que el cine tiene una especie de deber de educar al espectador, y creo que hoy Hollywood debería ser más consciente de este hecho. Hay que tener cuidado con lo que se le estrena en las salas de cine”, ha explicado.
Hollywood debería cambiar el modo en que el ser humano se relaciona “con el medio ambiente”, pero también el modo en que se relaciona “con sus semejantes”, según ha apuntado Domenach: “Además de ofrecerle buenos modelos, si los cineastas se toman el tiempo necesario para mostrar a personajes en sus vidas ordinarias y cómo superan sus obstáculos, consigues transmitir una educación moral al espectador. Cavell alababa a las películas justamente por tener la habilidad de hacer eso”.
La relación del ser humano con su entorno humano y medioambiental: la ecocrítica.
Siguiendo ese hilo, Domenach ha defendido la tesis de que la filosofía cavelliana sirve para abrir “nuevas perspectivas” en la “ecocrítica”, una escuela de crítica literaria dedicada a representar a la naturaleza en la literatura y que supone una ruptura con la separación tradicional entre ciencias y letras: “En este caso, se trataría de ecocrítica cinematográfica, una perspectiva de análisis fílmico que se centra en el modo en que el ser humano se relaciona con el ambiente que lo rodea, sea el de la naturaleza o el de lo humano, como decíamos antes”.
“La visión de Cavell sobre el cine nos proporciona herramientas para entender el ecocine, y no solamente por las ideas que él nos da para entender el cine de Hollywood, por ejemplo; también creo que es muy útil para entender las películas sobre el medio ambiente”, ha expuesto.
Una de esas películas es, para la profesora de la Escuela lyonesa, Nomadland: “Estamos ante una película que cosechó muchos premios, lo que nos muestra que las academias cinematográficas; es decir, los cineastas, y la audiencia probablemente también, están preparados ya para entender mejor esta clase de films. Cavell resulta muy útil para analizar estas películas sobre el medio ambiente que la gente realmente quiere ver”.
Ana Lanuza: “El cine de Ford no tiene nada que hacer hoy en día. Sus valores ya no son evidentes para los jóvenes, que ven al cine clásico como las cuevas de Altamira”
Ha intervenido también en el congreso la profesora de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, Ana Lanuza, con la ponencia Valores familiares y comunitarios en la narrativa de John Ford. En su intervención, Lanuza ha remarcado que, a causa precisamente de los valores representados por Ford en su cine, las películas de legendario director norteamericano “no tiene nada que hacer hoy en día, en cierto sentido, está desfasada”.
“Vivimos en otro mundo. Los pilares y referentes a los que los hombres de la sociedad occidental se han agarrado para construir su vida a lo largo de los siglos están cayendo uno tras otro, desprestigiados. La Iglesia está desprestigiada, la universidad y la enseñanza, en general, también lo están, así como la política o incluso la propia familia”, ha incidido.
En opinión de Lanuza, en la actualidad la industria audiovisual “tiene un potente discurso -en especial en muchas series- en las que, a pesar de que la institución familiar está presente e importa, se la presenta como una realidad fracasada. No la vemos como algo a lo que agarrarse o como un ámbito de encuentro, sino como un problema para los personajes, una fuente de angustia. Esto sucede sobre todo en series juveniles, como podemos ver en la española Élite” .
“En la distópica El cuento de la criada existe, por ejemplo, un fuerte discurso sobre la maternidad, pero se habla de ella desde una perspectiva angustiosa. No hay una visión esperanzadora como la que tiene la obra de Ford, que dice algo así: el ser humano debe pertenecer a una comunidad para realizarse, teniendo en cuenta que la comunidad no es perfecta y el hombre tampoco; pero no hay que preocuparse, Dios está ahí. Hoy, por el contrario, se dice: la familia es muy importante en la vida de las personas, pero no hay que preocuparse de ella, porque es un desastre. Lo único que va a hacer es amargarte la existencia”, ha aducido la profesora del CEU de Madrid.
En la sociedad actual, los valores que Ford propone no son “nada evidentes”, ha explicado Lanuza: “Soy un poco pesimista, creo sinceramente que hoy las películas de Ford aburrirían a los jóvenes, no tendrían impacto en ellos, requieren de una introducción. El cine clásico les suena a las cuevas de Altamira. Pero esto no es nuevo, ya sucedía en mi generación, y tengo 39 años”.
Un hombre católico que retrató las dificultades para ser coherente con su fe y sus valores
Por otro lado, Lanuza ha recordado que, cuando se habla de los valores “familiares y comunitarios” de las películas de Ford resulta “fundamental” aludir a la “necesidad de pertenencia a una comunidad del ser humano a pesar de las dificultades que ello conlleva”, además de la presentación del hombre “como un ser trascendente, en conexión con su necesidad de pertenecer a una comunidad”.
“Ford era un hombre católico, que llevó el catolicismo a su obra, pero también retrató las dificultades para ser coherente. No se trataba precisamente de un hombre que fuese un manojo de virtudes: era alcohólico, infiel en su matrimonio y se llevaba fatal con sus hijos. Pero es que esto también está en sus películas”, ha subrayado.
Para Lanuza la película “por excelencia” en la que el director estadounidense mostró esa necesidad de pertenencia comunitaria es Qué verde era mi valle: “En ella, la experiencia humana se contempla a través de los ojos del protagonista cuando era un niño. La película habla de su vida, absolutamente enraizada en todas las comunidades que conforman su existencia: la familia, la Iglesia, la mina y la cantina. Sin ellas, él no se entiende”.
“Hay otras películas en las que Ford cuestiona las bondades de la comunidad, porque no todas las comunidades funcionan, recordemos que están formadas por personas. Si una comunidad sirve a un orden natural sí funciona; si no es así, no. Hay también personajes en los films de Ford que quedan excluidos de la comunidad, como sucede en el ejemplo paradigmático de Centauros del desierto, o en El hombre que mató a Liberty Valance”
Lourdes Esqueda: “En Cavell y Bazin se muestra que el cine es un arte no sólo porque revele la realidad física, sino también la realidad que trasciende lo físico”
La profesora de la Universidad de Navarra Lourdes Esqueda ha hecho en su ponencia un análisis del realismo del crítico André Bazin y de su influencia en Stanley Cavell. Así, Esqueda ha afirmado que en Cavell y Bazin se muestra que el cine es un arte “porque revela la realidad; pero no sólo porque revele la realidad física, sino porque revela también una realidad que trasciende lo físico a través de la apariencia del mundo”.
“Cavell tiene mucha importancia en el ámbito de la teoría del cine porque eleva el séptimo arte al campo de las preguntas últimas, propias de la filosofía. Hace esto porque considera que el cine es un modo de acceso al mundo, por lo que la filosofía está obligada a pensar sobre el fenómeno cinematográfico”, ha explicado.
Esqueda ha relatado que gracias a Cavell y al teórico fílmico Dudley Andrew se revalorizó la figura de Bazin, uno de los fundadores de la revista Cahiers du cinema: “Bazin escribe un ensayo sobre la ontología de la imagen fotográfica a comienzos de los años cuarenta. La lectura de este texto despierta en Cavell -cuando accede al mismo, ya en los sesenta- la necesidad de comprender cuál es la relación entre imagen, realidad y nuestra percepción”.
En ese sentido, la profesora de la Universidad de Navarra ha indicado que Bazin no sólo actúa de “detonante” para que Cavell escriba su libro El mundo visto, sino que se puede decir que en el “corpus” de la obra del filósofo americano dedicada a la ontología del cine “se establece un diálogo entre él y Bazin”.
Gloria Casanova: “El sentido del cine como arte es el de presentar de una manera visual significados que consiguen vertebrar toda una historia de vida”
Por su parte, la profesora de la UCV Gloria Casanova, ha impartido la ponencia Narrativa y sentido en el medio cinematográfico. En su intervención, Casanova ha hecho referencia al film El diario de Noah, en el que se refleja la idea de que “el sentido de la vida es interpersonal, tiene que ver con el amor”. Como este sentido es “totalizante”, porque abarca toda la vida, “se llega a ver lo más genuinamente humano en las personas; en concreto, en la familia”.
“El protagonista desea tener un hogar y transforma una fábrica para crear un hogar en el que vivir junto a la mujer que ama. La vida se complica, aparecen dificultades graves, pero la perseverancia en el amor hace que logre la construcción de ese hogar. Cuando se ha logrado, el hogar ya no es el lugar, sino la persona”, ha expuesto.
Para Casanova el sentido del cine como arte es el de presentar “de una manera visual, muy efectiva”, significados que consiguen “vertebrar” toda una historia de vida: “Eso implica dimensiones antropológicas tan fundamentales como el compromiso, la perseverancia, o la esperanza, que le cine presenta de manera directa, en una suerte de existencia comprimida en un relato de dos horas. De ese modo, te hace presente de un modo inmediato cosas que vas conociendo a lo largo de tu vida. Es capaz de dar luz sobre nuestras vivencias”.
La conferencia final del congreso ha tenido por protagonista a la profesora del King’s College de Londres (Reino Unido), Catherine Wheatley, que ha pronunciado la conferencia de clausura, Stanley Cavell y la maravilla del cine.