El delegado episcopal adjunto de Cáritas de la Diócesis de Valencia, Juan José Llácer, ha participado hoy en el curso de verano de la Universidad Católica de Valencia (UCV) Los muros de la discordia, una solución o una entelequia. En su intervención en el curso, Llácer ha asegurado que Valencia “siempre ha sido una tierra acogedora, con santos que han sido modelos de sensibilidad ante las dificultades de los más débiles. De hecho, Cáritas diocesana ha ayudado a más de 50.000 personas en este curso pasado”.

“A veces se habla de los inmigrantes como números o estadísticas, pero estamos hablando de personas. Son rostros, familias rotas, personas maltratadas; los problemas de las personas migrantes son una preocupación de la Iglesia y la labor que esta realiza en Valencia es un signo de esperanza”, ha indicado.

En ese sentido, Llácer ha expuesto que la Iglesia sigue el impulso del Espíritu Santo, que envía a los cristianos a “acoger, cuidar, proteger” y también a “denunciar la situación de vulneración de muchas de estas personas”.

“Nunca hemos de olvidar que los inmigrantes son hijos de Dios como nosotros y, por tanto, hermanos nuestros. Los católicos hemos de ser consciente de que todos somos Iglesia, que formamos una red de ayuda y acogida. Es lo que hoy haría Jesucristo; como dice San Pablo, nos urge el amor”, ha aseverado.

Del mismo modo, el delegado episcopal adjunto de Cáritas ha recordado que la administración del Estado debe darse cuenta, “como señaló el Papa en el día de las Migraciones”, de la importancia de “buscar y solucionar las causas que hacen que todas estas personas salgan de sus países por los motivos que lo hacen”.

Llácer ha formado parte de una mesa redonda en la que han participado también el director del Servicio Jesuita a Migrantes de Valencia, José María Segura; la coordinadora del programa de Villa Teresita en Valencia, Conchi Jiménez; y la responsable del Programa de Migraciones de Cáritas Diocesanas de Valencia, Rosario Albert.