El decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades, Ginés Marco, ha impartido una conferencia con motivo de la Semana de la Ciencia en la que ha cuestionado la frecuente dicotomía entre filosofía o ciencia, entendiendo a la primera como subjetiva y a la segunda como garante de objetividad. “Esa distinción está lejos de ser clara. Existen presupuestos filosóficos en el quehacer y prioridades científicas y hay una explicación filosófica de muchos acontecimientos que la ciencia considera de comprensión cerrada cuando, por el contrario, admiten multitud de interpretaciones”, ha defendido. 

De este modo, durante su intervención, que ha tenido lugar en el salón de actos de la sede de Santa Úrsula, ha reflexionado sobre la diferenciación entre la ciencia como “paradigma de la objetividad, neutralidad, imparcialidad, emancipación” y la filosofía “como una no sofística, que es como muchos hoy la entienden hoy, en el peor de los sentidos”. Todo ello para reclamar la necesidad de “una trabazón conjunta, filosofía y ciencia, para que los filósofos y los científicos hablemos y para que los científicos no hagan filosofía en sus investigaciones en extremos en los que no pueden ser competentes”.

“La ciencia, como su propia esencia indica, versa sobre realidades observables sobre las que se pueden elaborar teorías, pero siempre dentro de un ámbito particular. Cuando los científicos se atreven a lanzar grandes teorías sobre el origen de la humanidad o sobre el fin de la vida están entrando en un territorio que tiene sustrato filosófico”, ha asegurado Marco.

Por otro lado, el ponente ha reconocido que “el futuro de la filosofía pasa por la intersección con ciencias particulares”. Así, se ha referido a filósofos morales que se dedican a temas de ética empresarial; a filósofos del derecho, que necesariamente tienen conocimientos jurídicos; a filósofos de la ciencia, muchos de ellos físicos o biólogos…

Particularmente ha hecho hincapié en una nueva disciplina emergente relacionada con el big data: “En esta era donde existe una pretensión totalizadora en cuanto a cuantificación de la realidad, en la que parece que todo es susceptible de algoritmos, hay un reclamo de filósofos de la matemática”.

En definitiva, “hay un futuro muy prometedor para la filosofía, pero manteniendo los límites de cada una de las áreas. Los filósofos no deberían adentrarse en discursos científicos que no tengan competencia para ello y, por otro lado, los científicos deberían dejar de lanzar afirmaciones que superan su ámbito de competencia”, ha concluido.