Joaquín García-Alandete, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha formado parte del comité científico del reciente I Congreso Europeo de Antropología Cristiana y Ciencias de la Salud Mental, organizado por la Universitat Abat Oliba-CEU en Barcelona. Además, el docente de la UCV, presentó la comunicación Naturaleza caída, egocentrismo y metanoia: patología y psicoterapia del carácter neurótico según Rudolf Allers.

En el trabajo presentado en el Congreso -en el que también participó Jesús Ibañez, profesor de la misma Facultad-, García-Alandete expone las ideas del psiquiatra y filósofo austríaco Rudolf Allers (Viena, 1883-Hyattsville, 1963) sobre las relaciones entre la naturaleza caída del ser humano, la neurosis como conflicto metafísico, inautenticidad y egocentrismo esencial, y el abordaje terapéutico que ha de propiciar la ‘metanoia’ o conversión personal “en aras a asumir humildemente la realidad creatural, el compromiso existencial y la vocación a la santidad”.

“Para Allers, psicología y psicoterapia se fundamentan en una determinada concepción antropológica que, por ser de naturaleza filosófica y no científico-natural, no puede ser aportada por la ciencia médica. La filosofía de referencia de Allers es esencialmente patrístico-tomista, integrando elementos de la fenomenología y el existencialismo”, expone el profesor de la UCV”, apunta el docente de la UCV en su comunicación.

Asimismo, “la adecuada antropología en la que deben descansar psicología y psicoterapia contempla a la persona humana como constitutivamente religada a Dios, de Quien es criatura a imagen y semejanza, pecadora pero susceptible de beneficiarse de la Gracia y con vocación a la santidad, todo lo cual supone que debe enraizar en la Revelación y la doctrina antropológica y moral de la Iglesia Católica”.

“La neurosis no es ni enfermedad somatógena ni enfermedad mental, sino resultado de un conflicto metafísico: el neurótico trata de escapar de la realidad. A las distintas expresiones clínicas que puede tomar la neurosis, subyacen unas notas fundamentales: rebelión y angustia, inautenticidad y egocentrismo”, explica García-Alandete.

ORIGEN DE LA NEUROSIS

La neurosis tendría su origen según las teorías de Allers “en una vivencia angustiosa del abismo que separa la «voluntad de poder» de la «posibilidad de poder», que resulta a su vez de la inútil rebelión contra la fragilidad, vulnerabilidad, finitud e impotencia del ser humano y enraíza en la naturaleza caída del ser humano, en el pecado original. La no aceptación de la condición creatural supone un sufrimiento metafísico-espiritual, propio de una existencia artificiosa. La libertad sería empleada por el neurótico para huir de la realidad y vivenciar un modo de ser, de obrar y de estar en el mundo propio distorsionados”.

“En última instancia, los «modos neuróticos de existencia» tendrían su causa en la naturaleza caída del hombre, herida por el pecado original, frente a la cual la actitud terapéutica pasa por la santidad: el santo está libre de la neurosis al aceptar su condición y su puesto en el orden de la creación, así como al responder a los compromisos existenciales con seriedad. El neurótico alcanzará la libertad y existencia auténticas mediante su transformación interior –‘metanoia’-, practicando la virtud de la humildad. La terapia, por tanto, implica liberar al neurótico de sí mismo, de sus inauténticas autoimagen y existencia, ayudándole a aceptar que es criatura y se comprometa en vivir una vida santa", indica el docente de la UCV.

ACADÉMICOS DE PRESTIGIO INTERNACIONAL

En el congreso -cuyo objetivo era promover el diálogo, la reflexión y la investigación interdisciplinar entre la antropología cristiana y las ciencias de la salud mental- participaron académicos de reconocido prestigio internacional. Entre otros: Paul Vitz (Universidad de New York y Divine Mercy University), Peter Hampson (Universidad de Oxford), Sarah Lane Ritchie (Universidad de Edimburgo), Michael S. Sherwin (Universidad de Friburgo) y  Juan José Pérez-Soba (Pontificio Instituto Juan Pablo II de Roma).