La Cátedra de Arte y Tecnología de la Universidad Católica de Valencia (UCV) celebró recientemente su segundo Encuentro Internacional, en esta ocasión centrado en la ‘low tech’ (tecnología simple, de tipo tradicional o no mecánica) en la cultura, el arte y la sociedad actual.

Explica los entresijos de esta cita –que ha contado con la participación de 25 ponentes del ámbito de la cultura y el arte, a través de videoconferencias desde diferentes partes del mundo- el director de la Cátedra, José Cosme.

Vayamos primero al concepto de ‘low tech’. ¿Además de lo relacionado con las técnicas y herramientas anteriores a la revolución industrial, esta expresión se refiere a algo más?

Sí, de hecho en la actualidad posee varias acepciones. En principio parte de esa tecnología “baja” que casi ha perdido el derecho a llamarse tecnología. En la lógica de este pensamiento, la low tech es prácticamente un residuo arqueológico, algo que puede ser reutilizado o un evocador de otro tiempo que reactiva su funcionalidad. Pero hoy en día también consideramos low tech a la tecnología barata, aquella que se convierte en tecnología de usuario y plantea un uso práctico más allá de su nivel de calidad.

Sería lo contrario casi a la alta tecnología, ¿no?

En realidad, podemos resumir que si la ‘high tech’ es la tecnología punta, la ‘low tech’ es la tecnología de cola. En ese sentido, en el encuentro tratamos también sobre los apuntes para un alfabeto de este tipo de arte.

¿Qué llama la atención al artista al explorar los sistemas de baja tecnología?

La tecnología es un recurso, un instrumento de fácil acceso en la producción artística. En sí misma, la tecnología no es el argumento que da el valor a la obra de arte por ser más avanzada, es la creatividad y el contenido estético y conceptual el que aporta el sentido y valor a la obra. Además, en este congreso la cuestión social también ha formado parte de las cuestiones que hemos tratado.

¿De qué modo se han aproximado a ella?

Algunos de los participantes han mostrado su trabajo de concienciación sobre el uso de la tecnología, como los materiales de desecho y su relación con la responsabilidad ecológica; otros, en el sentido de la responsabilidad de usuarios que pueden no estar preparados culturalmente para el uso de la redes sociales, como son los niños ante la ‘darknet’ o red oscura.

¿Qué cambios está produciendo la adopción de la ‘low tech’ por parte de los artistas?

Existe una unión plena en muchos de los desarrollos de las propuestas artísticas en relación a la industria, producción y comercialización de la tecnología de usuario. Las ponencias de Elena Corchero desde Londres, o Ximo Lizana desde Madrid, manifestaron una pluralidad de posibilidades de uso de la tecnología mediante la aportación creativa de los artistas.

¿Qué desafíos o qué caminos nuevos puede suponer para el arte la alta tecnología?

No hemos de considerar a la tecnología como un desafío diferente a cualquier material o recurso de uso. De hecho, la reivindicación de la ‘low tech’ manifiesta en su uso la permanencia de un recurso obsoleto y su reutilización no por su nivel de tecnología avanzado sino por la capacidad de uso creativo. Todo son recursos utilizables y dependientes del aspecto creativo.

¿Qué ha buscado la Cátedra con este encuentro internacional?

Hemos querido subrayar la necesidad de comprender la afectación que los nuevos medios y los avances tecnológicos producen en las reflexiones y propuestas artísticas y culturales. Junto a ello, investigar desde el aspecto sociológico las mutuas influencias que se desarrollan en la evolución cultural, artistita y social. Ante un panorama novedoso y cambiante a gran rapidez como el del arte y la tecnología, todo lo mostrado en el congreso es un importante reflejo de una parte de la realidad internacional que acontece y que por no ser abarcable necesita de registro y análisis constante a medida que evoluciona.    

¿Qué tipo de avances han mostrado los ponentes del congreso?

Este segundo encuentro internacional ha sido una muestra de los nuevos avances híbridos que produce la unión entre arte y tecnología, como en otras épocas los produjo la bauhaus o el pop-art en el terreno disciplinar. Hemos expuesto los espacios híbridos creados entre la presencialidad y la realidad virtual. La tecnología permite la nueva ubicación y deslocalización de los espacios.