José Manuel Domínguez Prieto afirma que en este momento histórico los docentes cristianos están llamados a ser “valientes”
Noticia publicada el
lunes, 10 de julio de 2017
El educador José Manuel Domínguez Prieto, catedrático de instituto de Filosofía y director del Instituto Da Familia, ha pronunciado una conferencia en el Curso de Verano de Educación de la Universidad Católica de Valencia (UCV), en la que se ha referido a la figura del profesor cristiano, que debe ser alguien que “al servicio de la persona, del alumno”.
El profesor cristiano está llamado, según este catedrático de Filosofía, a vivir “en plenitud” su relación con Dios y con la Iglesia en la tarea educativa. Por tanto, la identidad cristiana se realiza en la propia actividad de educar y la Fe comporta “una manera concreta de actuar”.
“La transmisión de la fe está llamada a vivirse también hoy en los centros educativos cristianos. Se trata de una tarea apasionante en este momento de la historia que necesita de valentía. Es un momento para que los docentes católicos seamos valientes”, ha manifestado.
Por otra parte, Domínguez Prieto ha defendido la labor educativa como un “acompañamiento” del alumno: “Toda persona necesita a los otros para construirse, por lo que todo proceso educativo y de personalización supone necesariamente un acompañamiento. En ese sentido, el acompañamiento ha de ser un acto amoroso en el que el educador fundamenta, apoya e impulsa al alumno, dotándole de posibilidades personales”.
ACOMPAÑAMIENTO INTEGRAL DEL ALUMNO
Así, Domínguez Prieto ha asegurado que el acompañamiento de la persona que realiza el educador ha de ser necesariamente “integral”, para que el alumno ponga en juego “todas sus capacidades; no solo las intelectuales -como suele suceder en una visión cognitivista de la educación- sino también las afectivas, volitivas y espirituales”.
“Hay que realizar, asimismo, un acompañamiento de la existencia, es decir, del sentido y vocación de la persona, de modo que el alumno descubra quién está llamado a ser; y también un acompañamiento de la persona en la dimensión comunitaria, para que esta no esté enfocada hacia el individualismo sino en el servicio a la comunidad”, ha indicado.
Para Domínguez Prieto el educador debe “acoger al alumno sin condiciones, hacerse cargo de él, escucharle”. De la misma manera, debe “descubrir sus necesidades concretas”, dado que los estudiantes “no son números”, y cada uno es “particular”; así como ayudarles a descubrir “ideales de vida”, el “para qué” de la vida.
“También es innegociable acompañarles en el autoconocimiento, potenciando que los alumnos tengan elementos para conocerse. Finalmente, el educador les acompaña en las dos claves más importantes: la elaboración de un proyecto de vida y la acción. Si la educación no sirve para que el estudiante desarrolle compromisos personales, sociales e intelectuales, no sirve para nada”, ha subrayado.