José Manuel Hernández, profesor y capellán de la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha publicado La fascinación por la diferencia (Servicio de Publicaciones UCV, 2021), donde aborda la visión filosófico teológica de Juan Pablo II y Emmanuel Lévinas sobre la familia.

Según ha avanzado su autor, “el locus interpersonal por excelencia es la familia. En ella se establecen las relaciones naturales y gratuitas, las relaciones personales necesarias para que el sujeto madure y sea capaz de interactuar con éxito en una sociedad donde predomina el intercambio, la homogeneidad y, por esto mismo, el individualismo”.

Esta idea de la importancia de la familia para la realización personal, articulada en el pensamiento de Juan Pablo II y de Emmanuel Lévinas, es lo que quiere evidenciar este trabajo. Tal y como explica Hernández, “para Juan Pablo II es necesario ver que lo natural del ser humano es comenzar desde lo concreto, el οἶκος, el lugar comunional por excelencia, y, por esto mismo, lo que se presenta como un poco artificial es encontrar al hombre inmerso en el ámbito universal, en la maraña de las relaciones comerciales de la πόλις, que son relaciones superficiales y, por tanto, no perdurables”. Así, “el hombre se abre al hombre si viene primero de la relación que constituye al yo, la relación ‘yo-tú’.

Para Lévinas, además, “la familia es el lugar eminente de la diferencia, por lo que existe en ella un molesto contraste: no obran del mismo modo el varón y la mujer ni los padres son los hijos. La peculiaridad de tal distorsión la encontramos en la diferencia sexual y, gracias a la fecundidad, en la diferencia generacional. Con otras palabras, la evasión del anonimato se logra en la familia porque ella trae consigo la novedad”.