Un equipo formado por investigadores y estudiantes de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha llevado a cabo un intenso voluntariado de atención primaria y educación nutricional en el área de Kilulu, situada en el corazón de Kenia. El proyecto, desarrollado junto con colaboradores locales, ha iluminado las vidas de comunidades enteras al brindar soluciones sanitarias en nueve poblados de la región. Cerca de 1.800 personas, tanto niños como adultos, han sido atendidas en dos semanas.

En la iniciativa han participado las profesoras María Luz Moreno, María Jesús Vega, Sandra Carrera, María Ángeles Navarro y los estudiantes Paula Clemente, Guillermo Sánchez, Aina Giner, Jimena Preciado y Andrea Díaz. Gracias a su implicación, se ha atendido a 1.540 que carecen de atención primaria personas mediante consultas sanitarias. Además, 230 adultos y niños han sido evaluados en estudios nutricionales personalizados, permitiendo obtener una visión más precisa de su estado de salud.

Educación nutricional como eje transformador

El proyecto ha superado las expectativas iniciales. “Nos encontramos con una zona muy pobre, pero con niños llenos de alegría y gratitud. Impacta ver cómo, con los pocos recursos que tienen, las mujeres asumen un papel central en la educación y cuidado de las familias. Uno de los objetivos, además de facilitarles asistencia sanitaria, ha sido enseñarles a elaborar menús equilibrados adaptados a su realidad enfatizando la importancia de combinar alimentos para mejorar la calidad nutricional de las dietas, incluso con recursos limitados”, explica la profesora María Jesús Vega.

Andrea Díaz, estudiante de sexto de Medicina, comenta las intensas jornadas: “Todos los días atendíamos unas 200 personas, trabajando sin descanso desde la mañana hasta que caía el sol. Ha sido una experiencia enriquecedora; la gente estaba muy agradecida y, en muchos casos, sólo reciben atención médica gracias a estos voluntariados”. Además, resalta el apoyo clave de la UCV al proporcionar medicamentos esenciales.

Datos clave para un impacto sostenible

El proyecto, titulado “Evaluación del estado nutricional y antropométrico en el área de Kilulu”, no sólo se ha centrado en la atención médica, sino también en recoger datos detallados mediante encuestas nutricionales y mediciones antropométricas. Actualmente, el equipo está analizando los resultados para identificar patrones y elaborar recomendaciones concretas. Los datos obtenidos podrán servir de base para futuras intervenciones y para generar un impacto sostenible en la región.

El compromiso y colaboración de la población local han sido fundamentales para el éxito de la iniciativa. Los misioneros y otros acompañantes facilitaron recursos básicos como alojamiento y desplazamientos, mientras que los habitantes ofrecieron espacios adecuados para las consultas. Aunque se encontraron ciertos desafíos, como en un poblado musulmán donde las condiciones de seguridad limitaron el tiempo de permanencia, el equipo logró cumplir con los objetivos principales. “La gente nos cuidó muy bien, ofreciéndonos todo lo que estaba a su alcance. Ellos nos dan una lección de dignidad y felicidad con lo poco que tienen”, reflexiona la profesora María Jesús Vega.

Andrea Díaz resume el impacto de esta experiencia con entusiasmo: “Lo repetiría mil veces. Es increíble cómo la salud puede marcar una diferencia tan grande en sus vidas”. Este proyecto no sólo ha dejado huella en la comunidad de Kilulu, sino también en todos los integrantes del equipo, quienes han regresado con una visión renovada sobre la importancia del compromiso solidario y la colaboración internacional.