El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, presidió recientemente la reunión de final de curso de la Cátedra Tomás Moro de estudios sociales y políticos de la Universidad Católica de Valencia (UCV), de la que es presidente del Consejo Rector, y que tuvo lugar con el objetivo de establecer las líneas de actuación de esta para el futuro inmediato.

En el encuentro de los miembros de la Cátedra en el salón de actos del Campus de Valencia-San Juan y San Vicente participaron, asimismo, su director titular, Jaime Mayor Oreja; su director científico, Enrique Fliquete; y su director académico, Ginés Marco.

Los miembros de la Cátedra se himpusieron la obligación de elaborar un manifiesto y aumentar su actividad mediática, ante la “imperiosa necesidadde salir a la palestra” para tratar cuestiones fundamentales para la nación como la “idea de España” y la “cada vez más aguda fragmentación política del país”, según indican desde este organismo de la UCV.

Así, se resaltó la pertinencia de reflexionar sobre la mencionada fragmentación polítca española, “que hoy se fomenta desde la propia Administración y de la que mucha parte de la población no es consciente”. Esta situación de división “va a afectar a los españoles del presente y a las generaciones que vienen detrás”, señalaron también desde la Cátedra.

De igual modo, en la reunión celebrada en San Juan y San Vicente, se propuso el fomento y defensa de la idea de España, “más en discusión que nunca”, manteniendo “una posición clara ante el desafío nacionalista”. La idea de España necesita “de una apoyatura de fundamentos antropológicos, filosóficos, jurídicos, sociales, culturales y económicos”.

GINÉS MARCO: “EL OCASO DE LA CREDIBILIDAD INSTITUCIONAL EN ESPAÑA ES EL GRAN DRAMA DE NUESTRO TIEMPO”

¿Por qué es importante reforzar la idea de España?

De forma sesgada se está intentando reescribir la historia de un país con largo recorrido a través de los siglos y cuya tradición cultural ha derivado en nuestro modo de ser y actuar. A través de la educación se impulsa la fragmentación y el enfrentamiento entre generaciones y entre jóvenes de distintas latitudes geográficas. La deconstrucción de España en esa nación de naciones no es algo que desearon nuestros padres constituyentes.

¿Qué diferencia el clima de la Transición del actual?

Hubo una enorme consciencia de responsabilidad, asumiendo que había que aparcar las diferencias, dialogar y buscar un proyecto aglutinador mirando hacia adelante. Hoy asis- timos a una fase de demolición de los principios del sistema, y el resultado es el ocaso de la credibilidad de las instituciones.

¿Cómo ha sucedido esto?

Porque ciertas instituciones han pasado a ser lacayos del poder político de turno y porque asistimos a una separación de poderes cada vez más difusa, en la  que la Fiscalía General obedece órdenes con clara direccionalidad política. Es connatural a la naturaleza humana que se extralimiten algunos poderes; lo que no es de recibo es que haya un eclipse de un poder en favor de otro. Se ha perdido una fisionomía clara de ciertos poderes del Estado que ejercían de contrapoderes. Es el gran drama de nuestro tiempo y el camino hacia el totalitarismo.