La doble vara de medir (Francisco Javier Romero, Las Provincias)

La doble vara de medir (Francisco Javier Romero, Las Provincias)

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Era previsible el conflicto a raíz del atentado de Orlando. Éste ha sido reivindicado por el DAESH, tal y como se ha recogido en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales. Ya hemos visto a algunos líderes mundiales derivar el asunto más hacia el colectivo contra el que se ha dirigido el atentado que hacia el hecho evidente de la reivindicación formal de la autoría por el DAESH, aunque se trate de un ‘lobo solitario’. El ‘heteropatriarcado’ y la homofobia, que han sido mencionados por algunos líderes políticos españoles como los responsables del mismo, no son la causa de este atentado. No aprovechemos que el ‘Pisuerga pasa por Valladolid’ para hacer campaña de no se sabe bien qué. La vida de las personas asesinadas en este atentado, como las del de Tel-Aviv de hace unos días, como las del de las Torres Gemelas en Nueva York, o las de los trenes de Atocha en Madrid, los cristianos de Iraq y Siria, y un larguísimo etcétera, son todas y cada una de ellas de valor incalculable y no se merecen que nadie las utilice partidariamente para hacer campaña de nada. Por supuesto que la vida de las personas es sagrada, independientemente de su origen, creencias, raza, etc… No somos los cristianos los que hacemos acepción de la vida de nadie, usando una doble vara de medir y otorgándoles más valor a unas que a otras.

¿Que por qué traigo a los cristianos a colación en esto? Pues porque en Valencia estamos asistiendo a hechos bochornosos que atentan contra nuestras creencias y que según los juristas están tipificados como ilícito penal, que tienen que ver con la supuesta homofobia y heteropatriarcado al que supuestamente ha sido sometida la población mundial por parte de la Iglesia Católica. El último de ellos es el hecho del escandaloso cartel de convocatoria del colectivo Endavant para la próxima manifestación del 28 de junio en el que aparecen la Virgen de los Desamparados y la de Montserrat besándose junto al lema “quiere como quieras”. ¡Ya está bien!

            Se intenta someter a un linchamiento político y público, de muy dudosa legalidad, al Arzobispo de Valencia, S. Emma. Rvdma. el Cardenal D. Antonio Cañizares, al que se pretende recusar en les Corts Valencianes por proclamar lo que la Iglesia Católica lleva diciendo durante siglos en lo referente al valor de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer y lo insidioso de la ideología de género. Ante las firmas recogidas en contra de dicha iniciativa, el Ayuntamiento de la ciudad recoge el testigo y pretende continuar con lo que se ha descartado hacer en les Corts. Ciertamente la ideología de género se ha instalado en lo políticamente correcto, por lo que cualquier opinión que, a juicio de no se sabe bien quien, sea considerada ‘incorrecta’ puede ser susceptible de ‘corrección’, mofa y befa públicas, aunque la mofa y la befa no sean otra cosa que una falta de respeto a las creencias religiosas de miles de valencianos. Es verdad que algunas mentiras a fuer de repetirlas, pueden llegar a parecer verdades. Si unimos esto a la degradación educativa que ha sufrido España en los últimos lustros, algunos políticos creen que el supuesto adocenamiento del personal, al que nos han pretendido llevar adormeciendo nuestras conciencias, les permite casi cualquier cosa. La rapidez de diseminación de las iniciativas y de las noticias a través de las redes sociales en la actualidad es prácticamente inmediata; es un hecho conocido la inversión que algunos partidos hacen en gestión de redes sociales para la movilización de sus adeptos, convocatorias, consignas y para la diseminación de medias verdades que, por repetidas, nunca llegarán a serlo del todo. Estos procedimientos de gestión de la opinión pública no son nuevos. La historia de Europa del siglo XX nos recuerda lo importantes que llegaron a ser algunos ministerios de propaganda al final de los años 30 y principios de los 40.

            Lo lamento, empiezo a no creerme casi nada de los que reclaman más democracia cuando se trata de los míos y más penas judiciales y responsabilidades políticas cuando se trata de los otros; de los que reclaman respeto para ciertos colectivos y no lo tienen para con otros. Esta doble vara de medir parece instalada y aceptable en las opiniones sobre todas aquellas cosas que tengan que ver con la fe cristiana, contra la que se puede arremeter libremente con impunidad porque nunca devuelven los golpes ni los insultos. Y esto último es verdad: el amor al enemigo no se predica en muchos sitios, aunque el dolor que se infringe a los creyentes sea considerable.

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