La primera jornada del 32 Congreso Anual de EBEN, (Red Europea de Ética de los Negocios, de sus siglas en inglés) que se celebra estos días en la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha estado protagonizada por la investigadora del Centro Weatherhead de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, Donna Hicks. En el seminario que ha impartido sobre el concepto de dignidad, Hicks ha asegurado que en las empresas “hay muchos problemas relacionados con la dignidad en el ambiente de trabajo de los que nadie habla”.

“La dignidad es nuestro valor y nuestra vulnerabilidad inherentes. Todos nacemos siendo valiosos, merecedores de dignidad. Al mismo tiempo nacemos vulnerables a que esa dignidad sea herida o violada. Hemos de ser muy cuidadosos para proteger no solo nuestra dignidad sino también de la del prójimo, porque todos estamos conectados. Si podemos hacer que nuestras relaciones funcionen sobre la base de honrar la dignidad del otro veremos muchos menos conflictos en el mundo”, ha señalado.

La investigadora estadounidense -que cuenta con más de veinte años de experiencia como mediadora en conflictos internacionales como los de Medio Oriente, Sri Lanka, Colombia, Cuba o Irlanda del Norte- ha relatado que, al empezar a trabajar como consultora de empresas, se encontró “con una especie de energía tóxica silenciosa” que se extendía por todos los ambientes laborales.

“Me di cuenta, en primer lugar, de que incluso lo buenos jefes no tenían consciencia de lo importante que es honrar la dignidad. Cuando siente su dignidad violada, ello supone un acontecimiento vergonzoso para el subordinado, en el que se siente humillado. Si no se gestionan estas situaciones, si los trabajadores no se sienten valorados, tenidos en cuenta, escuchados y reconocidos, aparecerán un gran número de disfunciones y toxicidad”, ha expuesto.

CAMBIAR EL FOCO DE LA EMPRESA HACIA LA DIGNIDAD

Los líderes en toda clase de organizaciones, ha apuntado Hicks, “y no solo ellos, todos los miembros de la misma, deben asumir la responsabilidad de tratarse unos a otros con el valor que poseemos los seres humanos”.

“Los últimos estudios muestran que cuando una empresa y sus líderes centran su atención en honrar la dignidad de sus subordinados, aumenta el compromiso de los trabajadores, su predisposición a hacer esfuerzos de forma voluntaria, se hacen más leales, sienten que son una parte de la empresa, que hacen una labor importante, que forman parte de algo más grande que ellos mismos y, además, aumentan la productividad y los beneficios”, ha aseverado.

Pero esto último no puede ser la sola razón de adoptar este nuevo ‘modus operandi’ para Hicks. No se debe tratar con dignidad al otro “solo porque eso aumente las ganancias”; hay que hacerlo “porque es lo correcto, el modo en que deberíamos convivir todos”.

“La Red de Dirección Humanística, un grupo internacional de expertos en ética empresarial, ha decidido que quiere cambiar el paradigma en las empresas, alejarlo de la maximización de ganancias y la obtención de beneficios para los accionistas, y enfocarlo en la dignidad humana. Es un nuevo modo de pensar en la gestión de las personas de una organización. En diferentes universidades se está empezando a enseñar como un componente crucial de una nueva manera de pensar en los objetivos de los negocios”, ha señalado.

LA DIMENSIÓN HUMANA DE LOS NEGOCIOS

Del mismo modo que los futuros dirigentes empresariales pasan “tantos años” en la universidad sacándose un grado y unos másteres, necesitan también un “grado en dignidad”; pero también aquellos cargos intermedios y los simples trabajadores: “Hemos de entender la dimensión humana de los negocios. Si solo nos centramos en los aspectos técnicos, que aprendes en la Facultad, e ignoras el aspecto humano en que debe formarse también a los alumnos, la cultura de tu empresa será disfuncional”.

El esquema mental de concebir los objetivos de una empresa debe cambiarse: “¿Cómo queremos comportarnos con los demás miembros de la empresa? ¿Qué clase de relación queremos? ¿Queremos una que sea muy competitiva y agresiva? Eso funciona a corto plazo, pero a largo plazo si quieres desarrollar relaciones laborales que perduren, eso se consigue a través de la dignidad. Es la mejor manera de formar equipos unidos. Es el pegamento que nos conecta”.

“Una de las cuestiones en las que creo con mayor contundencia es la educación en la dignidad. Es lo primero que hago cuando algún cargo de una empresa me llama. Imparto un seminario de dos o tres días al equipo de altos cargos en el que todos aprendan sobre las bases de la dignidad. A la vez, desarrollo en ellos capacidades como saber cuál es el modo en que pedir ‘feedback’ cuando algo parece haberse hecho mal, a gestionar ese ‘feedback’ sin que este les haga sentir amenazados”, ha indicado.

TRATAR CON DIGNIDAD REQUIERE DE FORTALEZA

La experta de Harvard, autora de los libros Dignity: Its Essential Role in Resolving Conflict y Leading with Dignity: How to Create a Culture That Brings Out the Best in People ha subrayado que las organizaciones “más difíciles” para la educación en dignidad son los gobiernos, dado que “siempre está la política por el medio”. Los gobernantes “saben que hay un precio político que pagar” y piensan “de manera equivocada” que el enfoque de su labor desde la perspectiva de la dignidad es algo “sentimental y blando”. Sin embargo, hay pruebas “más que de sobras” que demuestran que tratar a las personas con dignidad “requiere de fortaleza”.

“El tratamiento en dignidad es importante para todos, especialmente para aquellos que son padres y educadores. Estoy trabajando ya en colegios en Estados Unidos la educación en la dignidad y a los chavales les encanta. La consciencia de la dignidad es fundamental en todos aquellos que educan y para que tengamos un futuro con menos conflictos”, ha afirmado.