El rol del psicólogo es fundamental para asegurar el éxito de las operaciones de reducción de estómago. Así lo defiende la tesis doctoral de Cristina Martínez Brotons, profesora en la Universidad Católica de Valencia (UCV), quien considera “necesaria” una evaluación psicológica que determine la idoneidad de los candidatos “en función de su capacidad para adherirse y mantener los cambios de hábitos requeridos antes y después de la cirugía” así como para “determinar posibles psicopatologías asociadas a la obesidad”.
 
El objetivo general de la investigación, en la que han participado más de un centenar de pacientes, ha sido estudiar las variables demográficas, sociales, de personalidad y psicopatológicas de las personas con obesidad mórbida y severa candidatas a cirugía bariátrica –de reducción de estómago- con el fin de discriminar tanto a quienes son susceptibles de requerir intervención psicológica adyuvante a la cirugía como a quienes reúnen un buen pronóstico para el éxito de la misma.
 
Los servicios de endocrinología metabólica de los hospitales en los que se ha realizado esta investigación carecen de la figura del psicólogo, de manera que, actualmente, la evaluación psicológica del paciente es inexistente o, como considera la autora, “insuficiente, pues se ajusta a determinar sintomatologías ansiosodepresivas o bulímicas, pero obvia otras variables que tienen gran implicación en la alteración de los patrones alimentarios para mantener los resultados de estas operaciones a medio y largo plazo”, considera Martínez Brotons.
 
Además, el tratamiento de la obesidad “generalmente consiste en un protocolo más centrado en modificar los hábitos nutricionales y de actividad física que en un abordaje educativo y de apoyo psicológico que favorezca la preservación de los cambios logrados en el control de la ingesta, de la actividad física y del peso”, añade la psicóloga.
 
Esta limitación puede explicar que el tratamiento actual de la obesidad mediante la cirugía de reducción estomacal “presente limitaciones en sus resultados a medio y largo plazo”. Por ello, la profesora de la UCV propone que la evaluación de los candidatos “preste especial atención a variables como la desregulación emocional, la presencia de altas puntuaciones en impulsividad o autocrítica, y bajas en responsabilidad, sentido de la vida o autocompasión”.
 
Asimismo, la psicóloga asegura que “es necesario evaluar la motivación, las expectativas, el compromiso, el apoyo familiar y la historia del peso de los candidatos a esta cirugía para poder detectar las posibles dificultades que podrán presentarse durante el proceso”. De esta forma, “se podrá configurar un protocolo para detectar perfiles de riesgo y de idoneidad para la cirugía y para predecir la posible necesidad de intervención psicológica”.