Capacitas UCV
La UCV adapta sus clases y evaluaciones para alumnos con necesidades específicas durante el confinamiento
Noticia publicada el
miércoles, 8 de abril de 2020
El Servicio de Atención a las Personas con Discapacidad (SAPD) de la Universidad Católica de Valencia (UCV) sigue trabajando durante la crisis desatada por el Covid-19 para garantizar que todos los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo puedan seguir también las clases en la modalidad no presencial.
Lo primero que han hecho estos días los profesionales del SAPD ha sido “garantizar que el contacto con nuestros alumnos siga siendo fluido y directo y hacerles conocedores a ellos de que seguimos estando disponibles para cualquier cosa que necesiten”, según indica uno de estos expertos, Pablo Brotons.
“Por suerte, en la UCV disponemos de muchas herramientas para poder hacer seguimiento a distancia e intentamos que por lo menos, en este aspecto, no acusen la no presencialidad. En estos días es fundamental que estemos cerca de ellos, pues somos los encargados de mediar entre todos estos alumnos y sus profesores para velar por el principio de igualdad de oportunidades con respecto a sus compañeros. Todas las adaptaciones que sugerimos tienen como objetivo intentar que estas diferencias esenciales de las que partimos sean las mínimas posibles, para conseguir que nadie se quede atrás”, explica Brotons.
El SAPD tiene censados actualmente a 113 alumnos con alguna discapacidad, de los cuales alrededor de 60 necesitan adaptaciones a lo largo del curso: “Cada uno de ellos tiene unas características especiales y, por tanto, la atención siempre es individualizada. Es muy común encontrarnos estudiantes con diagnósticos similares pero que demandan adaptaciones diversas, ya sea por las características personales de cada uno o también en función de la titulación que están estudiando”.
LA NECESIDAD DE UNA RUTINA DIARIA
La nueva situación derivada de la pandemia, con el confinamiento y el cambio de modalidad de las clases “se puede hacer especialmente complicada para los alumnos con necesidades especiales”, recuerda Brotons. Así, muchos de ellos “necesitan la rutina diaria que les marca el hecho de tener que salir de casa para ir a las clases y los horarios bien organizados, algo terapéutico para ellos”.
“Ahora el escenario durante todo el día es el mismo (sus casas) y esto lo van acusando. Han perdido también un factor importantísimo como es la relación con los compañeros y sus profesores. Uno de ellos nos decía el otro día que esta situación le estaba devolviendo a su ‘burbuja’, lo que le crea ansiedad, encerrándose en sí mismo. Aunque la tecnología puede acortar distancias en un cierto sentido, nunca será lo mismo que el trato directo entre personas, un encuentro real que para estos estudiantes es especialmente importante”, remarca.
El experto del SAPD subraya que los casos de esos 60 alumnos de la UCV “son muy diversos” y no se puede generalizar: “Hay muchos estudiantes con TDAH o dislexia, pero también los hay con síndrome de Asperger, con hipoacusia o con alguna enfermedad congénita”.
ALUMNOS CON TDAH O EPILEPSIA ANTE LA MODALIDAD TELEMÁTICA
Brotons explica, por ejemplo, que en el caso de un diagnóstico de TDAH “se hace muy duro estar todo el día en casa y centrar la atención de manera continuada en un ordenador”. Si además el alumno tiene varias clases seguidas, el cansancio derivado del esfuerzo que deben realizar para mantener la concentración “se va acumulando y es casi imposible para ellos seguir la clase”. Es necesario, por tanto, “organizarse bien y encontrar ratitos de desconexión, de liberar energía haciendo algún tipo de ejercicio”.
“También hay circunstancias en las que la exposición a pantallas durante tanto tiempo está desaconsejada, por ejemplo, en alumnos con problemas epilépticos, y por tanto es casi imposible que puedan seguir el ritmo que se marca para el grupo. Para estos alumnos es necesario tener una cierta flexibilidad en los plazos de entrega de los trabajos porque no pueden estar tantas horas delante de la pantalla”, asevera.