La coordinadora de Investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Valencia (UCV), Pilar Sellés ha demostrado en un estudio que las diferencias culturales influyen en las habilidades prelectoras de niños con una misma lengua. Los resultados de su investigación, con una muestra de casi 250 niños en España y de Perú, señalan que existen diferencias en el momento y grado de adquisición de las habilidades relacionadas con el inicio a la lectura entre estos niños, hablantes todos de castellano.

Las principales habilidades que se consideran prelectoras y que promueven el desarrollo de la lectura son las habilidades lingüísticas, las metalingüísticas (conocimiento fonológico y conocimiento sobre los elementos del lenguaje impreso), el conocimiento alfabético y ciertas habilidades cognitivas como la memoria, la percepción y la velocidad de denominación. Los resultados de la investigación de la UCV muestran que existen diferencias significativas en el grado de adquisición de estas habilidades entre las dos muestras, a favor de la española.

Especialmente relevantes son los resultados en rima (factor oral y totalmente independiente de la exposición a textos escritos) y la memoria secuencia auditiva, en la que no hay diferencias. También se esperaba igualdad en los factores perceptivos “pero seguramente el tipo de símbolos, gráficos similares a números y letras, decantó la variable hacia la muestra española”, expone Sellés.

APOYO PATERNAL A LA ALFABETIZACIÓN

Como primera hipótesis para explicar estas diferencias la experta de la UCV apunta al “diferente grado de contacto con los textos escritos y de apoyo parental a la alfabetización”. En varias investigaciones estas habilidades “surgen como determinantes en la adquisición de las habilidades prelectoras”. Esta explicación está respaldada por los datos PISA y esta misma investigación, en lo referente al menor número de libros en el hogar. En la muestra peruana, sólo el 5,7% de familias tenían 100 libros o más en casa, a pesar de los estudios superiores de los padres.

A partir de los resultados obtenidos, Sellés ha realizado una serie de recomendaciones para las escuelas. Así, para las primeras etapas de la escolarización (Infantil y Primaria) resaltan la importancia de la evaluación “de las habilidades prelectoras y de las intervenciones tempranas”; y de “incorporar en el curriculum de Infantil estas habilidades previas y trabajarlas”. Se ha demostrado “la mejora de estas habilidades y lo más importante: la mejora del rendimiento lector”.

“Al trabajar estas habilidades se deben homogenizar posibles diferencias culturales en estimulación. Además, si no atendemos a estas diferencias podemos perjudicar el proceso de adquisición de la lectura, dañando la autoestima y las creencias de autoeficacia de los niños, orientándolos al fracaso”, ha subrayado la profesora de la UCV.

TRABAJAR LA MOTIVACIÓN E IMPLICAR A LA FAMILIA

En los cursos superiores de Primaria y en Secundaria estos investigadores recomiendan tener en cuenta las diferencias socioeconómicas y culturales “en la identificación de dificultades lectoras”, pues detrás de estas dificultades “puede haber un desarrollo diferente, que no se trabajó adecuadamente”.

Por otro lado, una vez descartada una dislexia, se deben comprender estas dificultades “sin atribuírlas a falta de capacidad o de interés”. Debe trabajarse, en primer lugar, “sobre las variables motivacionales (autoeficacia)”. Asimismo, hay que “aumentar las experiencias lectoras y proporcionar actividades que favorezcan el disfrute de la lectura, intentar implicar a la familia en las prácticas de lectura e intentar compensar la menor estimulación a través de la mejora en la fluidez y la comprensión lectora”, añade Sellés.