El patrimonio espiritual y forja de la sociedad mundial, ha tenido y tiene fundamentado su avance a través del paso de lo siglos en la muestra histórica del buen accionar y continua búsqueda de los hombres y mujeres de bien, por actuar siempre desde la dimensión de lo solidario, la paz, el desarrollo y poder habitar en armonía. Es indudable, en el ámbito católico, que éstos han encontrado en la representación de Jesús y la Santísima Virgen María, la fe, inspiración, fuerza, arrojo y perseverancia de procurar habitar un mundo más digno, justo, democrático y armonioso entre los seres humanos, y éstos a su vez, con la naturaleza.

Es la iglesia católica, apostólica y romana, bastión y atalaya de luz que alumbra, y es fundamento que direcciona ese patrimonio de creencia en Dios, la Santísima Trinidad, los ángeles, arcángeles, santos y autoridades, así como la inmensa prole de millones de creyentes que son rebaño de cientos de presbíteros, hermanas en Cristo y diáconos; verdaderos pilares de fe y ejemplo; inmaterial suma de hermosas energías y voluntades que se proyectan desde los muros y claustros de oración que emanan de las catedrales, iglesias, ermitas y conventos hasta cada uno de nosotros.

Todos somos pilares de la iglesia y somos Jesús. La iglesia, como institución, es la representación física y espiritual de Dios en la Tierra. No ha podido ser vencida por los representantes de Satanás en el espacio terrenal; salvo unos muy pocos que le han  fallado oscureciendo con sus acciones maléficas, generando profundas afectaciones a los muros sagrados de nuestra inmaculada esencia católica. Su accionar trasciende tiempo, barreras físicas, territorios y espacios virtuales; es multifactorial y su condición de integración y universalidad, se sustenta en construir el grande edificio del buen vivir y donde las sociedades de las naciones sean paraísos terrenales de amor, progreso, justicia y libertad en armonía con el medio ambiente.

Eximios han sido especialmente los pontífices Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, quienes no desfallecieron en ser pastores y guías de su rebaño católico, al reflexionar con encíclicas conducentes a una urgente actuación de las naciones, mayormente avanzadas en su desarrollo industrial y económico, en cambiar el rumbo socioeconómico y negativa actividad antrópica internacional que ya ha puesto en riesgo la misma existencia humana.

Este contexto encuentra su mayor dimensión reflexiva en nuestro Santo Padre Francisco, quién hace siete años, promulgó la encíclica Laudato Si', filosóficamente sustentada en nuestra "Casa Común", el Planeta Azul; cambiar para vivir, amar y trascender de manera sostenible y sin límites de tiempo, la hora de actuar es hoy y siempre. Expone el Papa que, para "salvar la Casa Común necesitamos una revolución desde abajo"; es una responsabilidad compartida por todos, y ésta requiere orientar las decisiones en consenso teniendo el Evangelio en la mano y en el corazón. Es una proyección que perfila el norte de alcanzar el desarrollo sostenible integral, en un diálogo sincero, equilibrado y libre de intereses contrarios al bienestar y futuro común de la humanidad.

Laudato Si', en la profundidad de su mensaje, es casi un canto de coros sinfónicos a la urgencia mundial que propician desde los años cincuenta hasta el presente, líderes y organizaciones científicas, académicas, investigación, políticas y comunitarias de diversa índole, y a los que no han faltado, las reflexiones y actuaciones ejemplares de multiplicidad de sacerdotes, monjas y diáconos, cuyo norte de vida es afianzar el bienestar común en pleno respeto y equilibrio entre la acción antrópica a todas las escalas y la naturaleza. Es asumir retos, redimensionar formas de vida y estados de sensibilidad, educación y actuación ciudadana; es crear nuevos paradigmas desde la ecoinnovación para consolidar ciudades humanizadas y sostenibles, productos industriales ecodiseñados y ecoeficientes, y desde la globa-localización, ser ciudadanos cuyos estados de conciencia se sustenten en la energía del amor, los valores éticos e inmateriales, es mirar nuevos horizontes trascendentales desde el Desarrollo Espiritual Humano y Sostenible.

Muchos han sido los comprometidos, perseverantes, valientes y portadores de la bandera en pro de la defensa de los derechos humanos y ambientales, y el Papa Francisco, con su sensibilidad y gallardía, es quizás en la actualidad con su Laudato Si', nuestro principal guía y ejemplo a seguir; porque es de Dios haberle iluminado.

Celebrar el séptimo aniversario de Laudato Si', es reconocer en el Papa Francisco un espíritu de sensibilidad elevada, y que por ventura del Altísimo, desde San Pedro Alejandrino, a partir de esta encíclica, ha dado las llaves a la sociedad internacional para que se abran las puertas que motivan e inspiran a todos los ciudadanos que deben asumir los principios y acciones estratégicas del aún discutido Desarrollo Sostenible, y en la actualidad, con las proyecciones de futuro en el siglo XXI, los Objetivos del Desarrollo Sostenible, no como modismo, sino como nuevo paradigma, estado de conciencia y forma de vida.

Bendiciones y siempre seas bienvenida Laudato Si'.

Dr. Wilver Contreras Miranda
Dra. Mary Elena Owen de Contreras
Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV
Cátedra de Pobreza y Hambre, Universidad Católica de Valencia, España

Mérida, Venezuela. 27 de mayo 2022

_____

Nota sobre las imágenes:

• Semana Laudato si’ 2022: elaborada por Cátedra de la Caridad UCV. Imagen de Joshua Earle, 2016, Unsplash, https://unsplash.com/es/fotos/9idqIGrLuTE.