III Congreso Internacional Pobreza y Hambre
Marcelo Sánchez Sorondo: “El virus más poderoso que nos azota es el ateísmo de masa y la apostasía silenciosa”
Noticia publicada el
martes, 9 de noviembre de 2021
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha exhortado a una "renovación de la conciencia" para acabar con el hambre en el mundo, al tiempo que ha subrayado que "dar de comer al hambriento es un mandato del Evangelio que verdaderamente nos interpela" y que "los niños y jóvenes carentes del bien fundamental de la educación y de la alimentación nos desafían para que nos convirtamos, para que cambiemos todos sin excepción. Pongamos en práctica el mensaje tan luminoso y esperanzador del Evangelio".
Así lo ha indicado en la sesión inaugural del III Congreso Pobreza y Hambre: Educación y Tecnología en el contexto de la pandemia, organizado por la Universidad Católica de Valencia (UCV), que, según él mismo ha señalado "pretende ser un aldabonazo para tomar conciencia de esta lacra, de esta inmensa tragedia. Las cifras son escalofriantes. Ante esta situación hay que apelar, llamar una y otra vez a la responsabilidad de los hombres; no podemos cerrar nuestras entrañas a las necesidades de los demás, sobre todo de los más débiles", ha expresado el prelado.
En este sentido, el gran canciller de la UCV ha reconocido que, si bien "se encuentran causas estructurales que dan lugar a esta carencia que amenaza a tantos millones de hombres y conduce a un abismo, cada día mayor, entre los países pobres y ricos”. Por ello, ha remarcado la invitación del papa Francisco a "no pasar de largo y vivir el Evangelio del amor, porque es el Evangelio quien nos lleva a servir a la persona humana y servirle, además, buscando el bien común, el bien de todos. Que la Iglesia sea el hogar donde todos sean acogidos y servidos en la misma mesa”, ha concluido.
Mons. Chica: “La pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto una vez más las diferencias existentes en el mundo”
El Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, PMA y FIDA, monseñor Fernando Chica, que se hecho presente en el congreso vía online, ha centrado su intervención en la lucha que desempeña la Santa Sede contra el hambre. Así, ha señalado que “la pandemia del coronavirus COVID-19, ha puesto de manifiesto una vez más que sus secuelas y catastróficas consecuencias económicas agravan las diferencias existentes en el mundo. Siempre son los indigentes los que cargan con la peor parte, tanto en los países ricos como en los de renta baja”.
Asimismo, el Observador de la Santa Sede ha incidido en que “los recursos humanos, los conocimientos sobre tratamientos y suministros, así como los bienes no comerciales y espirituales debían y deben ser compartidos, sobre todo con los países más necesitados. Entre aquellos se encuentran en particular la vacunas”. Sobre su justa distribución, el papa Francisco se ha hecho portavoz, en numerosas ocasiones -ha explicado monseñor Chica- “reclamando que se compartan y apliquen generosamente”.
El prelado ha detallado que los objetivos de acción de las instituciones del Polo Romano de las Naciones Unidas (FAO, FIDA, FMA) impulsado por la Santa Sede son aumentar el esfuerzo cooperativo y la solidaridad de los Estados, conseguir que se diseñen proyectos a favor de los pequeños productores y emprender políticas para reducir los precios de los alimentos nutritivos, “porque el problema de la malnutrición está estrechamente vinculado a la pobreza”.
El hambre está aumentando al 8,9 % de la población mundial
Al respecto, Chica ha ofrecido diversos datos relacionados con las tasas de hambre y pobreza en el mundo después de la pandemia: “Más de 690 millones de personas en el mundo están pagando el precio de la pandemia al seguir pasando hambre- explica Fernando Chica-la mayoría de ellos se encuentran en Asia, que alberga el mayor número de personas malnutridas (381 millones), África (250 millones) y América Latina (48 millones). Estas cifras muestran grandes disparidades regionales”. Al respecto, monseñor Chica ha explicado que” esto significa que después de haber disminuido constantemente durante una década, el hambre está aumentando al 8,9 % de la población mundial”.
Renegociar la deuda de los países más necesitados
Una de las soluciones al problema de la pobreza la ha ofrecido el ponente, parafraseando al papa Francisco: “la reforma de la ‘arquitectura internacional’ de la deuda, pues la renegociación de la carga de la deuda de los países más necesitados es un gesto que ayudará a los pueblos a desarrollarse, a tener acceso a las vacunas, a la salud, a la educación y al empleo”. De hecho, “un espíritu de solidaridad mundial exige, como mínimo, una reducción de la carga de la deuda de las naciones más pobres, que se ha visto agudizada por la pandemia”.
Así, monseñor Chica ha exhortado a que “no transformemos nuestro mundo en un cúmulo de despojos, sino hagamos lo posible para que sea el jardín que Dios pensó cuando lo creó y que debemos cultivar responsablemente acatando aquella gramática que está inscrita en la naturaleza”.
Científicos de talla mundial
La apertura del congreso, que se celebrará hasta el miércoles 10 de noviembre en el salón de actos de la sede Santa Úrsula, ha contado con la intervención de su director, el vicario episcopal de Cultura y Relaciones Institucionales de la Archidiócesis de Valencia, José Luis Sánchez. El acto ha contado con la participación de alrededor de 300 personas, entre congresistas, ponentes, profesores y estudiantes que han seguido las sesiones tanto presencialmente como de modo online, conectándose desde distintos países del mundo.
Las jornadas reúnen estos días a científicos de talla mundial como el Premio Nobel de Medicina en 1993, Richard J. Roberts; el canciller de las Pontificias Academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo; el canciller de la Universidad de Boston, Marcelo Suárez-Orozco; el observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, PMA y FIDA, Mons. Fernando Chica Arellano y el presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, Stefano Zamagni.
Participan, además, jóvenes empresarios con propuestas innovadoras, como el CEO y cofundador de la empresa social AUARA, Antonio Espinosa de los Monteros o Alejandro Trénor, CFO y cofundador de Soil Capital, empresa puntera en agricultura regenerativa.
Marcelo Sánchez Sorondo: “Los líderes del mundo deben cumplir con su sagrada responsabilidad de evitar otro episodio de autodestrucción, ya sea por guerra o por devastación medioambiental”
Por su parte, el canciller de las pontificias academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, Marcelo Sánchez Sorondo, ha hecho un llamamiento “a los líderes del mundo” para que acepten su “sagrada responsabilidad” de cumplir con la ley natural que exige la “paz social” reconocida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Deben reconocer que 75 años es tiempo suficiente para cumplir lo que el mundo prometió a la sombra del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Nuestra tarea más sagrada es evitar otro episodio de autodestrucción, ya sea por guerra o por devastación medioambiental”.
“Cerca de 200 millones de niños y jóvenes que deberían recibir una educación básica no están escolarizados en absoluto. Naturalmente, este fenómeno de la desescolarización se ha agravado notablemente con la pandemia. Por nuestra supervivencia y bienestar, por el bien de nuestros hijos y de las generaciones venideras, la tarea educativa debe crear un mundo de solidaridad y justicia, en el que la dignidad y los derechos de todos estén asegurados, en la conciencia que cada ser humano no es un producto hecho por el hombre, sino un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza y destinado a la vida eterna”, ha aseverado.
Esas son, para Sánchez Sorondo, las condiciones “indispensables” para realizar el proyecto de la “fraternidad universal” y del “respecto al planeta” que propone el Papa Francisco: “Estamos llamados a realizar un nuevo inicio, de alguna manera un ‘reset’ para usar el vocablo del Foro de Davos, una reprogramación, pero alternativa a la visión intramundana, aquella que pone al hombre como medida de todas las cosas. Un ‘reset’, pero no a partir de la falsa creencia de los poderes fuertes mundanos según la cual sólo el hombre salva al hombre, sino bajo el mensaje de las bienaventuranzas de nuestro señor Jesucristo, que es ‘el camino, la verdad y la vida’”.
Además, el canciller de las pontificias academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales se ha referido a la otra clave del Congreso, la tecnología. En su opinión, “las tecnologías de la comunicación, la información y la inteligencia artificial” ofrecen “extraordinarias oportunidades” para la renovación de la educación por su capacidad “de conectar a las personas, su habilidad para promover la accesibilidad de las zonas remotas, sus costes decrecientes y el volumen potencial de la información que puede transmitir”. Así, será posible “reducir los costes de la educación para cada niño, incluso en las zonas pobres”.
“Sin embargo, las herramientas informáticas no consiguen necesariamente la educación por sí solas. La educación es el proceso humano de humanizar comunicando la verdad, el bien, la justicia y la libertad. Por ello, los instrumentos deben ir acompañados de una relación humana de amistad social con un cuadro conceptual que promueva el diálogo, el encuentro intercultural, la participación activa de los profesores, la organización del conocimiento y la conciencia de la importancia de los valores”, ha indicado.
Línea de investigación Pobreza y Hambre
En el congreso han participado los investigadores de la línea sobre pobreza y hambre de la UCV, quienes han propuesto dos aportaciones diferentes, teniendo como referente las palabras del Santo Padre en relación con la evolución de la pandemia en especial a las consecuencias económicas y las sociales de la misma. Estas aportaciones empresariales, siendo previas al COVID 19, pretenden atajar las consecuencias del hambre y la pobreza desde un origen común: la empresa y la iniciativa privada.
Así, Javier Muñoz de Prat ha planteado una respuesta asociativa y colaborativa mediante el desarrollo de la Economía de la Comunión y otra tecnológica tomando el caso de la empresa Soil Capital. Por su parte, el decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades, Ginés Marco, ha apelado a revisar los conceptos de globalización y solidaridad, lo que “implica atender el bien común como principio guía, lo cual favorecerá que se la conciba como deber ético universal. Si el bien común es sustituido por el interés general, las prioridades del momento político podrán eclipsar las exigencias de solidaridad”, ha asegurado.
José Miguel Mulet, Roberto Sanz y Vicente Cloquell son otros de los investigadores de la UCV que han participado en el encuentro.