Reforma de Secundaria
María Consolación Isart: “Es evidente que el Gobierno concibe la educación como una labor de ingeniería social”
Noticia publicada el
miércoles, 6 de abril de 2022
Tras la publicación a principios de marzo del Real Decreto que exponía los cambios que el Ministerio de Cultura aplicará a partir del próximo curso en Educación Infantil y Primaria le ha llegado el turno a la Educación Secundaria. El texto del Ejecutivo ha despertado un gran controversia en la comunidad educativa española. Muchos profesores han protestado por el nuevo enfoque de asignaturas como Historia, la desaparición ya total de Filosofía o la eliminación de contenidos en Matemáticas, por ejemplo.
María Consolación Isart, decana de la Facultad de Magisterio y Ciencias de la Educación de la UCV ofrece una perspectiva especializada sobre los aspectos más relevantes del texto legislativo creado por el Gobierno de Pedro Sanchez. De entrada, Isart tiene muy claro quiénes se verán “más afectados” por la visión educativa que se desprende de las nuevas normas: “Las familias más humildes”.
Por primera vez en la legislación educativa el Ministerio de Educación no detalla los hechos históricos que se enseñarán en la ESO. Además, renuncia a un estudio cronológico de la historia con el argumento de que se trata de un enfoque "muy academicista". ¿Cree que es una justificación válida?
Desconocer nuestro pasado nos hace insensatos, no sólo porque quien olvida –o no conoce- su historia, está obligado a repetirla, sino, sobre todo, porque con facilidad se nos manipula y caemos en la tentación de convertirnos en adanes, como si los derechos humanos los acabara de inventar el último legislador de turno. ¿Hay mayor insensatez que pensar que los grandes avances de la historia han nacido con nuestra generación?
Lo que más pena me da es que los niños de familias más humildes sólo tienen la posibilidad de formarse en la escuela; si les privamos de los contenidos mínimos, nunca van a poder acceder a ellos de otro modo. Serán los más perjudicados del sistema. Las familias que pueden llevar a sus hijos a museos, teatros o conciertos los sacarán de las escuelas públicas para llevarlos a las privadas porque son conscientes de que sin contenidos curriculares no hay formación y, por tanto, no habrá posibilidad laboral en un futuro inmediato. Estas familias pueden. Pero, y ¿los que no tienen recursos?
En esa nueva asignatura de Historia, además, no se mencionan hechos anteriores a 1812, como la Conquista de América o la Revolución Francesa, y se agrupan los contenidos por bloques temáticos. Por ejemplo, la "desigualdad social y la disputa por el poder", la "marginación, segregación, control y sumisión en la historia de la Humanidad", "familia, linaje y casta", "el papel de la religión en la organización social"... La razón esgrimida desde el Ministerio es que se trata de un enfoque competencial "menos memorístico", en el que se prioriza “un aprendizaje aplicado y cercano a la vida cotidiana de los jóvenes”. ¿Está de acuerdo?
La enseñanza memorística no está reñida con la competencial. Llevamos años hablando de la importancia de adquirir competencias, pero sólo desarrollamos competencias en la medida en que sabemos aplicar lo aprendido. Es evidente que ha de haber una memorización para ello. Sin memoria no hay aprendizaje.
Aprender bloques temáticos nos obliga, entre otras cosas, a prescindir de los grandes acontecimientos del pasado. Nuestros jóvenes no conocerán la edad de oro de Atenas, por ejemplo, porque precisamente allí, en el siglo V antes de Cristo existía la esclavitud, la mujer vivía encerrada en el gineceo y, a pesar de la democracia, eran muy pocos los considerados ciudadanos de derecho. Si estudiamos “familia, linaje y casta”, como propone el Real Decreto, nuestros niños nunca conocerán la escultura de Fidias, las odas de Píndaro a los atletas de las olimpíadas, o las fantásticas estrategias de los atenienses por defender su tierra ante las invasiones persas.
Pertenecemos a una historia que es mucho más grande que nosotros. ¿Por qué sólo desde 1812? Conocer la verdadera Historia de España, con muchas más luces que sombras, nos pone en nuestro lugar y nos obliga a reconocer los logros de tantos como nos han precedido y nos han legado una cultura valiosísima. ¿Por qué tienen que desconocer nuestros jóvenes que, si Europa no es hoy musulmana, se debe a los ocho siglos de Reconquista española?, ¿por qué no contarles que los derechos humanos nacieron en la Escuela de Salamanca, que los indígenas de la recién descubierta América, no sólo eran ciudadanos de la Corona española -con todos los derechos-, sino que tenían muchos más privilegios que los españoles que vivían en sus tierras? Y así, con otras muchas conquistas en las que España ha sido una “adelantada” a su tiempo.
Conocer bien nuestro pasado nos ayuda, al menos, a desarrollar nuestro pensamiento crítico, aprender con humildad de los que nos han precedido y desear imitar esos modelos. Si ellos pudieron ¿por qué yo no? Por otro lado, todos sabemos que quien no conoce su pasado, no entiende bien su presente; quien no cuida su tradición descuidará también a los que le seguirán.
El PSOE ha incumplido el acuerdo que firmaron todos los partidos en 2018 para reforzar Ética en 4º de la ESO. Ahora se impartirá la asignatura Valores Cívicos y Éticos, que lleva incorporadas cuestiones como la memoria democrática, el ecofeminismo o los derechos LGTBIQ+. Carlos Fernández Liria, profesor de la Complutense y conocido pensador ateo y de izquierdas ha asegurado respecto de esta nueva materia que es “una especie de alternativa a la religión, una suerte de catecismo moral laico que nada tiene que ver con la Filosofía”. ¿Qué le parece a usted?
Es evidente que el Gobierno ha concebido la educación como una labor de ingeniería social. En la asignatura que usted menciona es patente, pero, en realidad, esas cuestiones que menciona están, de forma trasversal, en otras muchas; la Música, por ejemplo, ha de estudiarse también desde la perspectiva de género. ¿Qué van a aprender nuestros niños en ella? A identificar si las letras de las canciones responden a componentes machistas o si se percibe en ellas violencia de género porque sólo se habla del amor romántico, el que se da entre un hombre y una mujer (tal cual). Esto no es serio. Con los niños no podemos experimentar, nos jugamos el futuro de toda una generación.
Con la desaparición de la asignatura de Ética y de la optativa de Filosofía prácticamente desaparece de Secundaria el estudio filosófico. El filósofo alemán Markus Gabriel calificó de "un crimen contra la humanidad" quitar la filosofía de Secundaria durante una charla en España. Por otro lado, la nueva ley recupera la obligatoriedad de esta asignatura en los dos cursos de Bachillerato. ¿Se compensa una cosa con la otra?
Estoy completamente de acuerdo con Gabriel. La etapa de Secundaria es obligatoria, no el Bachillerato. Poner dos asignaturas en Bachillerato no compensa que muchos alumnos se queden sin conocer las grandes preguntas de la humanidad, porque, efectivamente, sí ha habido culturas que se las formularon y supieron responderlas a la luz de la razón; pueblos que supieron asombrarse ante la realidad y, como consecuencia, emprendieron la búsqueda de la verdad. La conclusión es manifiesta. Si no ofrecemos a los alumnos el estudio de la filosofía, si no les dejamos acceder al asombro, tampoco tendrán interés por encontrarse con la verdad.
La filosofía nos enseña a pensar de forma autónoma, a discernir, sin dejarnos llevar por lo modas del momento, que rápidamente dejan de serlo; en definitiva, nos ayuda a ser libres. Y no podemos olvidar que la verdadera educación es para la libertad. ¿Si nos privan de la herramienta qué hacemos?
Muchos docentes han denunciado también que con esta nueva legislación desaparecen contenidos básicos del currículo. Sobre todo, en Matemáticas -los logaritmos o el manejo de expresiones radicales, entre otros-, Lengua y Literatura Castellana -buena parte de la historia literaria- o Economía -la inflación, el déficit o los planes de pensiones-. Estas exclusiones se defienden desde el Gobierno asegurando que los currículos anteriores eran "demasiado enciclopédicos" y no daba tiempo a llegar al final del temario. ¿Es una valoración ajustada a la realidad?
Desde la LOGSE, todas las reformas han ido en la misma dirección: rebajar los contenidos, promocionar una enseñanza exclusivamente lúdica, constructivista y con una promoción en la práctica automática. ¿Consecuencias? A la vista están; como era evidente también el resultado desastroso que había producido años antes la misma reforma educativa en Suecia y Reino Unido. Sin embargo, en España no sólo no se reconoce el error, sino que se ahonda en él, a pesar de que las voces más autorizadas de la educación en España llevan años alertando de la debacle.
Gregorio Luri, en su libro La escuela no es un parque de atracciones realiza un diagnóstico iluminador. La escuela es para transmitir conocimientos. El problema no es que antes hubiera muchos contenidos, sino que se aprovecha muy mal el tiempo porque al maestro se le ha quitado toda la autoridad y ha de pasar gran parte de las clases llamando la atención por el mal comportamiento imperante.
En el mismo Real Decreto, que se rige por los “principios de inclusión educativa y atención a la diversidad”, se contempla que los alumnos podrán graduarse en la ESO y pasar de curso sin límite de suspensos. Y se impide expresamente que las CCAA pongan un tope. Muchos maestros culpan a los pedagogos de esta clase de “ocurrencias”. ¿Qué opinión tiene usted al respecto?
Es la conclusión evidente de la LOGSE, una enseñanza basada en el juego. ¿Es importante que al niño le interese lo que estudia? Por supuesto, pero no podemos engañar a nadie, saber sólo se consigue con esfuerzo. Si en la nueva ley no encontramos palabras como voluntad, trabajo, disciplina o virtud resulta evidente que al alumno no se le va a exigir nada. Haga lo que haga, acabará con un título en la mano que, por otro lado, no le valdrá para nada porque estará totalmente devaluado. Rebajar los estudios termina en la pérdida de la competitividad en el mercado laboral. Me parece que es un fraude gravísimo lo que estamos haciendo con las futuras generaciones, sinceramente.
¿Son los pedagogos los que han tenido esta ocurrencia? No lo sé, pero sí es cierto que el tema de la motivación nació de algunos de ellos. Ahora bien, si el niño no viene motivado a clase ¿es culpa sólo del profesor? ¿Cómo gestiona en casa su tiempo libre? ¿Qué normas tiene? ¿Cuánto tiempo está enganchado a las pantallas? ¿Será capaz de atender en clase cuando su mente está tan dispersa? ¿Qué hábitos de esfuerzo ha entrenado desde pequeño?
Es verdad que la familia tiene que ayudar, que la escuela -el maestro- tiene que ayudar, pero el esfuerzo lo ha de poner el alumno. ¡Y ha de querer! Tenemos que repetir a nuestros niños que nada grande se logra sin mucho esfuerzo.
Siguiendo con visiones pedagógicas un tanto peculiares, la nueva ley suprime también los exámenes de recuperación y las calificaciones numéricas. La evaluación será "continua, formativa e integradora". ¿No estamos criando a generaciones de personas que crecerán con la fragilidad de una burbuja de jabón? ¿Es tan antipedagógico y traumático suspender o ponerle un 6 o un 7 a un niño? ¿Dónde quedan la cultura del esfuerzo y el crecimiento de la persona que madura a través del afrontamiento de los problemas?
Una calificación numérica “señala” a los niños… y nuestros legisladores tienen horror a la meritocracia, sin darse cuenta de que lo que pretenden con la nueva ley educativa es la mayor discriminación. ¿Por qué castigamos a los chicos más inteligentes a aburrirse soberanamente en las clases, a portarse mal o a huir del aula porque no aprenden nada en ella? Solo si se fomenta el esfuerzo y el estudio podrán los más trabajadores (quizá de las familias más desfavorecidas) competir en igualdad de condiciones con otros chicos más afortunados.
No podemos poner en peligro los “talentos individuales” de cada alumno. ¿Si a todos se les pide lo máximo? Es verdad que algunos no llegarán, pero muchos se sentirán estimulados por la meta y la conseguirán. ¿Algo mucho más sencillo? Pedir a todos lo mínimo y así “todos lo consiguen”. ¿Hay algo más injusto?
Fue en 2013 cuando Álava Reyes comentaba en un artículo de investigación que los niños españoles eran los más vulnerables de Europa. Y decía el porqué: no conocen límites desde pequeños; son muy manipulables por el entorno; son infelices porque no saben disfrutar de las cosas pequeñas y viven en insatisfacción permanente porque nunca han conocido el más mínimo revés… Ahora, tendremos más de lo mismo.
Otro cambio importante es que se eliminan los itinerarios que había en 4º de la ESO con la Lomce, que permitían a los alumnos optar por la vía académica o por la profesional, canalizada en la FP. ¿Paso adelante o paso atrás?
En mi opinión, un retroceso; los alumnos no pueden estar en unos estudios para los que no tienen condiciones, ni les interesan; no aprovechan ellos ni sus compañeros. Sin embargo, muchos de ellos cuentan con unas habilidades extraordinarias para los Grados de FP y serían felices desarrollándolas; de este modo, no generamos más que personas frustradas.
El real decreto aprobado fija las enseñanzas mínimas de la ESO, comunes en todo el Estado. Después tiene que ser completado por las comunidades, que disponen de un 50% del horario escolar en el caso de los territorios con lengua cooficial y de un 40% en las demás. Los españoles tienen así 17 formaciones curriculares distintas. ¿Tiene sentido para usted esta medida?
La amplia cesión de las competencias curriculares a las Comunidades es uno de los datos que más preocupa en el ámbito educativo. Sí, tendremos 17 currículos diferentes, con el agravante respecto de la ley anterior de que en esta ni siquiera los contenidos mínimos están definidos. Un auténtico despropósito… Esto afectará directamente a la prueba de acceso a la universidad, una prueba que, por otro lado, es muy polémica por la diferencia de exigencia entre unas Comunidades y otras. Ahora la ley aumenta la desigualdad.
Para aquellos que no conocen las distintas corrientes pedagógicas de las últimas décadas, ¿qué visión pedagógica hay detrás de esta nueva ley? ¿Qué errores y/o aciertos principales presenta?
Se trata de una filosofía educativa comprensiva, que intenta igualar por mínimos. Postula que somos sujetos en desarrollo y que debemos esperar a la madurez del alumno para que adquiera todo poco a poco, cada uno a su ritmo. El caso es que quizá no madure nunca…, porque pocas veces va a encontrarse con un contexto adecuado. Por el contrario, la filosofía educativa basada en el mérito nos habla de que el alumno, con su esfuerzo, puede lograr desarrollar todas sus capacidades, si somos capaces de ponerle ante un ideal que merezca la pena conseguir.
El mejor regalo para un alumno es contar con un excelente maestro. Un maestro no sólo que conozca y explique muy bien su materia, sino, sobre todo, que conozca muy bien a sus alumnos y procure hacer junto a ellos el mejor proyecto de sí mismos.
En un año y medio hay Elecciones Generales de nuevo en España, lo que, si cambia de lado la bancada del Gobierno probablemente signifique la supresión del plan aprobado por el actual ejecutivo y la promulgación de otro nuevo. Y llevamos así más de cuarenta años. ¿Cuál es la solución?
La solución sería un pacto educativo, es evidente, pero ¿estamos todos dispuestos? Lamentablemente, la educación en España siempre ha estado en manos de sus políticos, porque son conscientes de que quien controla la educación, controla el futuro de la nación.