Paloma Durán: "En España hay una confusión de narrativas entre lo que significa la igualdad entre mujeres y hombres"

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Paloma Durán: "En España hay una confusión de narrativas entre lo que significa la igualdad entre mujeres y hombres"

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Paloma Durán: "En España hay una confusión de narrativas entre lo que significa la igualdad entre mujeres y hombres"

Paloma Durán es catedrática de Filosofía del Derecho en la Universitat Jaume I, ha sido directora del Fondo de Naciones Unidas para los Objetivos de Derecho Sostenible y directora de Políticas y Alianzas Globales en la OCDE. Asimismo, ha trabajado en diferentes países promocionando la igualdad entre las mujeres. Es autora también de numerosas publicaciones sobre igualdad y derechos humanos. Gracias Paloma por atendernos. 

En general, se traslada poco a la opinión pública sobre la actuación de las organizaciones internacionales. Lo primero que quiero preguntarle es en qué medida influyen o condicionan la garantía de los derechos sociales y las políticas públicas de los Estados.

En el caso de Naciones Unidas, creo que funcionan y mucho, porque, al final, las políticas que Naciones Unidas aprueba son las políticas consensuadas por los Estados que forman parte y eso condiciona la legislación y las decisiones políticas que después se toman a nivel nacional; en este sentido, creo que es muy importante hacer un seguimiento de lo que pasa en Naciones Unidas, porque va a terminar condicionando las políticas y la legislación que se aprueba en cada país.

En ese sentido, desde que España ratificó el convenio de Naciones Unidas para eliminar la discriminación contra las mujeres en 1983, ¿cuáles han sido los principales logros? ¿Quedan retos pendientes?

Se han conseguido muchísimos avances y ha habido un incremento de la presencia de la mujer en la vida pública muy considerable. Ahora mismo en España hay un 48% de mujeres en el Parlamento en el ámbito estatal; en los parlamentos autonómicos varía, pero creo que es una cifra interesante. También se ha incrementado la participación de las mujeres en los consejos de administración de las empresas, en la Universidad y en los estudios superiores… En definitiva, se ha conseguido que en muchos ámbitos haya más mujeres.

Con todo, aunque es un paso, me parece que la visibilidad de las mujeres no es lo que garantiza que realmente somos iguales. Y en ese sentido el reto que tenemos ahora es asegurar que la población asuma como parte de la cultura que realmente somos iguales no solo teóricamente, sino también por la vía de los hechos.

Es muy importante tener en cuenta que cuando en una sociedad no hay igualdad no es un problema para las mujeres, sino para toda la sociedad y que, si en una sociedad se mejora la situación de las mujeres, mejora la sociedad entera. Esto, aunque parezca una tontería, condiciona mucho las políticas públicas que se lleven a cabo en un país.

Al hilo de lo que comenta, me ha llamado la atención una pregunta que ha lanzado en su conferencia: ¿Hay derechos de las mujeres o no hay derechos de las mujeres?

En realidad, la titularidad de los derechos es la misma para todos los seres humanos, hombres, mujeres, personas con discapacidad, personas sin discapacidades, personas del grupo de trabajadores migrantes, personas que no sean migrantes… Los derechos humanos por definición -y así se aprobó en Naciones Unidas- lo que plantean es el reconocimiento de los derechos básicos de la persona por el hecho de ser persona. Otra cosa es que, en el ejercicio de esos derechos, haya diferencias y siempre digo que una persona ciega tiene el mismo derecho a la educación que yo, lo que pasa es que una persona ciega, para poder estudiar, necesita que los libros estén con el método Braille. Eso no significa que tenga un derecho distinto del mío, sino que el ejercicio del derecho precisa de unos medios y unas políticas específicas.

En el caso de las mujeres creo que se puede utilizar un argumento similar, en el sentido de que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, pero es verdad que la orientación de ese derecho (por ejemplo, el derecho a la salud) requiere de unos instrumentos que a lo mejor son diferentes a los del hombre. Eso no justifica hablar de derechos diferentes; de lo que se trata es de hablar de la igualdad de todos los sexos, y bueno, ese es el gran sueño.

En ese sueño que señala, ¿España está cerca o lejos de alcanzarlo?

En España estamos como en la mitad: no estamos como los peores países, pero tampoco como los mejores. Si hacemos un balance desde que se aprobó la Constitución en el 78 y se consagró la igualdad y la no discriminación entre todos los seres humanos hasta la actualidad, hemos mejorado mucho. Y no solamente porque haya habido una mayor presencia de las mujeres en la vida pública, sino porque ha habido cambios sustanciales en los procesos de conciliación de la vida profesional y familiar que se ha planteado no solamente para las mujeres, sino también para los varones y eso me parece muy positivo.

El gran reto que hay ahora mismo desde mi punto de vista en España es la confusión de narrativas entre lo que significa la igualdad entre mujeres y hombres -que es lo que tradicionalmente reclamaba el movimiento feminista- y todo el desarrollo de la no discriminación con respecto a determinados colectivos. Hay que dejar muy claro que el movimiento feminista lo que está reclamando es la igualdad de las mujeres como sujeto político y como sujeto de una sociedad y esto hay que salvaguardarlo.

¿Cómo plantearía estas narrativas para evitar la confusión?

Hay dos narrativas diferentes. Cuando hablamos de igualdad de género estamos hablando de unos criterios de igualdad que se han construido culturalmente. Después, todo lo que exceda este planteamiento ya es otra narrativa diferente. Cuando Naciones Unidas aprueba en el año 95 la Declaración de Pekín incluye en ese documento una declaración donde incide en que el género se va a entender en sentido puramente lingüístico, lo que quiere decir que todas las interpretaciones que se puedan hacer con respecto a la identidad de género es una narrativa a la que habrá que prestar atención, pero diferente a lo que es estrictamente la igualdad de mujeres y hombres. Creo que esas dos narrativas hay que diferenciarlas para ser rigurosos, por lo menos, con lo que dice la ONU.

Parece que esta última narrativa ha confundido los ordenamientos jurídicos, al menos en España

He estado muchos años fuera y requeriría estudiarlo más, pero mi percepción es que hay una confusión clarísima de las dos narrativas. Muchas personas representan desde el movimiento feminista tradicional en España (que son mujeres que han batallado realmente por la igualdad durante muchísimos años) no están especialmente contentas con la mezcla de narrativas que hay en este momento. Y me remito al manifiesto que aprobó el partido socialista hace dos años donde clarísimamente se pone esto de manifiesto.

Y a nivel de educación ¿cómo estamos?

Yo diría que hay una mejora sustancial, pues las generaciones que hay ahora tienen otro planteamiento de las cosas. Aun así, hay muchos retos, no solo relativos a la presencia de la mujer en la vida universitaria, sino también a las investigaciones que se llevan a cabo, al reconocimiento de estudios, a que todos los estudiantes puedan tener una formación básica en lo que tiene que ver con la igualdad… Hay mucha asignatura pendiente. Es muy importante decir que ahora en España hay más mujeres que hombres en el ámbito universitario, pero, a nivel de proceso de toma de decisiones, creo que hay 8 rectoras de 54, como ocurre en muchos otros ámbitos. Las fotos de la OTAN de estos días creo que son muy significativas acerca de la falta de visibilidad que todavía hay para las mujeres.

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