José Miguel Mulet Salort | 29 enero 2021
Reflexiones sobre la pandemia de COVID-19
Noticia publicada el
viernes, 29 de enero de 2021
Creo que el título no es el más adecuado, ya que mientras escribo estas líneas estamos en la parte mas dura de la tercera ola, con los hospitales saturados en algunas ciudades y los índices de contagio y de mortalidad mayores que en el mes de marzo del 2020. Esperemos que el plan de vacunación siga su curso y lleguemos pronto a la tan ansiada inmunidad de rebaño que se perfila como la única solución posible a corto plazo para volver a la tan añorada normalidad, pero mientras llega ese momento podemos hablar de reflexiones durante la pandemia.
¿Cómo nos ha afectado la pandemia a nivel científico? Probablemente estos meses la ciencia ha ocupado más espacio en los noticieros que nunca. Cualquier avance, por mínimo que fuera, que tuviera que ver con la vacuna, con el tratamiento o con la protección frente al virus ocupaba espacio mediático. Y ha habido muchas noticias por el gran esfuerzo de inversión que se ha hecho en este aspecto. Esto nos ha hecho darnos cuenta que cuando hay un problema serio como la COVID, y se realiza el esfuerzo presupuestario, un problema grave se puede solucionar. Y no solo es cuestión de presupuesto, sino de objetivo común. Hemos visto como se pueden hacer esfuerzos colaborativos entre diferentes instituciones, o colaboración público-privada para conseguir las vacunas en un tiempo récord. También desde el punto de vista de la administración y el gobierno hemos visto9 como se han agilizado trámites burocráticos para facilitar las cosas, como por ejemplo, la normativa de autorización de plantas transgénicas, pero eso sí, solo si iban a aplicarse en investigación sobre la COVID. Esto también ha tenido algunos efectos menos dignos; por ejemplo, la abundancia de artículos sobre la COVID. Hemos visto como las revistas científicas se peleaban por ser la que publicara más artículos sobre el tema. Esto ha provocado que se rebajara el nivel de exigencia, y que muchos de los artículos del año 2020 tengan un nivel muy bajo, por lo que el futuro habrá que filtrar mucho la información de la COVID para separar los datos reales del ruido de publicación.
A nivel de ciencia que no tiene que ver con la COVID, pues hemos hecho lo que se ha podido a pesar de los cierres de laboratorios y universidades, el problema para conseguir suministros y todos los condicionantes. Este año ha sido una época para ponerse al día de la literatura en el campo, escribir alguna revisión bibliográfica o aquel artículo de un proyecto antiguo que por algún motivo todavía no se había publicado o que no habías tenido tiempo a sentarte a redactar.
También hemos visto la fortaleza real del sistema agroalimentario español. En ningún momento ha fallado el suministro de alimentos, y tanto a nivel de producción, como de distribución. Esto nos debe hacer reflexionar. La primera fuente de ingresos de nuestro país es el sector servicios. Nuestra economía se basa en dar servicios al turismo, y por eso se ha oído tanto la palabra “hostelería” durante esta crisis, puesto que es uno de los mayores generadores de empleo. Y aquí es donde viene el problema. En una crisis como esta, donde se cierran las fronteras y los turistas no pueden venir, la economía corre el riesgo real de desmoronarse. Sin embargo, el único sector industrial que se ha mantenido fuerte, no ha dejado de funcionar e incluso puede que haya crecido ha sido el agroalimentario. Alimentar al mundo es un proceso complicado, que depende de una cadena compleja de producción y distribución, pero en la base de todo, esta el productor primario, es decir el agricultor o el ganadero. Por lo tanto fortalecer este sector, es por una parte asegurarnos el suministro de alimentos sea cual sea la situación, y por otra afianzar nuestra posición como uno de los principales productores agroalimentarios de Europa y en algunos casos del mundo. Mantener esta posición no depende solamente de la cadena de distribución, sino que es necesario invertir en I+d+i, no solo comprar patentes o tecnología de terceros países sino ser capaz de producir las soluciones tecnológicas para que nuestro campo sea cada vez más competitivo. Esto además podría solucionar uno de los problemas más acuciantes que tiene España en la actualidad, que es el despoblamiento del mundo rural, esa famosa España vaciada.
Ahora mismo, y antes las próximas convocatorias de proyectos de investigación, tenemos un miedo fundado a que la mayoría de los fondos se dirijan a investigación directa o indirectamente relacionada con la COVID. Como dice el refrán, no podemos poner todos los huevos en la misma cesta, entre otras cosas porque no sabemos por donde nos llegará la próxima crisis, pero una cosa está clara. Sea como sea la crisis, tendremos que comer, y no importa cuales sean las circunstancias. Tenemos la base y funciona. Si podemos ser una potencia en agroalimentación, seámoslo, y para eso, necesitamos I+D+i en este campo.
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Nota sobre las imágenes: