La producción de colmenas es un arte ancestral, estando su consumo  datado en el Mesolítico, hacia el año 6.000a.C. Posteriormente, se desarrolló el método de la apicultura, por el medio del cual, se produce miel de manera artesanal, gracias a la acción biológica y mecánica de las abejas, en colmenas fabricadas por los humanos.

Los alumnos, que tuvieron que llevar en todo momento el mono de autoprotección habitual en esta actividad, recibieron las explicaciones del apicultor sobre el manejo y funcionamiento de la colmena, sanidad, productos de la colmena, importancia de las abejas como polinizadoras y mantenedoras de la biodiversidad. De hecho, estos insectos polinizan más de 25.000 especies de plantas con flor, y de las 100 especies de cultivos que abastecen al 90% de los alimentos del mundo, las abejas polinizan más del 70% de éstos.

Por último, cabe destacar que, aunque las últimas noticias sobre abejas alertan de la desaparición de éstas y las graves consecuencias que tendría esto para el ser humano, las colonias de abejas melíferas gestionadas, no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado un 65% a nivel mundial desde el año 1961. No obstante, el uso de plaguicidas y los efectos producidos por el cambio climático, que alteran las fases naturales de floración de algunas especies, son amenazas actuales a las que estos insectos deben hacer frente.

La visita finalizó con una cata de miel directamente de la colmena, y así tanto los alumnos como su profesor, Ramiro Soler, conocieron directamente a  esta especie ganadera, tan pequeña pero tan esencial para el desarrollo de la humanidad.