José R. Blesa. Escuela de Doctorado
“Un doctorado no es la mera consecución de un título, sino una transformación personal con trascendencia social”
Noticia publicada el
miércoles, 5 de febrero de 2020
La Universidad Católica de Valencia (UCV) celebró recientemente la Festividad de Santo Tomás de Aquino, en la que se procede a la investidura de nuevos doctores. El director de la Escuela de Doctorado, José Blesa, resalta cómo se entienden hoy en día estos estudios, las principales novedades que aportó el Real Decreto 99/2011 y su implantación en esta universidad.
“La mayor repercusión de la nueva regulación fue la posibilidad de creación de la Escuela de Doctorado de la Universidad Católica de Valencia (EDUCV), un centro universitario propio especifico de formación doctoral, reconocido por el Ministerio, que engloba, actualmente, tres programas de doctorado. La Escuela nace con la vocación de ser un referente y punto de encuentro entre doctorandos y directores de tesis de las mismas o de diferentes áreas de conocimiento”, afirma Blesa.
Igualmente, incide en que la UCV apuesta por una Escuela de Doctorado que sea referente institucional. "Todos los profesores deben aspirar a formar parte de ella y atraer el talento de nuestros universitarios, ya que no solo se organizan los estudios de doctorado, sino que se recibe una formación integral para llevar a cabo una investigación científica de excelencia. Somos conscientes que de los doctores que se formen en nuestra Escuela surgirán las personas que serán los líderes del futuro, directivos de empresas, dirigentes del país, activistas de iniciativas sociales de envergadura, referentes en política, comunicación o ciencia, etc. En este sentido y por la trascendencia que esto supone, la Escuela dispone de un conjunto de acciones dentro de su propia estrategia en materia de fomento de la formación doctoral, en las que se enmarcan las convocatorias de ayudas predoctorales", subraya.
NUEVO PAPEL DE LOS DIRECTORES DE TESIS
Otro de los hitos más importantes ha sido el papel que se le otorga al director de tesis en este nuevo Real Decreto, con el que ha adquirido las funciones de supervisor doctoral con una tarea multidimensional. "Además de estar implicado en la dirección del proyecto de investigación específico que el doctorando desarrolla, también se ocupa, al menos, de la formación integral de este (competencias, virtudes, superación de dificultades, etc.) y de la confección de un plan profesional ligado al desarrollo de la tesis y trabajado conjuntamente entre el director y el doctorando”, explica el profesor Blesa.
En este sentido, “el equipo directivo de la Escuela de Doctorado está haciendo un esfuerzo especial en la formación de los supervisores doctorales organizando jornadas que están teniendo muy buena acogida entre los profesores”, añade.
La acreditación investigadora actualmente necesaria para ser director de tesis emana del hecho de que “el desarrollo de una tesis corresponde al desarrollo de una investigación científica, por tanto, los directores de tesis deben demostrar su madurez investigadora y su capacidad de dirección habiendo producido previamente resultados de investigación durante un tiempo determinado en una o varias líneas de investigación. Una tesis doctoral se inicia en el seno de un proyecto de investigación siguiendo una línea concreta pendiente de desarrollar”.
Por tanto, la figura del director de tesis cobra especial relevancia al ser un referente en la formación investigadora del doctorando. Las exigencias del decreto pretenden un entorno académico adecuado para que una tesis pueda llegar a buen término y sea de excelencia. “Por eso, no es de extrañar que un director tenga un número reducido de tesis que dirige a la vez, pues cada una requiere mucha dedicación y esfuerzo”, subraya el entrevistado.
Otro acierto del decreto ha sido otorgar un mayor peso a la labor que desempeñan las comisiones académicas que coordinan los programas de doctorado, “tienen autoridad para asesorar durante todo el proceso y evaluar a los investigadores en formación cada año, y esto es para que mejoren la calidad de su trabajo y las actividades formativas relacionadas con la tesis. Por otro lado, las comisiones disponen de recursos para ayudar al doctorando (guías de investigación, servicio de orientación, actividades de formación, simposios de doctorandos, etc.), pues está constatado que, gracias a este seguimiento, el doctorando ve mejorada ostensiblemente la ejecución de su tesis”, asegura el Director de la Escuela.
En un mundo globalizado debe ser insoslayable el interés por la internacionalización de la investigación doctoral “un aspecto mucho más fácil de desarrollar de lo que parece y que está al alcance de todos. No se entienden los estudios de doctorado sin acciones de movilidad internacional; sin esa colaboración, hoy en día, no se tiene presencia en la comunidad científica internacional y en la sociedad, además de ser una herramienta para extender el networking y la empleabilidad fuera de nuestras fronteras”, asegura este experto. “La Escuela de Doctorado impulsa la internacionalización mediante convocatorias de ayudas para la realización de estancias en el extranjero y poder obtener tesis con mención internacional y en régimen de cotutela internacional”.
“EXISTE UN MUNDO DE ALTERNATIVAS NO ACADÉMICAS A LAS QUE UN DOCTOR PUEDE OPTAR”
Desde la aprobación de la nueva normativa, “los estudios se han transformado y están enfocados a la adquisición de competencias reconocidas a nivel internacional, que, como investigadores, permitan la empleabilidad, tanto en el ámbito académico como fuera de él. Se trata de que el saber trascienda a todos los ámbitos de la sociedad”.
Así, en referencia a alguna de las actividades que la Escuela ha promovido relacionadas con las opciones profesionales de los doctores, Blesa ha reflexionado sobre la nueva figura del doctor como profesional, subrayando que el doctor es una persona preparada para desempeñar muchas tareas profesionales para las que, si bien ser doctor no es un requisito, esta formación añade un valor enorme a la manera de enfrentarse a las tareas diarias de cualquier profesión, sobre todo aquellas que supongan una alta responsabilidad, por las competencias adquiridas. De hecho, según los datos de la OCDE, el índice de empleo de los doctores supera el 90%.
“Un doctorado no es la mera consecución de un título, sino que supone una transformación personal y con trascendencia social. La tesis te prepara para ser investigador, se recibe una formación como investigador; sin embargo, las competencias adquiridas durante el periodo de formación capacitan al doctor para un desempeñó más completo y productivo en numerosos ámbitos de la sociedad.”
Por eso, el director de la Escuela de Doctorado destaca que la dimensión de la empleabilidad es vital en la supervisión doctoral. “Desde fuera del mundo académico puede resultar desconocido o extraño, pero, hacer una tesis es un proceso duro que te capacita en muchos aspectos. Se trata de un camino arduo, de hecho, hay una alta tasa de abandono, y los motivos pueden ser la falta de financiación o recursos, los desacuerdos con el director, el desánimo porque no llegan los resultados, porque no hay manera de dar a luz una idea importante… Por ello, si se logra finalizar con éxito una tesis, se habrán adquirido capacidades, maneras de afrontar un problema, de lograr soluciones, incluso de afrontar el estrés y la presión emocional, que pueden repercutir muy positivamente, por ejemplo, en entornos competitivos. El rendimiento de un doctor que ha hecho bien el doctorado siempre será mayor, no ya en el ámbito de conocimiento específico de su tesis, sino en cualquier otro. Esta es una realidad que deben asimilar las empresas, que quizás se pueda vehiculizar a través de los Doctorados Industriales”.