Tomás Calleja, profesor de la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (ESADE) y de la Universidad de Deusto, ha asegurado en la Universidad Católica de Valencia (UCV) que “el éxito de las personas depende más de las habilidades de relación que de sus conocimientos” y que “reconocer y manejar las emociones es muy útil en la vida laboral”.
 
Calleja, que ha sido director general de Desarrollo Corporativo de Iberdrola, ha impartido una conferencia invitado por la Cátedra Pavasal para el Liderazgo y Gestión de las Organizaciones de la UCV en la que ha analizado las emociones personales desde el punto de vista de la utilidad con tal de extraer beneficio de las mismas.
 
“Las personalidades más significativas son consecuencia de los desequilibrios emocionales: una persona con un orgullo acusado suele ser autoritaria, funcional, y valora la lealtad. Quien tiene rabia se rebela mucho más contra la injusticia que quien se conforma. Con tristeza se puede ser un gran trabajador y, quien tiene miedo, puede ser un buen gestor de riesgos”, ha afirmado el ponente.
 
Por ello, este experto ha defendido la idea de que “en base al desequilibrio emocional puede aparecer el campo de la competencia, del talento y de la vocación, es decir, lo que una persona sabe, puede y quiere hacer. Las emociones tienen una gran utilidad si se reconocen y gestionan”.
 
Finalmente, Calleja ha expresado que “las emociones suelen estar en el niño que lleva dentro toda persona, con el que es mucho más productivo conectar, puesto que es más sincero, elemental y se entrega mucho más. Así, en una negociación, si uno conecta con la parte niño del interlocutor se hace mucho más íntima y da lugar a acuerdos mucho más productivos”.