Yo, la resistencia como actitud moral (José Manuel Pagán, Las Provincias)

Yo, la resistencia como actitud moral (José Manuel Pagán, Las Provincias)

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“Etiam si omnes, ego non” Esta frase del evangelio de Mateo que recordaba Johannes Fest a sus hijos cuando el nazismo empezaba a implantarse sigilosamente y con la complicidad de muchos en Alemania, resuena de manera especial en este momento de la historia de España en el que sufrimos un proceso de ingeniería social que busca cambiar conciencias; lo vemos con el proyecto de ley de educación que se dirime en el parlamento y el adoctrinamiento que se pretende con ella para unos hijos que consideran propiedad del Estado, y lo vemos ahora con un proyecto de ley que ataca frontalmente la dignidad de la persona con una norma que apuesta por la muerte como respuesta al sufrimiento.

Cuando pensamos en los inicios del nazismo sorprende ver cómo las élites culturales fueron incapaces de hacer frente a un régimen que sigilosamente iba impregnando todas las esferas de la sociedad. ¿Cómo no se daban cuenta de lo que estaba pasando? Nos preguntamos hoy.

Una situación que nos recuerda a la que vivimos actualmente en nuestro país, donde la sociedad civil se encuentra anestesiada, incapaz de responder a proyectos normativos inicuos que atacan a la misma esencia de la dignidad de la persona.

Hoy es fundamental pensar la frase del evangelio de Mateo “aunque todos lo hagan, yo no” y tenerla presente como criterio en la toma de decisiones. Resistamos con valentía la corriente que arrastra a la sociedad, es mucho lo que está en juego, el presente y el futuro de tantas generaciones que quizá un día también se pregunten ¿cómo no se dieron cuenta de lo que estaba pasando? ¿cómo no hicieron nada para evitarlo?

Ejerzamos plenamente nuestras responsabilidades, frente a nuestra conciencia y a la sociedad, sin miedo y buscando promover la justicia, la libertad y el bien común. Reivindiquemos y ejerzamos el derecho a expresarnos de acuerdo con nuestra conciencia, solo de esta forma alcanzaremos la verdadera libertad y no tengamos miedo al ejercicio de esta.

Despertemos del sueño, no nos pongamos de perfil, pasemos a la acción, ofrezcamos una alternativa cultural, una alternativa de ideas a la sociedad de hoy, cada uno desde su posición y responsabilidad ¡pero todos, que somos muchos! No tengamos miedo de ofrecer este servicio, la evangelización de la cultura es hoy imprescindible para evitar que la “dictadura del relativismo” socave la verdad sobre la naturaleza de la persona, sobre su destino y su bien último. 

La calidad de una civilización se mide en gran medida, como afirmaba el Profesor Jérôme Lejeune, descubridor de la trisomía 21, por el respeto que muestra hacia los miembros más débiles y ¿cuál es la respuesta que da la ley de eutanasia a quien sufre dolor moral y psicológico, o a quien está ante el final de su vida? Una fría jeringuilla que lo mata, revestida unas veces de una falsa piedad por quien la facilita y, otras veces, fruto de la desesperanza y de la ignorancia de saber que hay otras alternativas ante esa situación de dolor. Frente a esto debemos contestar ¡morir con dignidad es morir amado, atendido, cuidado! La apuesta de una sociedad con los que sufren el dolor debe ser disminuir el dolor con la administración de cuidados paliativos y acompañar en la soledad; lo mismo para los ancianos, a quienes estos últimos meses hemos dejado muchas veces desamparados, privados de la hospitalización por criterios de “utilidad social” y en quienes precisamente piensa la ley de la eutanasia cuando abre la puerta a que la “prestación del derecho a morir” pueda realizarse también en las residencias de ancianos o en centros sociosanitarios.

Qué distinta esta visión de la ancianidad de aquella imagen de Eneas cargando a hombros a su anciano padre para liberarlo del incendio que sufría Troya: “Vamos entonces, padre querido, súbete a mis hombros, que yo te llevaré sobre mi espalda y no me pesará esta carga; pase lo que pase, uno y común será el peligro, para ambos una será la salvación” (Virgilio, Eneida, Libro II, vv. 707-710)

No nos está permitido pasar de largo, con indiferencia, ante estas leyes que socavan la dignidad del hombre, difundamos las verdades del orden natural que son la base de una sociedad más digna y que están siendo atacadas: el derecho de los padres a la educación de sus hijos y el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

“Etiam si omnes, ego non”

 

José Manuel Pagán Agulló

Rector UCV

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