1. Andrea, recientemente la Universidad Católica de Valencia ha celebrado el 10º aniversario de su Grado en Medicina y tú te graduaste en la primera promoción ¿qué te animó a decidirte a estudiar en nuestra universidad?

Pues lo cierto es que nuestra elección era a ciegas. Fuimos la primera promoción, no teníamos referentes y empezábamos dentro del plan Bolonia, siendo los pioneros en España, lo que retrasó la homologación del título. Hicimos un verdadero acto de fe. Unos por necesidad, otros por comodidad o confianza en la universidad. Pero todos sin duda creímos en que acabaríamos siendo lo que queríamos: médicos.

2. ¿Qué recuerdas de tu paso por la universidad?

Los recuerdos son infinitos, desde las noches en vela estudiando en la universidad, los apuntes que me doblaban en altura y las prácticas en hospital, hasta las fiestas para celebrar cualquier cosa que se nos pusiera por delante, fin de exámenes, mitad de curso, ecuador de carrera, inicio de curso, incluso ¡inicio de exámenes!

Recuerdo con especial cariño el día que nos dijeron que la titulación había sido homologada, y descorchamos botellas de champan recién salidas del supermercado de detrás de la facultad.

3. La elección que hacemos a la hora de elegir una profesión, se dice que está condicionada por muchos factores, en tú caso, ¿cuáles crees que fueron?

Siempre me habían atraído las ciencias naturales y la comprensión del medio que nos rodea. Mi padre es médico y lo cierto es que lejos de que esto me influyera hacía la medicina, siempre intenté huir de esta idea, por la alta dedicación y demanda que exige. Sin embargo, llegó un momento dónde vi claro que la idea de ayudar a los demás de la forma más primaria y profunda, comprendiendo cómo funciona el cuerpo y acompañando a la gente en la enfermedad, era mi verdadera vocación.

4. Sabemos que uno de tus campos de investigación está relacionado con el área de estudio de la respiración. A pocos días de que se cumpla el tercer aniversario de la activación del estado de emergencia en nuestro pais por el COVID-19, cuéntanos un poco como vivisteis los investigadores esos momentos tan duros.

Bueno yo lo viví desde las UCIs (Unidades de Cuidados Intensivos), ya que soy especialista en medicina intensiva. Fueron tiempos totalmente distópicos. No sabías qué iba a pasar, qué material tendrías al día siguiente, cuántos pacientes habrían ingresado. Yo estaba en un hospital pequeñito, comarcal, con una UCI de 5 camas habitualmente, y tuvimos que improvisar sitio y material para crecer más de un 150%. Al estar tan alejado y con las restricciones de movilidad, Consellería nos puso a disposición habitaciones en un apartahotel, donde permanecíamos encerrados las pocas horas que no trabajábamos. Mi horario habitual era guardia de 24horas, descanso de 24 horas, y volver a empezar. En ese escaso tiempo libre intentábamos seguir con la formación en la universidad y empezamos la aventura de las clases online, en directo o asíncronas y las plataformas como Teams. Recuerdo dar una clase a mis alumnos desde esa habitación de hotel, sentada en el suelo y con el ordenador en el sofá porque no tenía otro sitio dónde apoyarlo.

Además, tuve la suerte de poder participar en el desarrollo de las guías de manejo de COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Intensiva (SEMICyUC). Participamos además en varios estudios multicéntricos e internacionales para aprender entre todos sobre cómo manejar a estos pacientes y cómo gestionar la escasez de recursos. Desarrollamos nuevas formas de manejar nuestros aparatos habituales, nuevas formas de comunicación y se vio más que nunca, la importancia del acompañamiento de nuestros pacientes.

Fueron tiempos horribles, pero también tremendamente interesantes. Donde emergió la solidaridad más pura, dónde todos compartíamos tiempo, conocimiento, herramientas… y dónde aprendimos que lo más importante en nuestra profesión no perder la humanidad.

5. Como hemos mencionado al principio, han pasado ya diez años desde que te graduaste, ¿a nivel profesional, en qué punto te encuentras?

En esto momento compagino mi reciente maternidad (mi hijo tiene apenas 6 meses) con una vida laboral algo caótica que trascurre entre UCIs, el hospital virutal de la UCV donde doy clase, clases de máster donde participo como alumna, proyectos en grupos de trabajo nacionales y europeos y formación docente dentro de mi propia especialidad.

6. Por último, nos gustaría que les hicieras una sugerencia a todos los alumnos que tenemos en estos momentos estudiando en la UCV ¿con qué piensas que deberían quedarse? ¿qué es aquello que quizás no estén valorando de todo lo que nuestra universidad les está ofreciendo?

Sin duda los dos puntos fuertes para mí de mi formación en la UCV fueron la calidad de la formación práctica, y la sensación de familia.

Tenemos la suerte de hacer prácticas en lugares donde los profesionales están implicados por voluntad y no por defecto, y eso se nota en la formación. Y además ahora los estudiantes además tienen a su disposición el hospital virtual, donde simular infinidad de técnicas y escenarios clínicos complejos. Es sin duda una de las cosas que marca la diferencia.

Por otro lado, y aún más importante, la certeza absoluta de que estas formando tu nueva tribu, tu familia elegida, la que te va a acompañar en tu vida adulta. Los que te acompañaran a tu boda, los que ayudaran a decidir en las encrucijadas de la vida, los futuros padrinos y madrinas de tus hijos, en definitiva, la familia que aún no conocías.

Si queréis conocer un poco más a Andrea, aquí os dejamos el siguiente enlace.