Entrevista a Marta Marcilla Jordá
Graduada en Terapia Ocupacional. Ganadora del Premio Extraordinario final de Grado Curso 2019/20
Marta, ya siendo licenciada en psicología, decidiste continuar tu formación y tu elección fue Terapia Ocupacional, ¿por qué te decidiste por este grado?
Escogí en su momento Psicología porque siempre tuve claro que quería trabajar con menores con diversidad funcional (en concreto con niños y niñas con Autismo) y este abordaje daba respuesta a las preguntas que yo tenía en aquel momento. Poco después de licenciarme mis circunstancias personales me llevaron a vivir muy de cerca la enfermedad y la discapacidad y esto me hizo replantearme no solo mi forma de vivir, sino mi forma de ayudar a otros a vivir. La terapia ocupacional resultó ser la respuesta a todas esas preguntas nuevas que iban más allá de cómo abordar aspectos cognitivos o conductuales. Quería saber cómo apoyar a las familias para que pudieran disfrutar de su día a día, desde lo más pequeño como puede ser que su hijo se ponga los calcetines, hasta que se comunique. Tuve la suerte de oír hablar de la terapia ocupacional en un congreso y ahí empecé un nuevo camino.
¿Cómo describirías tu experiencia como alumna de la UCV?
Estudiar una carrera, aunque ya tuviera otra, suponía volver a comenzar de nuevo con los miedos propios de cualquier principiante. Sin embargo, desde el primer momento el apoyo que recibí del profesorado y la ilusión con la que transmitían las distintas asignaturas hicieron que el esfuerzo que suponía combinar trabajo y estudios valiera la pena. Han sido cuatro años intensos, pero me he sentido siempre arropada.
Sabemos que eres una persona muy activa y comprometida. Durante el tiempo que han durado tus estudios lo has compaginado trabajando, seguramente esto habrá supuesto algunos sacrificios para ti. ¿Cómo conseguiste organizarte? ¿Qué consejos le darías a aquellos que puedan encontrarse en la misma situación?
Cuando tomé la decisión de empezar Terapia Ocupacional asumí que iba a ser un reto llevarlo todo y que iba a tener que sacrificar mucho tiempo de descanso y ocio. Sin embargo, para mí la clave estuvo en que lo que estaba estudiando me fascinaba y se convertía en nuevas formas de dar apoyo a los menores con los que trabajaba.
Para todos aquellos que se estén en mi misma situación les diría que la clave para mí fue tener una buena agenda donde ordenar mis ideas y tareas, y dedicarme al 100% a aquello que había escogido atender en cada momento. Es decir, si iba a clase, toda mi atención la ponía en atender; si estaba en intervención, el niño y su familia eran mi objetivo; si leía un libro, me centraba en disfrutarlo… un ejercicio de vivir el "aquí y ahora" diario.
Tuviste que organizarte muy bien porque resultaste ganadora del Premio Extraordinario Final de Grado curso 2019/20 ¿Qué supuso para ti este reconocimiento?
Es difícil explicar en palabras la alegría que supuso saber que había sido la ganadora pues, más allá de tener una buena media, lo viví como un reconocimiento al esfuerzo de esos cuatro años.
Además, nos han informado que actualmente estás realizando un Doctorado y que un profesor de la Universidad Católica es quien dirige tu Tesis. ¿Podrías contarnos en qué consiste tu trabajo de investigación? ¿Y qué o quién te ha motivado a seguir esa línea de trabajo?
Mi tesis consiste en el desarrollo de una escala de evaluación funcional para menores con autismo basado en la Clasificación Internacional del Funcionamiento de la OMS. Tras estos años trabajando focalizada en el Autismo he conocido de primera mano como las evaluaciones se centran en los aspectos diagnósticos y patológicos de la conducta de estos niños. Esto supone que no se evalúen los apoyos con los que cuenta la familia o que barreras limitan su desempeño, ni como impacta en su día a día todos estos aspectos. Esta escala buscará precisamente poner las miras en estos elementos y dar lugar a una evaluación cuyo resultado no se limite a lo que el niño no hace, sino que atienda a que apoyos podemos ofrecerle, que barreras hay que reducir y como favorecer su desempeño con una intervención centrada en el funcionamiento.
La inspiración para desarrollar esta tesis surgió en una clase del profesor César Rubio Belmonte, codirector y motor de mi tesis. En ella nos mostró como la funcionalidad debía también dirigir el proceso de evaluación y lo ejemplificó con la escala BECAD (desarrollada por las doctoras Micaela Moro y Laura Mezquita en 2013), que precisamente aborda estos aspectos en adultos. En aquel momento me pareció la fusión lógica entre mi formación como Psicóloga, mi experiencia en Autismo y el grado en Terapia Ocupacional.
Y ya la última pregunta, ¿Serías capaz de darnos tres motivos por los que animarías a otras personas a estudiar en la UCV?
La cercanía, la implicación con cada alumno y la pasión con la que enseña el profesorado.