Estudiantes de la UCV acompañan a 700 ovejas en su trashumancia
Un grupo de 17 estudiantes del grado de Veterinaria de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, junto a su profesor de la asignatura “Intensificación en Producción Animal”, el Dr. Joel Bueso Ródenas, han acompañado al rebaño de Feliciano Juan Abargues en su trashumancia anual. El rebaño, compuesto por aproximadamente 700 ovejas y cabras recorrió unos 70 km durante cuatro jornadas, con un recorrido que parte de Valdelinares, en la Sierra de Gúdar, a 1700 metros sobre el nivel del mar, hasta Ludiente, en la provincia de Castellón, a 431 metros sobre el nivel del mar, atravesando el parque natural del Peñagolosa.
La trashumancia es una migración que hacen los rebaños de manera estacional, con el objetivo de mantener a los animales en óptimas condiciones ambientales a lo largo del año, evitando las bajas temperaturas del invierno en las áreas del interior de la península y el calor estival en las zonas costeras. Simultáneamente, los animales pueden aprovechar la cambiante disponibilidad de pastos entre ambos lugares. Estos desplazamientos se llevan realizando desde la antigüedad y, desde el siglo XIII, gracias a la protección de la Mesta por parte del rey Alfonso X, se conceden una serie de privilegios al sector ganadero, como el libre tránsito por las distintas vías pecuarias, como cañadas (con anchura de hasta 75 metros), cordeles (de hasta 37,5 metros) y veredas (de hasta 20 metros), que persisten a día de hoy, tal y como se establece en la Ley 3/95 de vías pecuarias.
Los estudiantes han podido conocer de primera mano cuáles son los beneficios que tiene esta práctica ganadera tradicional. Los estudios muestran que cada oveja trashumante abona el terreno con más de 3 kilos de estiércol y desplaza unas 5.000 semillas durante su viaje, contribuyendo al proceso de fijación de carbono en los suelos, mejorando su resiliencia contra sequías e inundaciones.
Además, el paso del ganado que se alimenta de los recursos que encuentra a su paso, hace un papel en la prevención de incendios y reduce así la necesidad de adquirir piensos concentrados por parte del ganadero. Esta actividad contribuye a una mejor rentabilidad de las explotaciones ganaderas y, además, se estima que mantener la trashumancia y recuperarla en puntos donde ya no se practica, supondría la generación de 5.000 puestos de trabajo directos en el medio rural, siendo por tanto un motor impulsor de la economía local y de protección de la biodiversidad ibérica. Entre bovinos, ovinos y caprinos se contabilizan más de 200 razas autóctonas que realizan esta práctica.
Esta actividad es representativa de nuestra cultura y nuestro paisaje, siendo España Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2017. No obstante, y a pesar de los beneficios que aporta este viaje pecuario, el riesgo de desaparición de esta actividad es elevada, ya que tal y como afirma Feliciano “es un trabajo muy sacrificado, muy solitario, y no hay relevo generacional. Además, el deterioro de los corrales y abrevaderos del trayecto hacen cada vez más difícil que esta actividad se prolongue en el tiempo”. Se da además la circunstancia que las vías pecuarias han sido invadidas, durante los últimos años, por cultivos agrícolas, urbanizaciones e incluso centros comerciales y todo “ante los ojos de la administración que debe velar por su mantenimiento”, comenta el profesor Joel Bueso Ródenas.
Este es el cuartoaño consecutivo que los estudiantes de la UCV acompañan a Feliciano, y esta actividad no se ha suprimido ni siquiera durante la pandemia, ya que, al enmarcarse como actividad propia del sector primario, no se suprimió durante este periodo. De hecho, tal y como señala el Dr. Bueso Ródenas, “Fue una buena experiencia el poder retomar una actividad formativa al aire libre, sin riesgos de contagios”.
Se da la anécdota que este es el trigésimo año que Feliciano realiza este recorrido. Durante estos cuatro días, el pastor y sus ayudantes han compartido con los estudiantes anécdotas y experiencias acaecidas durante estos años. Don José María Serrano, amigo que presta su ayuda a Feliciano de forma habitual durante el recorrido, explica al grupo de universitarios cómo en una ocasión un rayo fulminó a 164 ovejas del rebaño, o cómo tuvieron que proceder cuando, durante una trashumancia, se adelantaron los partos teniendo que atender y desplazar en furgonetaa 25 crías. En palabras de José María “es muy bonito venir cuatro días a acompañar a Feliciano y ayudarle a cruzar carreteras o movilizar el rebaño, pero hacerlo como Feliciano, todos los días, sin excepción…es muy duro, te tiene que gustar”.
El rebaño, que ya se encuentra en el punto de destino donde pasará todo el invierno, cuenta ahora con un animal más, ya que, durante la primera jornada, una de las hembras tuvo a su cría. Los estudiantes, ya de vuelta en Valencia, aseguran que ha sido un experiencia única y enriquecedora, de la que han aprendido y comprendido numerosos aspectos de esta práctica milenaria y agradecen que Feliciano les haya acogido en este viaje tan especial.