Pablo Chust, coordinador del Servicio de Orientación
“Con la ayuda del Servicio de Orientación, una alumna que había dejado dos veces su carrera por ansiedad se graduó con el segundo mejor expediente”
miércoles, 15 de septiembre de 2021
Comenzar la etapa universitaria supone un cambio considerable. Queda atrás la etapa escolar y se abren las puertas de la educación superior, con las incertidumbres lógicas que comporta todo paso adelante en la vida de una persona. La novedad del contexto educativo al que se enfrenta el estudiante es tal que no se circunscribe únicamente al ámbito de la aprehensión de contenidos teóricos. Por supuesto, existe una distinta y mayor exigencia académica respecto de etapas anteriores, que incluye, además, una perspectiva vocacional; pero limitar la transformación personal que supone el paso por la universidad a ese aspecto sería minusvalorarla.
Al otro lado del océano, los nuevos alumnos de la Universidad Saint Thomas, de Minnesota (EE. UU.) reciben al empezar las clases un librito con indicaciones técnicas sobre la vida en el campus. En el mismo, aparece, además, este texto: “Ser universitario es tener pasión por conocer la verdad, sed de entender y explicar el porqué de los fenómenos que observamos. Un universitario no se contenta con que le transmitan conocimientos, sino que elabora el suyo propio; se nutre de sus profesores, de buena bibliografía, del mundo que lo rodea y pregunta y se pregunta, para poder encontrar respuestas que lo satisfagan”.
Esta descripción del estudiante universitario se halla en plena sintonía con el concepto de la misión que tiene la educación superior que el cardenal san John Henry Newman expone en su obra La idea de una Universidad. Formar “buenos miembros de la sociedad” es el fin primordial de esta institución para el santo inglés. Por su parte, el papa emérito Benedicto XVI, profundamente ligado a la universidad, se dirigió en estos términos a los estudiantes en un encuentro en Roma en el año 2009: “Estáis llamados a invertir vuestros mejores recursos, no sólo intelectuales, para consolidar vuestra personalidad y para contribuir al bien común”.
La UCV, empeñada en que la experiencia del paso por sus aulas sea la de una comunidad de maestros y discípulos que empuja a ambos a buscar la verdad, el bien y a poner su profesión al servicio de la sociedad, ofrece distintas herramientas para ayudar a sus alumnos a alcanzar ese objetivo. Desde la Escuela de Voluntariado o el Aula de Teatro hasta el Servicio de Actividad Física y Deportes, la UCV persigue una formación global que, junto a la racional, tenga en cuenta también todas las dimensiones de la persona.
Uno de estos servicios posee una importancia capital a la hora de apoyar al estudiante tanto en su mejora en términos académicos, como también en otros ámbitos de su experiencia universitaria, incluidos el social, el personal y el profesional: el Servicio de Orientación.
Con el fin de poner en valor la tarea que realizan los psicólogos y pedagogos que forman parte de este servicio, el coordinador del mismo, Pablo Chust, alude a la experiencia de una alumna que se acercó al gabinete de Orientación en busca de consejo: “Era una estudiante de primero. Nos contó que antes de llegar a la UCV había empezado Enfermería en dos universidades distintas. En ambas se había visto obligada a abandonar la carrera en primer curso porque se veía superada por la ansiedad que le provocaban los exámenes. Trabajamos mucho con ella distintos aspectos, desde lo psicológico a lo pedagógico; finalmente, logró terminar la carrera con el segundo mejor expediente de su promoción”.
Es una buena carta de presentación, pero quizás convendría empezar por una explicación general de vuestra labor. ¿Cómo ayuda el Servicio de Orientación a los estudiantes de la UCV?
Ofrecemos orientación académica, profesional y personal. La académica tiene que ver con ayudar al alumno a conseguir sus objetivos académicos. Para ello, trabajamos aspectos como la gestión y organización de tiempo, las estrategias de aprendizaje, técnicas de estudio, exposiciones orales o la ansiedad ante los exámenes.
La orientación de tipo profesional consiste en ayudar al alumno en todos aquellos aspectos que mejorarán su empleabilidad: desarrollo de competencias profesionales, realización del CV, preparación de entrevista, búsqueda de empleo… Con respecto a la orientación personal, acompañamos al alumno en problemáticas que puedan afectarle a nivel personal.
Estos tres tipos de orientación los hacemos a nivel individual, atendiendo en los despachos de las distintas sedes, y también a nivel grupal, a través de sesiones formativas.
¿Qué le diría a un alumno que se muestre reticente, quizás por desconocimiento o prejuicios, a acudir a este servicio?
Le diría, en primer lugar, que los estudiantes de la UCV utilizan mucho el Servicio de Orientación. El curso pasado atendimos a casi 1.500 alumnos. Acudir a las acciones que propone Orientación es algo habitual y absolutamente normalizado. Le diría también que acudir al servicio le proporcionará beneficios.
Al alumno que tiene algún tipo de dificultad en la que nosotros podamos ayudarle, le diría que no lo dudase. Hay mucha gente que piensa que pedir ayuda a un psicólogo, o a un pedagogo, es de locos o de débiles. Pero la verdadera locura o la verdadera debilidad es tener una dificultad, no saber cómo solucionarla, y no pedir ayuda.
Al alumno que no tiene dificultades, le diría que es mejor prevenir que curar. Hay estudiantes que acuden al servicio para analizar con nosotros simplemente si van bien preparados para lograr sus objetivos académicos o si, por el contrario, deben cambiar algunos hábitos, comportamientos o formas de estudiar. Esto siempre les resulta beneficioso. Además, hablamos de un servicio totalmente gratuito y absolutamente confidencial. Nada de lo que se cuenta en nuestros despachos sale de ellos.
Supongo que los estudiantes de primer curso encontrarán en el Servicio de Orientación una ayuda especialmente importante, ¿no?
Sí, porque los estudiantes de primero entran en un contexto educativo completamente diferente a aquellos por los que han pasado antes. La metodología docente y el tipo de evaluación son diferentes y siguen una tendencia que navega hacia una mayor exigencia de autonomía por parte del alumno y hacia una carga de trabajo también mayor que en niveles anteriores.
En el caso de los estudiantes provenientes de Bachillerato, se pasa de un enfoque evaluativo basado fundamentalmente en contenidos a uno basado en competencias. Además, el tipo de asignaturas son también distintas; ya no dan Lengua, Valenciano, Biología, Física, es decir, asignaturas que llevan dando durante toda su escolarización, sino que las asignaturas que dan son específicas de cada titulación.
Por otra parte, el ambiente en el que entran también es diferente: clases con un mayor número de alumnos, lo que puede generar un ambiente más impersonal; un lugar nuevo dónde no le conocen ni él conoce a nadie. Todos estos cambios exigen un proceso de adaptación, tanto académica, como social y personal, y ahí es donde nosotros damos nuestro apoyo.
¿Cuál sería el primer consejo que daría a un estudiante que inicia este curso su etapa universitaria?
Que dedique tiempo a sus estudios. Aprenderá más y disfrutará más de su carrera. También le diría que no se confiase, que el nivel de fracaso académico en primer curso de Grado no es nada despreciable; que pida ayuda si la necesita; y que se aproveche de todos los servicios, acciones y propuestas que ofrece la Universidad, que van más allá de sus estudios de Grado, ya que enriquecerán su experiencia universitaria y su formación personal.
¿Y a uno de último curso?
Que prepare bien su Curriculum Vitae y las entrevistas de trabajo que vaya a realizar; que no deje de formarse a lo largo de su trayectoria profesional; que no dé nada por sabido, es decir, que haga suya la frase de Sócrates: “Solo sé que no sé nada”. Y, sobre todo, le diría que trabaje duro para hacer mejor el mundo en que vivimos.
¿La situación de pandemia ha cambiado de algún modo la labor del Servicio de Orientación?
Como toda la comunidad universitaria y, en general, educativa, nos hemos tenido que adaptar a la pandemia. Aunque ya el curso pasado la presencialidad de nuestras acciones fue muy alta, el cambio más significativo ha sido la realización de muchas de nuestras acciones a través de medios online. Por suerte, en este curso entramos ya en un periodo de presencialidad completa.
Según su experiencia, ¿cómo han afectado a los jóvenes universitarios las distintas circunstancias vividas en esta época?
Según diversos estudios, el colectivo de estudiantes universitarios es uno de los que peor lo ha pasado en lo que a salud mental se refiere. Nosotros nos hemos encontrado con un aumento de problemas de tipo ansioso o depresivo como consecuencia de los confinamientos y de las restricciones sociales.
Con respecto a lo académico, hemos observado que a muchos estudiantes les ha costado más concentrarse en las clases online y motivarse para asistir a ellas. Hemos observado también un aumento del estrés debido a las consecuencias que ha provocado la incertidumbre que ha imperado durante la pandemia, y que afectó a la realización de las prácticas o de los exámenes. Todo ello ha propiciado que muchos alumnos se hayan desmotivado y, de alguna forma, descolgado con sus estudios.
Gracias a Dios, parece que la tormenta empieza a amainar.
Ha pasado un año y medio desde el inicio de la pandemia, y el factor tiempo juega a nuestro favor a la hora de acostumbrarnos a las situaciones difíciles. Además, este año se prevén menos restricciones en el ámbito universitario, gracias a las vacunas. En la UCV, la presencialidad será completa, por lo que todo ello ayudará a que los estudiantes lleven mejor la situación.
De todos modos, para aquellos a los que les sigan afectando las consecuencias de la pandemia, no hay un consejo universal, una receta que sirva para todos. En estas cosas dos más dos no siempre son cuatro; lo que a un alumno le puede ayudar, a otro quizás no le sirva. Mi consejo es que pidan ayuda a los servicios de la UCV que tienen disponibles para analizar sus posibles necesidades y dificultades de modo que reciban la mejor ayuda posible.